El juicio oral y público es inminente y la crisis institucional en la Ciudad se profundiza. El ministro de Trabajo de la Nación es impulsado por un sector del peronismo aunque él todavía está “abocado profundamente a su tarea en el Ministerio”.
En medio de la crisis político-institucional que atraviesa la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por el escándalo de las escuchas telefónicas y la puesta en marcha de un aparato de espionaje paraestatal, y por lo tanto ilegal, el mapa electoral porteño comienza a anticiparse.
Aunque todavía ningún político quiere lanzarse como candidato para el 2011, algunos sectores han comenzado a mover sus fichas. En ese sentido, un sector del peronismo porteño enfrentado con la conducción del Partido Justicialista (PJ) de la Ciudad, conducido por Juan Manuel Olmos, ha definido impulsar al ministro de Trabajo de la Nación, Carlos Tomada, como alternativa para las próximas elecciones.
Carlos Tomada aseguró que es muy pronto para pensar en el 2011 y que está “abocado profundamente a su tarea en el Ministerio”. Sin embargo, no descartó la idea y dejó entrever que este tipo de decisiones nunca se toman completamente de forma individual, sino que en parte es una decisión colectiva.
Tomada, que el 20 de mayo participó en un acto en el barrio de La Boca con la agrupación Comedor Los Pibes tras firmar un convenio para la puesta en marcha del Centro Popular de Capacitación “Los Chisperos”, estuvo presente “como un compañero más” en el lanzamiento del Cabildo Abierto del Bicentenario que se realizó nueve días después. Ayer conversó durante casi dos horas en Boedo junto a más de 50 militantes en la unidad básica Juan José Valle de la agrupación Compañeros. Y hoy estará con la Corriente Nacional Martín Fierro en una charla sobre Trabajo y Proyecto Nacional.
Todos estos encuentros tienen algunas características en común: al ministro se le dice compañero o compañero-ministro, él conversa distendido, bromea, escucha a “los compañeros” como él también les dice, y espera que le toque el turno para el mate.
Ayer en la unidad básica Juan José Valle, se esperaba con ansiedad la visita de “el Ministro”, con la incertidumbre de si verdaderamente Tomada llegaría. Los militantes conocen muy bien la agenda apretada de los que juegan en Primera. Finalmente el titular de la cartera de Trabajo llegó y al ingresar al local ubicado en Pavón 4170 saludó a todos y mientras buscaba la silla para acomodarse observaba en las paredes los afiches de Perón, de Evita, de la ley de medios y de América Latina con rigurosa atención para no perderse ningún detalle.
“Hemos entrado en la etapa de ampliar derechos, que aunque lo veníamos haciendo desde el 2003, ahora es más definida y programa. El Gobierno Nacional, y la Presidenta en particular, se ha planteado la ampliación de derechos y la igualdad como un objetivo bien claro y preciso. En ese sentido, el matrimonio igualitario tiene que ver con esto, como así también la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y la Asignación Universal por Hijo. Y esto tiene que ver con aquella idea de Evita, ‘donde hay una necesidad, nace un derecho’”, comenzó diciendo Carlos Tomada.
Todos escuchaban con gran atención cuando llegó una mujer con su hija de dos años. El ministro con sorpresa sonrió y regaló algún elogio para la niña. “Y esta idea de igualdad me parece que debemos tomarla y pensarla, porque tengo la impresión que durante unos cuantos años nos escondieron la palabra. Igualdad era una palabra que nosotros los argentinos conocíamos bien, la teníamos más o menos a la mano. Y mientras hoy (por ayer) escuchaba a Cristina (Fernández) pensaba en como se encargaron de quitarnos la palabra, de vaciarla de contenido. Y entonces en este último tiempo no se hablaba de igualdad. Pero la Argentina que nosotros queremos construir es una Argentina más igual, no queremos ni más ni menos que eso”, continuó mientras se escuchaba la vocecita aguda de la niña que acompañaba su reflexión.
“Y todo esto es bueno decirlo acá, en esta Ciudad Autónoma de Buenos Aires, porque… ¡Ganó Macri!, aporta una señora con entusiasmo y rabia. Y ganó -retomó el ministro- de igual manera que lo hizo años atrás esa misma política. ¿Cómo? Escamoteando la palabra igualdad y remplazándola por libertad. Y no voy a ser yo quien diga que la palabra libertad no es hermosa. ¿Quién puede estar en contra de la libertad? ¿Pero de qué libertad, de la libertad de morirse de hambre o de dormir en la calle? Entonces, esta idea de la igualdad requiere que se corporice en políticas, y esto sólo lo puede hacer un Estado. Y solamente se puede hacer en democracia. Pero no cualquier Estado y no cualquier democracia.”
Muchos levantaban la mano para opinar o hacer preguntas al compañero-ministro, y ordenadamente cada uno aportaba al debate colectivo. “No es casual que esta idea del Estado aparezca asociada a la idea de igualdad, como tampoco es casual que haya quedado de lado o remitida a la concepción del Estado mínimo o ausente, de la cual es portador (Mauricio) Macri. Y yo no sé si Macri es bueno o malo… a Macri no le importa, a los Macri, los que piensan como él, no les importa el Estado porque no lo necesitan. Para ellos la política y la gestión no es hacerse cargo de lo público, sino que es hacerse cargo de los negocios y en el mejor de los casos -para no convertirlos solamente en monstruos- en una gestión que tiene que ver más con baches y arreglar plantas que ocuparse de lo público en sentido amplio. Porque exagerando, los portadores de ese pensamiento, de esa ideología liberal que plantea la libertad en abstracto, en realidad -y no casualmente- son gente que no necesitan del Estado para nada: su escuela es privada, su salud es privada y ahora hasta su seguridad es también privada. Entonces abandonan la construcción de lo público, que a nosotros -y más que nada a nosotros- nos importa. Porque el Estado es el único que, en manos de quienes creemos en esos valores, puede hacer algo por la igualdad”, dijo Tomada que eligió la igualdad y el rol del Estado para problematizar con los militantes.
Luego, aprovechó para destacar algunos puntos de su gestión e informó que “desde el Ministerio de Trabajo pusimos en marcha las Oficinas de Empleo, es decir una red de servicio público de empleo en todo el país, donde en la actualidad existen 310 Oficinas de Empleo que cubren el 80 por ciento de la población económicamente activa”. ¿Qué significa esto?, preguntó uno sintetizando la duda de varios. “Bueno -respondió Tomada-, lo que hace el mercado laboral es discriminar, es decir que deja afuera al que no está capacitado, al que no tiene experiencia y al que no tiene vínculos sociales como familiares o amigos que le pueden arrimar un laburo o recomendarlos. Entonces nosotros a partir de esta situación, que es un dato objetivo de la realidad, pensamos la política pero no con la lógica neoliberal que se adueñó de la Argentina durante casi treinta años y dejó que el mercado “resuelva”; para nosotros el Estado tiene que dar un paso adelante y es el Estado el que tiene que hacerse cargo y darle a las personas que no tienen capacitación, experiencia o contactos, alternativas para que puedan desarrollarse individual y colectivamente. Eso es igualdad, sino es mentira, no hay igualdad de oportunidades, es discurso de fin de año. Por lo tanto, las Oficinas de Empleo que puso en marcha el Ministerio ayudan a las personas a buscar un empleo, a capacitarse en función de la demanda del municipio o la provincia, a conseguir práctica en empresas con un certificado, pero no como las pasantías de explotación que había antes. Con esto generamos posibilidades concretas de trabajo y el Estado se convierte en garante para la búsqueda empleo. Y lo estamos haciendo muy bien, bien y regular; no todo es tan maravilloso. Ahora, la concepción política que hay detrás de esta idea de las Oficinas de Empleo y de la red de servicio público es esa: el Estado tiene que ocupar un lugar que el mercado nunca va ocupar. El mercado puede asignar bien los recursos, pero para algunos, no para todos.
Destacó la implementación de la Asignación Universal por Hijo, aunque remarcó que “nada sustituye al trabajo, y este Gobierno y la Presidenta lo tienen bien en claro. Porque el trabajo tiene un enorme valor y nos define como personas y como argentinos”.
Los comentarios de los militantes tenían como centro la Ciudad, ya que el próximo año además de elegir jefe de Gobierno deberán votar representantes en las comunas. “Si estamos dispuestos a hacer el esfuerzo para recuperar la Ciudad para un proyecto nacional y popular de la única manera que lo podremos hacer es con nuestra militancia. ¿Y por qué digo militancia? Porque esa es mi experiencia política y como me formé, y porque tiene que ver con el contacto, con la realidad cotidiana, con conversar los problemas y buscar soluciones, con encontrarnos y salir con energía. Y esto que digo no anula las nuevas tecnologías, que son también una realidad concreta, y las nuevas formas de comunicación y participación, pero nada -creo yo- sustituye a la militancia, a poner el cuerpo, a pintar una pared, a encontrase y debatir”, reflexionó el compañero-ministro.
“Yo no creo que se pueda hacer una política más ineficiente que la que ha hecho Macri. Y ni siquiera lo planteo por una cuestión ideológica. Yo conocí a Macri, en realidad no lo conocí sino que lo escuché nombrar, cuando era asesor de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) cuando estaba Lorenzo Miguel, y recuerdo que un día que fui al sindicato había estado hacía diez minutos Franco Macri, y Lorenzo me dice Recién estuvo Franco Macri y me dijo que no sabe cómo sacarlo a su hijo por inútil de Sevel”, contó Tomada.
Mauricio Macri era vicepresidente de Sevel, una empresa automotriz del grupo Macri-SOCMA, por la cual fue procesado por contrabando agravado de autopartes en 2001.
De todas formas el ministro piensa que “debemos ser muy cuidadosos, muy astutos, pero asimismo muy inflexibles. Es decir, tenemos que ser lo suficientemente inteligentes para impedir que se ponga en el lugar de victima cuando posiblemente, y esto lo tiene que investigar la Justicia, sea victimario. Yo no comparto para nada la idea de que políticamente está acabado o que de ésta no se recupera, porque hay un poder muy grande, más allá de Macri, que tiene muchos intereses particulares en juego. Y este poder que se ha constituido, y lo ha constituido a Macri, no le va a soltar la mano fácilmente”.
Tomada se preguntaba y le preguntaba a los 50 militantes, “¿con el presupuesto y los recursos por habitante que tiene la Ciudad cómo puede ser que los porteños tengamos problemas de vivienda, en salud, o que los escuelas no tengan estufas? La Ciudad recauda y tiene más recursos que cualquier otra provincia del país. ¿De qué manera vamos a combatir la pobreza? ¿Hay alguna duda de que nuestra fuerza política, el proyecto nacional y popular, nació en la historia para distribuir, para que los hospitales le den la cara y no la espalda a la gente, para que las escuelas reciban y contengan a nuestros hijos?”.
Hacia el final, luego de casi dos horas de charla donde cada uno opinó y hasta hubo quien leyó un discurso que anunciaba ser de tres minutos pero se extendió al punto tal que Tomada, con humor e ironía, lo felicitó por la capacidad de síntesis, el Ministro dejó una anécdota para redondear la tarde que se había hecho noche. “Nunca me voy a olvidar de la primera reunión que tuve con el ex presidente Néstor Kirchner cuando asumí como Ministro. En esa oportunidad, luego de hablar sobre lo que íbamos a hacer, sobre la Ley Banelco y algunos temas más, mientras caminábamos me dice “Mirá, Carlos, lo único que te pido, lo único que te voy a pedir, es que todos los días, pero todos los días, hagas algo, grande, mediano, chiquito, pero algo todos los días tenes que hacer para que nuestro pueblo viva mejor. Si todos lo días haces eso, te aseguro que cuando pasen tres años nos vamos a dar vuelta los dos y vamos a mirar y ver una Argentina que se parecerá un poquito más a la de los sueños que siempre tuvimos.” Y fue así, no se confundió por suerte”.