Presupuestando al Conurbano

Producto de problemas estructurales que se vienen arrastrando desde hace décadas, los Municipios del Gran Buenos Aires dependen para su supervivencia de los dineros que le aportan la Provincia y la Nación. Concientes de esta realidad, la dinámica de la relación política entre oficialistas y opositores es completamente diferente a la que, a través de los medios, podemos apreciar en el Congreso de la Nación y en la Legislatura Porteña.

A diferencia de lo que ocurre con el Congreso de la Nación o la Legislatura Porteña, en los Concejos Deliberantes del Gran Buenos Aires no hay cámaras instaladas de los canales que dicen ser de noticias, para transmitir ocho horas por día.

De esta manera, los Concejales no se convierten en actores de televisión o vedettes, y se dedican a lo que se tienen que dedicar: estudiar, proponer, y/o votar ordenanzas municipales.

Rara vez los medios se hacen eco de lo que ocurre en estos recintos, muchas veces modestos, salvo que ocurra alguna situación escandalosa que amerite la presencia del periodismo sensacionalista, en busca de la noticia para ponerla en alta rotación. Sino, ni aparecen. Ni siquiera cuando se votan los presupuestos de cada año, la herramienta legal más importante que se necesita para administrar cualquier unidad del Estado, ya sea nacional, provincial o municipal.

Todo esto viene a cuento de que por estas semanas, como en el Congreso y en la Legislatura Provincial, se estuvieron discutiendo y votando los presupuestos municipales en la mayoría de los Partidos del Conurbano.

En líneas generales, las discusiones no se presentan de la misma forma en la que se dieron en el Congreso, porque al estar menos expuestos los protagonistas, hay menos afán de protagonismo.

Aún en aquellos cuerpos deliberativos en los que el Frente para la Victoria no tiene mayoría propia, las cosas se resuelven de manera racional, sin intentos destituyentes ni falsas denuncias.

Claro que la conformación de los que son las fuerzas de oposición en el Conurbano, difieren bastante de lo que ocurre en el Congreso Nacional y en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires: hay mayor presencia de Unión-Pro y radicales del GEN, y menos número de la Coalición Cívica y Proyecto Sur. De hecho, como es de público conocimiento, esta última agrupación política casi se circunscribe solamente a la Capital Federal.

En pocas palabras: en el Gran Buenos Aires no hay que lidiar con Lilitas, ni con Pinos, ni con Lozanos. Y si los hay, son tan pocos que no molestan.

En cuanto al espacio denominado como “peronismo disidente”, encontramos diferencias muy importantes en el Conurbano, respecto de las cosas que hacen sus referentes políticos en el Congreso.

Como dato adicional, vale decir también que si sumamos los 15 Concejales que tiene en Morón, el Partido del Encuentro (o Nuevo Encuentro), tiene más concejales en todo el Conurbano que la UCR “oficial” (la de Cobos y Alfonsín).

Sin embargo, a la hora de criticar los supuestos manejos políticos turbios que reinarían en el Conurbano, ningún medio de alcance nacional se queda atrás. Critican lo que desconocen.

Los Intendentes de los Municipios del Gran Buenos Aires, son los encargados de elaborar los presupuestos que luego se votan en los Concejos Deliberantes.

Para armarlo, se sirven del dinero que ingresa a las arcas municipales, ya sea vía ingresos propios, o a través del dinero que gira la Provincia en concepto de coparticipación y transferencias especiales. La coparticipación surge del dinero que la Provincia recauda con impuestos propios, y del dinero que a su vez recibe de la coparticipación nacional. Las transferencias especiales son, por ejemplo, la recaudación de las salas de juego que les corresponde a los Municipios.

Estos recursos, tanto los que gira la Provincia como los que generan los propios Municipios, son bastante escasos en relación a la cantidad de habitantes que tiene cada uno de los Partidos del Gran Buenos Aires, y también en relación a las necesidades de infraestructura que tienen estos territorios. Si se comparan los presupuestos del Conurbano con los que manejan los Municipios del interior de la Provincia, la diferencia es brutal. También estremece la comparación con los ingresos y gastos que tienen las grandes ciudades del país que cuentan con un régimen Municipal (Mar del Plata, Córdoba, Rosario, etc.).

Respecto de la infraestructura conurbana, el atraso que se ha vivido durante décadas ha hecho que aún a pesar de la enorme cantidad de obra que se han llevado a cabo desde el año 2003 a la fecha, todavía falte muchísimo.

En la Provincia de Buenos Aires, el porcentaje de coparticipación que reciben los Municipios no discrimina estos niveles de desigualdad de necesidades, y por eso termina siendo bastante injusto.

Volviendo a la trama actual de la aprobación de los presupuestos municipales, hay que decir que en los últimos dos años, todos tienen un denominador común: aumentan de manera considerable, entre un 35 y un 40 por ciento respecto de los del año anterior. Inclusive el año pasado, hubo Municipios que duplicaron su presupuesto respecto del año anterior (Tigre, Lomas de Zamora y Esteban Echeverría).

Este año, algunos de los que más aumentaron son Morón (38%); La Matanza (el Partido más populoso, con un 36%); Florencio Varela (28%); San Martín (26%).

Para discernir como se estructura un presupuesto en el Conurbano es interesante tomar el caso de La Matanza, ya que se trata del Municipio más importante del Gran Buenos Aires. (ver tabla 1)

Como decíamos más arriba, la mayor fuente de ingreso de los Presupuestos Municipales es el porcentaje de coparticipación que reciben por parte del Gobierno Provincial (que a su vez distribuye los recursos propios, y los que llegan de la Nación).

Le siguen a la coparticipación, como fuentes de ingresos, las diferentes tasas que recauda el propio Municipio (Seguridad e Higiene, y Servicios Generales que es lo que antes se conocía como ABL).

El rubro “Otras Coparticipaciones Provinciales”, corresponde a las denominadas “transferencias especiales”, conformadas en especial por el porcentaje de la recaudación de las salas de juego que les corresponde a los Municipios.

En cuanto a los gastos propiamente dichos, esta es la desagregación del presupuesto matancero: (ver tabla 2)

Del total de 955.489.737,16 de pesos presupuestados por la administración que encabeza el Intendente Fernando Espinoza, el área de gestión que se lleva el mayor porcentaje del presupuesto es, lógicamente, la Secretaría de Obras y Servicios Públicos (37,83% – 361.428.220,40 pesos). A pesar de los avances que se han experimentado desde 2003 en adelante, La Matanza es un Municipio que aún arrastra un atraso muy importante en distintos niveles de infraestructura básica (redes de agua potable, cloacas, asfalto, alumbrado público, etc).

Después de Obras y Servicios Públicos, la jurisdicción que más dinero tendrá que gastar es la de Salud (30,54% – 291.837.580,17 pesos). La Secretaria de Salud Pública matancera mantiene 68 establecimientos de sanitarios, entre hospitales municipales, unidades de atención primaria, centros de salud y organismos de atención especializada (salud mental, oftalmología, etc.).

Por último, según las estimaciones que se hicieron para el Censo realizado hace un mes (cuyos resultados preliminares recién tendremos en unas semanas), La Matanza tiene una población de un millón seiscientos mil habitantes.

Si dividimos el dinero del que dispone el Municipio para el año 2011, por la cantidad de habitantes, el resultado nos da que en La Matanza hay 597,18 pesos para gastar anualmente por cada persona.

Si hacemos la división de esa cifra anual por cada uno de los 365 días que tiene el año, nos quedamos con que el Municipio de La Matanza tiene un peso con sesenta y tres centavos ($1,63) para gastar por día por habitante.

Si tenemos en cuenta que el 49,61 por ciento de ese dinero se gasta en sueldos para el personal que depende de la Municipalidad, podemos llegar muy fácil a respondernos por qué La Matanza depende del poder central que gobierna la Provincia de Buenos Aires, y de su similar en Nación. No solo con este gobierno, sino con cualquier otro.

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