De la Redacción Zoom.
El historiador, especializado en movimiento obrero y sindicalismo, Santiago Senén González, analiza el conflicto que no termina de dirimirse con las elecciones del pasado domingo. El riesgo de una fractura.
“Yo creo que lo más trascendente de esta elección es la cantidad de afiliados que sin otro estímulo que las ganas de participar, concurrieron a votar. Para un partidario de la libertad sindical como yo, prescindiendo del resultado, ese es un hecho inédito. Es un gran éxito. Y sería lamentable que la CTA se rompiera después de convocar a ese caudal de votantes”, dice el investigador Santiago Senén González.
Sobre la posible apelación de la CTERA al Tribunal Arbitral, Senén supone “que estaría motivada porque dentro de la Junta Electoral, la mayoría de los representantes son de la Lista 1, los de (Pablo) Micheli. Y en ese sentido, es una acción lógica. Aunque después el Tribunal se exprese del modo que sea”.
El especialista, autor también de una biografía de Augusto Timoteo Vandor, piensa que “a Hugo Yasky no le convendría, en caso de perder, propiciar una fractura. Primero, porque quedaría muy pegado al gobierno (una de las críticas que tiene que escuchar de sus contrincantes). Porque para eso está (Hugo) Moyano”, precisa.
“El problema, entonces, es que su sector, aislado, perdería mucho apoyo e influencia. Y también la oportunidad de discutir en serio la cuestión de la personería gremial del sindicato. No es, como se está diciendo, que los fallos de la Corte Suprema de Justicia al respecto, hayan provocado una pérdida de importancia de la personería, porque lo que está en juego es un modelo de ejercer el sindicalismo: determinado por la ley de asociaciones profesionales”, que ningún gobierno, de 1983 a la fecha, cuestionó seriamente.
Santiago Senén González es historiador y periodista. Escribió El 17 de octubre de 1945, El hombre de hierro, Breve historia del poder sindical, La trama gremial, El sindicalismo en tiempos de Menem, Ejército y sindicatos (junto a Juan Carlos Torre) y Saludos a Vandor (junto a Fabián Bosoer).
El sector de (Pablo) Micheli tendría otras debilidades, “la fuerza de los estatales para cambiar determinadas orientaciones políticas no tiene demasiado peso. Porque la industria no pesa en ATE. Y si se quiere discutir -como decía- el modelo sindical hegemónico, entonces mejor seguir juntos”, insiste.
Dos actores de este proceso llaman la atención de Senén González: “la ausencia en todos los debates de Carlos Cúster, el ex embajador de (Néstor) Kirchner en el Vaticano, un hombre muy cercano a (Víctor) De Gennaro; y la presencia de Milagro Sala, sobre la que corre una leyenda: que antes de las elecciones hizo circular una carta interna llamando a la unidad. Ella vio que esto podía irse de madre. Y no es lo que quiere”.
Micheli, además, “tendrá que soportar a los troskos del PO, el PST y otros grupos similares exigiendo y exigiendo. Esas no son alianzas baratas. Pianelli es un tipo serio, es un cuadro, no es un improvisado, y no comulga, en el fondo, ni con la CTA (sin personería jurídica), y mucho menos con la CGT”, dice.
¿Es posible cambiar la ley de asociaciones profesionales? “Bueno, es un tema muy complejo. Sí creo que es posible en caso de existir voluntad política del gobierno, y una presión indeclinable de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que arrastra un viejo mandato para hacerlo, y que lo declama pero no lo aplicó nunca”, concluyó el investigador.