La segunda quincena de junio comenzó con el cierre de alianzas y finalizó con el proceso de cierre de listas. Decimos proceso, ya que el bosquejo iniciado el 24 de junio se cristalizó el jueves último, en tres de las cinco fuerzas relevantes de esta contienda en términos de obtención de bancas. Los cierres son procesos tensos para la política y la militancia, excitantes para el periodismo… pero ajenos para la gente común, “la que va de casa al trabajo y del trabajo a casa”, y a quienes el macrismo les desorganizó la vida, tal como dijo atinadamente CFK. Y esto hay que reconocerlo al tiempo que debe cuestionarse, en base al armado de listas en el pasado, el tino de la ex presidenta para la selección de candidatos.
Pero no es esto sobre lo que se ocupará este texto. Se busca ofrecer una lectura de los resultados de este cierre en la “gran aldea”, metaforizando con la novela de Lucio Vicente López. Para ello, se hará hincapié, en esta parte, en un aspecto: las listas para la Legislatura. Podemos decir, en líneas generales, que si Cambiemos –salvo en algunos distritos conflictuados– y el FIT ya las tenían confeccionadas antes de tiempo, 1País fue el más lerdo para dar a conocerlas. El Frente Justicialista pero sobre todo Unidad Ciudadana usaron y abusaron del plazo de enmiendas, tachas y correcciones para el orden subnacional.
Quizás lo anterior se debe a una suerte de fidelidad a una “cultura política” basada en sobrevalorar la creación de expectativas e incertidumbres para capitalizarlas luego en beneficio propio. Quizás, también, porque a excepción de la ex presidenta no existen liderazgos que persuadan –y tomemos esta palabra con sumo cuidado– a cada una de las tribus locales y regionales. Pero a no adelantarse, y no olvidar lo dicho al inicio de este párrafo: fijemos la mirada en la oferta electoral de cada fuerza relevante para las secciones electorales bonaerenses.
La Legislatura que puede venirse: vidalismo vs ciudadanos
Ser oficialismo da ventajas, en razón de su condición. Obliga a adquirir un carácter nacional, digamos. Probablemente por esa razón la coalición de gobierno hizo el “cambiazo” entre Provincia y CABA con Elisa Carrió y Graciela Ocaña. También por esa razón, probablemente, todas las listas –a excepción de lo aclarado más arriba– estaban definidas antes de tiempo.
¿Y las seccionales? Una primera conclusión es que reflejan un pacto entre los armadores vidalistas Federico Salvai y Alex Campbell, y los intendentes cambiemistas. Lo que no se discute es el liderazgo provincial del mayor activo electoral de Mauricio Macri. Con mayor o menor éxito, dependiendo de la sección, “colaron” Joaquín de la Torre, Emilio Monzó, Cristian Ritondo, Daniel Salvador y Elisa Carrió. También son candidatos aquellos que ostentan el mote de Sin Tierra, pensando más en 2019 que en este año.
Los jefes comunales ganadores fueron Néstor Grindetti, Martiniano Molina, Pablo Petrecca, Ezequiel Galli –parece salir airoso de la tragedia del recital del Indio–, Ismael Passaglia, Jorge Macri y Diego Valenzuela, actualmente el mejor de este pelotón por su presente y sus proyecciones. Su victoria puede percibirse por el hecho de que ellos han demostrando ser, en este reparto, actores de veto.
“Si es cierto que los intendentes colaron en las seccionales, no es menos cierto que CFK bajó a algunos históricos a lugares expectantes. ¿Busca desplazar al massismo de la Legislatura y complicarle a Vidal, Salvador y Mosca el juego político en La Plata?”
Si las listas de Cambiemos parecieron ser un pacto, las de Unidad Ciudadana se acercaron más a una unidad subordinada. Bastó con que la ex presidenta insinuase una candidatura para que aquello que no veía con malos ojos a Randazzo volviese a pedir por ella, en un elogio al tacticismo. Así, el mix entre cristinistas e intendentes favorece la estrategia de los primeros, aunque no necesariamente se refleja en la nómina. Veamos esto.
Si es cierto que los intendentes colaron en las seccionales, no es menos cierto que CFK bajó a algunos históricos a lugares expectantes. ¿Busca desplazar al massismo de la Legislatura y complicarle a Vidal, Salvador y Mosca el juego político en La Plata? Hay argumentos a favor de ello: se descuenta que en diciembre entrarán, por un lado, Teresa García y el “Gaucho” Aldo San Pedro –quien fue presidente de la Cámara baja bonaerense– al Senado y, por el otro, “Cuto” Moreno y Julio Pereyra –en una salida decorosa de Varela para enrocar con un Mussi padre que vuelve a Berazategui– a Diputados.
Con respecto a los intendentes, puede agregarse que todos “cobraron” de alguna manera: quien no coló en la seccional se vio compensado en la boleta nacional. Dentro de los primeros tenemos a Merlo, Malvinas, Matanza, Lomas, Echeverría, Varela, el Partido de la Costa, San Antonio de Areco, Zárate. Dentro de los segundos, están Avellaneda, Escobar, Morón y Moreno –por 2–. Las salvedades fueron Alberto Descalzo de Ituzaingó y el mencionado Juan José Mussi, que irá al frente de la lista berazateguense de concejales.
Lo que puede ser la avenida del medio
Si es cierto que la elección no se va a polarizar, cabría preguntarse si el randazzismo será capaz de desplazar al massismo de su condición de expresión de avenida del medio. Más allá de ello, puede agregarse que 1País privilegió la lealtad a la hora de confeccionar la lista. En segundo lugar, darle cabida a los socios menores –léase el GEN–.
En el randazzismo apostaron a mantener lo más importante que tienen. Por eso en la Primera y en la Tercera encabezan el katopodista Fernando Moreira y el “Chino” Navarro. El del Movimiento Evita la tiene más fácil: el piso de su sección es del 5,55%. El de San Martín debe remarla y llegar al menos al 12,5%.
Guarda con la izquierda
Si bien para estas elecciones debutará Izquierda al Frente, que agrupa al MAS y al MST, habría que descartarlos de las fuerzas relevantes dado su carácter de trotskismo tradicional. No puede decirse lo mismo del Frente de Izquierda y los Trabajadores por una sencilla razón: forman parte, enhorabuena, del ecosistema electoral. Con seguridad, en este turno renovarán su banca en la Cámara baja, presentando en la Tercera Sección –donde fue obtenida– una lista con el Partido Obrero, Izquierda Socialista y el PTS. ¿Podrán arañar una más?
“Quienes ponen más en juego son el randazzismo, sobre todo por los dieciséis meses de silencio del ex ministro; y el massismo, ya que renueva lo que le quedó de su gran elección de 2013”
Si una parte del peronismo vio irresuelta su demanda de renovación y actualización política, el FIT lo viene haciendo desde hace años. Sobre todo el PTS, que ofrece, a diferencia del PO con Pitrola, Altamira y Ramal, candidatos que exhiben futuro para la izquierda combativa: por ejemplo el cordobés adoptado mendocino Nicolás Del Caño, ahora domiciliado en la PBA.
Una conclusión (provisoria)
Es obvio decir que en la manzana que conforman 51, 53, 7 y 8, asistimos a una reconfiguración de fuerzas. Quienes ponen más en juego son el randazzismo, sobre todo por los dieciséis meses de silencio del ex ministro; y el massismo, ya que renueva lo que le quedó de su gran elección de 2013.
Si bien para el cristinismo ciudadano y para el macrismo-vidalismo no se trata de una elección de suma cero, aciertan Gabriela Pepe y Claudio Mardones al plantear que en territorio bonaerense habrá dos protagonistas excluyentes “que medirán sus fuerzas, casi de manera personal”: Cristina Fernández de Kirchner y María Eugenia Vidal. Sin embargo, disentimos cuando ambos plantean que este “combate de fondo” tendrá alcances nacionales. Sobre todo cuando la balcanización del peronismo asume –Martín Rodríguez dixit– la forma de una conurbanización.
Entonces, lo agonal deja de ser tal en la medida en que comienza a verse este turno electoral como un checkpoint, o un filtro, de cara a 2019: todos tendrán sobrevida.
(continuará)