Es importante el aumento de las asignaciones familiares, pero la medida es insuficiente ya que sólo alcanza a la porción de asalariados en blanco.
Es necesario y urgente universalizar ese derecho a todos los trabajadores, incluyendo los desocupados y los que están en negro. Hay recursos suficientes para financiar esa medida.
Es necesario gravar, por ejemplo, la renta financiera o el juego, en el marco de una reforma tributaria profunda.
Venimos insistiendo hace años con la universalización de la asignación familiar. La difundimos con fuerza durante la última campaña electoral e incluso fue una de las prioridades que llevamos a la mesa de diálogo con el Gobierno, porque consideramos que es un paso fundamental a favor de quienes sufren la desocupación o el trabajo informal.
La situación actual es injusta, ya que millones de niños y niñas viven en hogares en los que no se cobra ese ingreso salarial porque sus padres están en negro o desempleados. La mitad de los niños y niñas viven en hogares pobres; y eso debe ser revertido urgentemente.
Es inadmisible que todavía el 30 por ciento de la sociedad esté bajo la línea de pobreza. Eso significa que más de 12 millones de argentinos y argentinas viven en hogares que no alcanzan a cubrir la canasta básica. Frente a este escenario, es indudable que el Congreso de la Nación tiene un papel fundamental en la definición de políticas públicas inclusivas que reviertan la matriz de desigualdad. Y la asignación familiar por hijo es un derecho que debe alcanzar a todos.