Lecciones de un pasado que vuelve

Todo se precipita. La situación del gobierno de Macri es insostenible en el tiempo. Las maniobras de dilación o la jugada de ayer a la tarde sobre su propio pedido de juicio político, muestran con crudeza la falta de una línea clara del jefe de gobierno. Pareciera estar tironeado por la propaganda efectista de su asesor preferido, Durán Barba, y el ala política, donde la mirada y las opiniones son muy distintas, tal vez irreconciliables. Porque una cosa es decir que a la gente le importa un carajo esta cuestión de las escuchas y obrar en consecuencia, y otra muy distinta es cómo se reconfigura el mapa político a partir del efectivo procesamiento de Mauricio. Y es ahí donde el ecuatoriano no puede hacer magia.

En paralelo, cunden los movimientos cada vez más apresurados en el ancho mundo del peronismo 2010 de la ciudad. Allí conviven, o tratan de hacerlo, el sector del PJ más conservador y pragmático en la figura de Juan Manuel Olmos como presidente formal y un aglutinamiento bastante heterogéneo y novedoso como es el Cabildo Abierto del Bicentenario, donde su mayor referente hoy es Carlos Tomada. La otra pata que está creciendo con el fuerte apoyo con la CGT moyanista son las 62 de Capital, conducidas formalmente por Alejandro Amor, que también pide cambios profundos en los modos de hacer política en el peronismo capitalino.

En un reportaje de la semana pasada en Noticias urbanas, Juan Manuel Olmos hablaba de llamar a elecciones a cargos electivos para diciembre de este año o marzo del próximo año. Algo con lo que a priori estaremos todos de acuerdo, pero sería bueno que explicite mucho más cómo serían esas «internas abiertas», ya que no serían las mismas que se darán en agosto del año que viene por la formula presidencial, en el cual está más que claro cómo son las reglas de juego. Como no son simultáneas y obligatorias para todos los partidos, sería muy desagradable e inoportuno que las condiciones permitieran que el macrismo se meta en la interna del peronismo justo cuando estamos tratando de que de una vez por todas se alinee con el proyecto nacional que conducen los compañeros Néstor y Cristina.

El camino a 2011 en la ciudad se sacudió con la nueva y difícil situación de Macri. Los fantasmas del proceso a Ibarra por Cromagnon se agitan como telón de fondo. Ambas situaciones, separadas por el cortísimo plazo histórico de un lustro, tienen en común la endémica debilidad estructural de la política porteña: poca organización política, demasiada cháchara mediática. La campaña electoral y el proceso judicial al jefe de gobierno se sobreimprimirán de manera casi calcada en los meses que siguen. De la dirigencia opositora dependerá no repetir, como en 2007, la torpeza de competir nuevamente dividida para facilitarle las cosas a la derecha. Los actores no son los mismos y y no será fácil. Pero el pasado a veces tiene lecciones que conviene no olvidar.

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