Sobran candidatos, falta participación

Daniel Filmus afirma en su despacho del Senado lo que ya todos saben. Que no quiere ser candidato en Capital a pesar del pedido de la Presidenta y del ex Presidente. Alega que debe respetar el mandato conferido por sus votantes en octubre de 2007, pero cualquier cristiano más o menos enterado deduce que renunciar a su cargo con dos tercios de su senaduría por delante a cambio de una diputación (hoy improbable a la luz de las encuestas), no es negocio para nadie. Salvo para Víctor Santa María, su suplente, quien heredaría la banca a la par que brega por la eventual candidatura de Jorge Telerman desde el recuperado PJ Capital. Ese que hoy Alberto Fernández juzga distante con pose abandónica. Hacia ese objetivo apunta la mira telermanista: su tropa no disimula que la meta es establecer las bases del PJ disidente en territorio porteño.

En el medio de estas paradojas, tal vez ambas cosas sean ciertas, y honestidad y cálculo vayan de la mano en la postura de Filmus. Desde hoy, día tope para la presentación de alianzas electorales, y hasta el 9 de mayo que cierran las listas, quizá haya algún intento más para que el ex ministro de Educación revea su posición. Es que, como él mismo lo apuntó en charla informal, aquel 40% cosechado por la fórmula Filmus-Heller en el ballotage contra Macri terminará disgregado (y tal vez menguado) entre 5 ó 6 listas el próximo 28 de junio. Algunos creen que su figura y su actitud de entrega por la causa podría contener dispersiones, rever algunas posturas y elevar la intención de voto. El tiempo corre. El escenario parece predeterminado por la debacle. No se descartan las sorpresas antes de que suene la chicharra.

La disyuntiva de Filmus, sea cual fuese su resultado final, difícilmente incida decisivamente en la foto del distrito que arroje el día después de la votación. Sin embargo, sirve para pensar un par de cosas. Por un lado, evidencia el reducidísimo ámbito en el que deciden nuestros dirigentes. A veces restringido al núcleo familiar (la icónica renuncia de Chacho a la vicepresidencia consultada con su esposa es insuperable, hasta ahora), ampliado en otras a un círculo de colaboradores fieles, el espacio de consulta, intercambio y definición se revela estrecho, privado, casi nunca sometido a una discusión colectiva, agrupacional o partidaria que no hay.

Por otra parte, la necesidad de recurrir una y otra vez a las mismas figuras, se llamen Néstor, Scioli, Michetti, Carrió, Filmus o Solá, pone de manifiesto el agotamiento global de un sistema carente de recambio como consecuencia de la inexistencia del debate y de la participación política. La polémica bizantina sobre las candidaturas testimoniales apenas constituye un botón de muestra de la crisis real.

Como esos bichos del National Geographic que se comen a sí mismos para reproducirse, la política nacional (y la porteña en particular) se enrosca introspectiva y monstruosamente, enferma de una endogamia corporativa que aniquila la militancia y destruye conquistas. ¿O alguien sabe cuándo se votarán las Comunas?

“Al lado de Ibarra no crece ni el pasto”, opinan muy cerca del ex fiscal. Sin pretender excusar la incapacidad de construcción política del ex jefe de gobierno, la sensación es que la frase bien le cabe, de izquierda a derecha, a la dirigencia en su conjunto. En este caso, el mal de muchos, no ofrece consuelo para nadie.

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