El reconocido actor, que participó junto a otros artistas en un spot de campaña apoyando la fórmula kirchnerista en Capital, también anduvo timbreando y volanteando por las calles de Lugano. En diálogo con ZOOM, cuenta su experiencia militante y subraya que “la televisión es un elemento muy fuerte, pero tiene que estar acompañada de la militancia cotidiana, activa y cerca de la gente”.
“Sigo sosteniendo que la comunicación de la política en forma directa con los ciudadanos es la mejor forma de seguir construyendo una sociedad colectiva”, sostiene Juan Palomino. Actor de televisión, cine y teatro, y autoproclamado kirchnerista, afirma que el cara a cara es el mejor desafío para hacer política en la actualidad. Con esta premisa, para las recientes elecciones a jefe de gobierno porteño, recorrió las calles de Villa Lugano junto al comando de campaña del Frente para la Victoria, para acercarse a los vecinos y transmitir la propuesta de Daniel Filmus y Carlos Tomada.
El 2003 inauguró para Palomino, y para tantos otros artistas como Andrea Del Boca, Raúl Rizzo, Lola Berthet o Gustavo Garzón, entre otros, una nueva etapa de representación que lo motivó a mostrar abiertamente su apoyo al modelo que propone el Gobierno Nacional. “Es por las medidas que se han ido adoptando: por el reconocimiento de los derechos humanos como un valor sustancial para la construcción del futuro, por revitalizar la memoria, por la integración con América Latina, por la Asignación Universal por Hijo, por la nacionalización de las AFJP y de Aerolíneas Argentinas, por la creación de la Unasur, por los canales Encuentro y Paka Paka”. Estos son algunos de los aspectos que identifica el actor, que por primera vez en su vida participa activamente en una causa política partidaria. Por eso la propuesta de Filmus y Tomada no lo tomó por sorpresa y se sumó a repartir boletas en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires.
“Lo primero que me preguntaron es por qué no estaba en la televisión, y ahí me di cuenta de lo poderosa que es como herramienta comunicacional” – su última aparición en la pantalla chica fue en Alguien que me quiera por Canal 13 hace un año. “El contacto con los vecinos fue una experiencia muy gratificante. Me encontré con jóvenes que estaban en las antípodas de la propuesta de la fórmula del Frente para la Victoria y que iban a votar a Macri, y ante ese tipo de discurso, sin posibilidad de armar un debate, les decía muchas gracias y los felicitaba por su defensa. Porque para mí no hay nada peor que la indiferencia, como el voto en blanco que andan sugiriendo por ahí considerando a la política como una mala palabra. En ese sentido, me parece fantástico lo que está sucediendo y que la mayoría de la población defienda su voto con vehemencia”, relata este actor, que destaca su rol de ciudadano pero que reconoce que por su popularidad tiene la gran responsabilidad de expresar públicamente lo que piensa. Aunque su compromiso le trajo algunas consecuencias. Después del conflicto del campo por la resolución 125, fue escrachado en Santa Fe cuando fue a filmar una película junto a Raúl Rizzo: “A mí me pareció oportuno opinar respecto a las retenciones y a la distribución, y esto no es estar en contra de aquellos argentinos que se ganan la vida trabajando la tierra, sino simplemente confrontar con una mirada egoísta y poco colectiva de la realidad”.
El 64,25 por ciento de los votos que obtuvo Mauricio Macri en el ballotage del 31 de julio no lo desanima en su búsqueda para “construir una realidad colectiva que nos permita incluirnos, defendiendo la educación, la salud pública y el presupuesto para cultura que es cada vez más exiguo”. Palomino ensaya explicaciones del triunfo del PRO en la Ciudad. “Intuyo que ciertos logros de la gestión kirchnerista le han dado al votante porteño la posibilidad de acomodarse nuevamente. En estos ocho años, la estabilidad que se ha logrado en ciertos sectores ha sido bastante buena. Entonces, para mí el resultado tiene que ver con no darle la posibilidad al Gobierno Nacional de seguir ejerciendo la hegemonía que algunos vecinos de la Ciudad de Buenos Aires consideran que tiene, y así darle cierto tirón de orejas. -No está todo bien- vendría a ser el mensaje de los porteños, a pesar de que muchos de ellos están muy bien”.
Si bien nunca le propusieron ocupar un cargo político está convencido de que “si el día de mañana me toca estar en ese lugar, lo voy a hacer desde mis principios y desde lo que yo considero que debe ser el sostén ideológico para la conformación de una fuerza que nos permita transformar la realidad. En ese sentido, no adhiero para nada al neoliberalismo ni al discurso al que casi el 70 por ciento de los porteños le depositaron su voto el domingo pasado, a este discurso de la nueva política vinculada en forma directa con la vieja política y los viejos caudillos provinciales como Eduardo Duhalde”. El resultado que obtuvo Miguel Del Sel en las elecciones para la gobernación de Santa Fe, que logró un segundo lugar a solo tres puntos del candidato electo del Frente Progresista, Antonio Bonfatti, “es un caso emblemático del discurso que postula que no vivir de la política significa garantía de transparencia, y me parece que es todo lo contrario. Creo que la gente que votó a Del Sel lo hizo desde un lugar muy descomprometido con la realidad, y esto no es descalificar, sino que implica que no pusieron en la balanza lo que verdaderamente quieren para el país”, reflexiona.
Palomino destaca que lo fundamental es construir un trabajo comunicacional desde la esencia misma de la calle. “La televisión es un elemento muy fuerte, pero tiene que estar acompañada de la militancia cotidiana, activa y de acción cerca de la gente. Aquellas personas que formamos parte del área de la cultura tenemos que comunicarnos con el público de forma directa en los barrios, en clubes y en bares, para poder exponer nuestro pensamiento como ciudadanos. Es una forma de demostrar que nuestra militancia a través del arte, de las emociones, de las ideas, también es a través de la política, que es la única herramienta de transformación, a pesar de que muchos, desde la ficción, se empecinen en sostener que la política es mala, corrupta y una opción equívoca”.