Tras las internas del pasado 13 de marzo, un outsider sospechado de nexo con el narcotráfico se afianza como candidato del Partido Colorado para las elecciones de 2013.
La Asociación Nacional Republicana (ANR-Partido Colorado) realizó su primera interna partidaria como oposición, después de haber gobernado por más de sesenta años de forma ininterrumpida. Los colorados eligieron por primera vez a una mujer para presidir la Junta de Gobierno (mando del partido) por un período de cinco años.
La senadora Lilian Samaniego, del Movimiento Honor Colorado, liderado por el millonario empresario Horacio Cartes, se alzó con una clara victoria sobre el candidato del Frente para la Victoria, Luis Alberto Castiglioni, durante la jornada electoral del domingo 13 de marzo. En un cómodo tercer lugar se ubicó el candidato de Esperanza Colorada, Javier Zacarías Irún; mientras Zuni Castiñeira, del Movimiento Auténtico Republicano, y Luis Talavera, del Movimiento Frente Colorado, se ubicaron en los últimos peldaños.
Durante su discurso de victoria, la candidata electa aseguró que, con su designación, el Partido Colorado está resurgiendo y llegará unido para reconquistar el poder en 2013.
Desde distintos sectores políticos, todos los análisis coinciden que el verdadero ganador de la interna del Partido Colorado del domingo pasado fue Horacio Cartes (54 años), un empresario devenido a político después de incorporarse a la Asociación Nacional Republicana. Afiliado desde septiembre de 2009, se convirtió en el principal financista del centenario partido, y tras el triunfo de su candidata Lilian Samaniego, su ambición presidencial para 2013 se va afirmando.
Azuzado por el senador Juan Carlos Galaverna para ser candidato presidencial por la ANR, Cartes se afilió al Partido Colorado, y a partir de ahí aglutinó a nueve gobernadores colorados y a un número significativo de diputados y senadores para crear el movimiento “Honor Colorado”, y constituirse en el líder indiscutible de la agrupación.
Es así que a través de su poder económico logró forzar en enero pasado una Convención Extraordinaria para modificar el Estatuto del partido, tras reunir votos de más de la mitad de los 809 convencionales para que cualquier afiliado pudiera ser candidato por la ANR con sólo un año de afiliación. Antiguamente se requería contar con diez años de afiliación partidaria para ser candidato a Presidente.
De esta manera, los recursos financieros del líder de Honor Colorado han sido fundamentales para cubrir las campañas de las elecciones municipales de noviembre último, en las que la ANR se impuso en la mayoría de los distritos. El costoso mantenimiento del aparato partidario y las campañas electorales conducen a que las acciones de financiamiento de esta agrupación política sean objeto de desconfianza, puesto que se sospecha que sus referentes están ligados a hechos de corrupción, contrabando, y hasta de relacionarse con el trafico de drogas.
Los colorados compitieron en su interna para cubrir alrededor de 20 mil cargos (Junta de Gobierno, miembros titulares y suplentes, presidentes, convencionales y miembros de Seccionales y Subseccionales coloradas). La participación del electorado colorado llegó al 35 %, lejos de las estimaciones de su Tribunal Electoral Independiente (TEI) que pronosticaban la elección más grande de la historia del Partido debido a la enorme cantidad de afiliados y al aumento de los espacios electivos. Los cálculos iniciales del TEI indicaban que el 50 % de 1.812.171 inscriptos en el padrón partidario concurrirían a las urnas.
Sin embargo, el diputado liberal Enrique Salyn Buzarquis mencionó que existen padrones inflados de los partidos políticos. “Hay gente que figura en cuatro o cinco padrones y hay liberales que figuran en los padrones de la ANR y del PLRA. Esta práctica se convirtió en una profesión también”, señala Buzarquis. Según datos del Tribunal Superior de Justicia Electoral, la mitad de los 6 millones 500 mil habitantes de paraguayos, están afiliados a los partidos políticos.
Para la politóloga Milda Rivarola, “la apatía y el distanciamiento que el electorado está teniendo respecto a la participación política se concreta en que los poderes partidarios y nacionales son definidos por muy poca gente, y que las elecciones son definidas por el electorado más duro, movilizado por los operadores”, señala al referirse a la interna Colorada.
Cartes, el outsider colorado
El Partido Colorado perdió el timón del poder gubernamental en 2008, cuando el ex obispo, Fernando Lugo, ganó las elecciones con gran popularidad. Hoy, la ANR, en la oposición, está empezando a considerar a una figura externa de la vieja dirigencia: Horacio Cartes, que enseguida logró tomar ventaja en el interior del partido, al instalar a su candidata, Lilian Samaniego, en la máxima instancia partidaria. Cartes durante toda la campaña electoral de Samaniego habló como próximo candidato a la Presidencia de la República.
Mientras los colorados van fortaleciendo la imagen de Cartes como su candidato, en la filas del oficialismo aún no surge una figura que pudiera aglutinar a todo el conjunto del luguismo (conformado, en su momento, por la Alianza Patriótica para el Cambio), ante la imposibilidad de la reelección de Lugo.
Por lo pronto ya se admite que Cartes no será un rival fácil debido a la fortuna que ostenta y que la maquinaria colorada está presta para volver al poder. Favorecida también por el actual gobierno, que aún no ha conseguido cumplir con buena parte de su promesa electoral: “la esperanza de cambio está empezando a desdibujarse”, afirman referentes de izquierda y de los movimientos sociales que acompañaron la candidatura de Fernando Lugo a la presidencia.
En relación con la victoria de la agrupación de Cartes en las internas del Partido Colorado, el dirigente del Movimiento al Socialismo (P-MAS), Camilo Soares, expresó que era una “prostitución de la acción política”.
“En términos de proyecto político, me parece bastante preocupante porque dentro del Partido Colorado, a pesar de mis diferencias, considero que es bastante grande, que tiene varios dirigentes políticos que hacen política y viven en la política. Cartes es una persona que viene de afuera del mundo político y que tiene vinculaciones en el mundo de los negocios en este país, que no necesariamente son muy claras. Están en zonas grises”, dijo Soares.
Lo concreto es que la interna colorada irrumpió el ambiente político paraguayo, más allá de que la campaña careciese de debates programáticos y doctrinarios. La propia Universidad Nacional de Asunción (UNA) se vio envuelta en la contienda colorada desde el momento en que su rector, Pedro González, junto con algunos decanos, presionaron a funcionarios de la universidad para votar por el cartismo, incumpliendo la prohibición de hacer proselitismo establecida en el artículo 143 del Estatuto de la UNA.
Asimismo, cabe señalar que el Tribunal de la ANR temió que las elecciones se desbordaran debido a hechos de amenaza y violencia, que incluyeron el asesinato de un operador político de uno de los candidatos durante la dura campaña, protagonizada, en gran medida, por los partidarios de Cartes, Castiglioni y Zacarías.
El “coloradismo eterno” tomó preeminencia en la vida política y social paraguaya desde el momento en que éste se convirtió en partido único durante la dictadura de Stroessner, aunque después surgirán corrientes internas pero de común signo conservador, con la excepción del Movimiento Popular Colorado (MOPOCO) que reivindicaba la democracia, la valoración ética de la política y el respeto a la soberanía popular. La mayoría de los referentes de este movimiento se encontró obligada al exilio.
El activista de derechos humanos y adherente al MOPOCO, Martín Almada, dijo a Zoom que “la ANR dejó de ser un partido político ya que está constituido por grupos definidos según la naturaleza de sus ‘negocios’. Son las mismas gentes que disolvieron en 1959 la Cámara de Representantes y persiguieron a los hombres que no se compran ni se venden como Waldino Ramón Lovera, Miguel Ángel Casabianca, Eduardo San Martín y otros tantos hombres probos; mientras Stroessner sigue siendo presidente honorario del Partido Colorado”.
“La ANR se está yendo por el atajo de la politiquería, del electoralismo, de una lógica de poder basada en el reparto de puestos públicos y negocios personales. A pesar de establecer su Estatuto, la vigencia irrestricta de los derechos humanos no expulsó de sus filas a los torturadores, asesinos y ladrones, cuyos nombres están todos en el Archivo del Terror de la Operación Cóndor, escrito por ellos mismos, descubiertos hace 18 años en la Comisaría de Lambaré”, afirma Almada.