No contento con los deplorables conceptos firmados días atrás en La Nación, el flamante ministro de Educación porteño reincide hoy en el diario de los Saguier bajo el lema retroceder nunca, rendirse jamás. «Digo lo que piensa la mayoría de los argentinos», se ufana Posse, cantando retruco al coro de voces que ya pide su renuncia antes de que asuma (¿remember Fino Palacio, Mauricio?).
Como si quisiera mojarle aun más la oreja a los docentes, Posse dice hoy que «Cuando hay dinero, hay que pagarle bien al maestro. Y cuando no hay dinero, el maestro tiene que seguir colaborando».
Pero nada suena tan grave como cuando sostiene que “tuvimos una democracia suspendida incluso después del 28 de junio y ahora se pone en marcha la necesidad de soluciones dialogadas en torno de los problemas fundamentales.” Es el mismo espíritu con que el presidente de la Sociedad Rural Argentina pontifica desde el palco en el Rosedal sobre el robo que significó estatizar las AFJP o califica de atropello a la libertad de expresión la sanción parlamentaria de la Ley de medios audiovisuales, ignorando la legitimidad democrática de ambas normas aprobadas por el Congreso.
“Nos dormimos en los laureles del triunfalismo después del 28 de junio” evalúa autocríticamente Biolcati. Se lee claramente: la ofensiva ahora será impiadosa y no habrá perdón para los dirigentes políticos que declinen en la misión. Espera, como lo admitió públicamente ya hace meses en el programa de Mariano Grondona, el final del gobierno de Cristina Fernández. Si es antes de tiempo, mejor.
Ambos, Posse y Biolcati, son símbolos de lo más negro y abyecto de la historia argentina. Intelectuales y terratenientes al servicio de un proyecto colonial del que solo maman las minorías privilegiadas. Ambos, se arrogan representar el pensamiento de la mayoría de los argentinos.
Algo está crujiendo. Las escaramuzas jurídicas alrededor de la libertad sindical (que alejan cualquier posibilidad de entendimiento entre CGT y CTA, lo que es decir entre los trabajadores), los debates sobre el nuevo pragmatismo de la centroizquierda de Lozano y Solanas (que se planta a cara de perro en la Legislatura porteña frente a Macri pero vota junto a los diputados PRO en el Congreso) son algunas de las puntas del iceberg de esta nueva etapa política que arrancó con la jura de los nuevos diputados y culminará el 10 de diciembre de 2011.
En esta puja, prevalecerá quien efectivamente logre representar lo que piensa la mayoría de los argentinos.
Me resisto a creer que Biolcati y Posse tienen razón.