“La CGT también es víctima de la dispersión del peronismo”

Héctor Daer explica por qué se retomó el diálogo con el gobierno y habla del “Pata” Medina y la reforma laboral. “Hay momentos para avanzar y otros para evitar que avancen sobre nosotros”.
Foto: Georgina García | Zoom

Tras una semana marcada por la detención casi cinematográfica del líder de la seccional platense de la UOCRA, Juan Pablo “Pata” Medina, las denuncias que sobrevolaron la figura del titular del SUTERH, Víctor Santa María, y el encendido discurso en el que el presidente de la Nación, Mauricio Macri, y la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, apuntaron contra la “mafia sindical”, sugiriendo que la detención de Medina sería sólo el comienzo de una suerte de purga purificadora del gremialismo argentino, el pasado martes 3 el Comité Central Confederal de la CGT se reunió en la sede de La Fraternidad. Con esa tensión a cuestas y la novedad de la participación del MASA –Movimiento de Acción Sindical Argentino–, el espacio liderado, entre otros, por el taxista Omar Viviani, que depuso sus críticas a la conducción tripartita y se reintegró a la CGT, el Confederal determinó, con un amplio consenso, retomar la mesa de diálogo con el gobierno, descartando, al menos por ahora, cualquier promesa de plan de lucha que hubiera quedado expectante tras la movilización del último 22 de agosto. Uno de los líderes del triunvirato que conduce la CGT, Héctor Daer, recibió a Zoom tras el Confederal y explicó las razones que llevaron a la Central a sentarse otra vez a la mesa de negociación con el gobierno. Además, el diputado y secretario general del gremio de Sanidad, se refirió a la detención del “Pata” Medina, detalló qué cuestiones de una hipotética reforma laboral estaría dispuesta a negociar la CGT, y habló del futuro de Cristina, la “dispersión” del peronismo y el peligro de convertirse en una “fuerza testimonial”.

 

En la marcha del 22 de agosto se dijo que el próximo Confederal iba a servir para definir un plan de lucha. Sin embargo, lo que se definió, con un consenso muy amplio, fue retomar los canales de negociación con el gobierno. ¿Qué pasó en este mes y medio para que haya primado esta estrategia?

Sucedieron varias cosas. Lo primero y principal es que fuimos a una marcha con un marco de discusión interna muy grande. Por supuesto tomamos la decisión de ir y fuimos. Pero había ciertos condicionantes externos que también actuaban, en especial, posicionamientos políticos que plantean que la CGT tiene que ser una estructura de erosión del gobierno. Y hay veces que no existe el equilibrio para entender cómo la CGT puede enfrentar políticas adversas. Entonces, lo primero que teníamos que tener en claro era cuál es la coyuntura y cuál es nuestra mejor estrategia. Nosotros tenemos una premisa, como siempre le decimos a los delegados, y es que hay momentos políticos en los que podemos avanzar y otros en los que tenemos que resistir para que no avancen sobre nosotros. Cuando te plantean que para resolver cuestiones macroeconómicas o de competitividad hay que bajar la calidad de vida de los trabajadores, lo que tenemos que tener son estrategias comunes y entender y hacer entender que por el trabajo no pasa ese ajuste, que hay otras variables. Y para esto lo que hay que tener en claro es cuáles son los límites de la Confederación General del Trabajo y cuáles son las ideas en la discusión.

 

¿Y hoy están claros esos límites y esas ideas?

Nosotros tenemos que establecer un debate que permita concientizar a la sociedad en función de sus intereses. Establecer alianzas políticas y sectoriales que nos permitan tener un volumen político para poder discutir todos estos temas. La marcha [del 22 de agosto] tuvo una agenda limitada y las consecuencias posteriores pareciera que estuvieron desacompasadas de la sociedad. No fue algo que la sociedad viera como propio. Por eso fue necesario generar una estrategia adecuada y no tener una actividad sindical que nos desgaste y que nos haga perder volumen político sino, al contrario, que esa estrategia vaya en función de agrandar esa base de sustentación. Así es cómo fuimos transitando el rumbo y terminamos en este Confederal, que nos permitió algo prácticamente impensado hace cinco meses atrás, y es que vinieran la inmensa mayoría de las organizaciones sindicales y que todas termináramos con un marco de consenso para decir “vamos a discutir con el gobierno la agenda de estos dos temas que nos propone”, y que nosotros creemos que hay que ponerlos sobre la mesa, como el blanqueo y la formación profesional. Y decir cuál es nuestro límite. En esa coherencia es que todos estuvimos de acuerdo.

 

¿Hubo una lectura electoral en esa decisión?
Foto: Georgina García | Zoom

Nosotros en el Confederal hablamos de política, por supuesto con algunos cortocircuitos, pero lo que vemos es que hoy no hay debate electoral. Tanto el gobierno como la oposición caen en generalizaciones, y eso hace inocuo el debate concreto. Por eso lo que tenemos que tener en claro es cuál es la acumulación de fuerzas y de qué manera podemos interpretar lo que puede venir, y resolver nosotros también cada uno de esos temas. Por supuesto, hay una cuestión que te impone lo mediático, que es el paro sí o el paro no, como si el paro fuera la salvación o la desgracia. Y la verdad es que la medida de fuerza es un instrumento determinado que si lo usás en el momento y con el criterio oportuno tiene sentido, pero cuando lo usás desacompasado del criterio de la sociedad es cuando te creés un iluminado y te despegás de tu fuente de sustento. Después, con respecto a lo electoral, hay una dispersión del peronismo, que no sólo se circunscribe a lo que pasa en la provincia de Buenos Aires, sino que tiene que ver con esta falta de apertura en términos de debate y de grandeza de decir “saquémonos la cuña que tenemos en el medio”, que es una cuña no deseada por nosotros, para recobrar un posicionamiento que nos permita saber a quién vamos a representar, con quién nos tenemos que aliar, porque no alcanza con lo que tenemos. Y en esa dispersión también somos víctimas nosotros, no cabe duda. Por eso nos ratificamos como movimiento obrero unido y sobrevolamos por arriba de lo que hoy es la dispersión del peronismo. Porque inclusive en aquellos lugares donde el peronismo fue en una sola expresión electoral, igualmente abajo o en sus cúpulas está totalmente diseminado. Y lo que debemos volver a tener es un peronismo con una expresión legítima de la sociedad que merecemos y que queremos y que históricamente y culturalmente tenemos que representar. Y a partir de ahí empezar a recobrar un debate político, con el gobierno, con el poder de turno, con quién sea para volver a ser parte del debate político, sino es muy difícil.

 

Después de casi dos años de gestión de Cambiemos, ¿a qué tipo de diálogo se aspira hoy? Porque hasta ahora no se avanzaron en muchos acuerdos entre la CGT y el gobierno, y hubo muchos pactos incumplidos.

Yo no confío en el gobierno, por eso hablo de generar volumen político para sentarnos a una mesa o debatir con acción sindical, o con lo que sea necesario, estos temas. Hoy la sociedad también le da un marco de dispersión a todo el ambiente político, porque no le da la mayoría a nadie, y con lo cual tampoco el gobierno tiene la potestad para hacer lo que quiera. Puede ganar por 2%, perder, no sé cómo van a ser las elecciones, pero la realidad es que la sociedad no le da a ninguno la potestad de decir: “Bueno, vamos a tener mayoría en esto”.

«Hay una cuestión que te impone lo mediático, que es el paro sí o el paro no, como si el paro fuera la salvación o la desgracia»

¿Creen que de parte del gobierno hay un intento de avanzar sobre el modelo sindical?

No, no está en juego eso. Yo creo que el modelo sindical es inclaudicable para todos. En palabras del ministro de Trabajo, ese no es el tema. Y no creo que el gobierno vaya al extremo de suicidarse, porque hay cuestiones culturales que van más allá de los nombres que pueda tener uno u otro dirigente. Hay cuestiones culturales arraigadas a la representación de los trabajadores y que tienen que ver con la organización sindical. Por supuesto, insisto, tenemos que acumular fuerzas para equilibrar la balanza. En ese sentido, lo que tenemos que tener es, primero que nada, la legitimidad para poder discutir todo. En el Confederal del otro día hubo una sola visión de la realidad, después los matices son menores pero hubo una sola visión de la realidad. Y eso nos da la potencialidad de sentarnos en cualquier mesa y de tener la legitimidad y la representación de los trabajadores.

 

¿Tras el Confederal hay una CGT más unificada?

Sí, porque se suman compañeros. Y, aparte, el clima que vivimos los dirigentes que estuvimos en el Confederal nos da la sensación de que hay una estrategia común a todos, homogénea y llena de ideas, no de bravuconadas.

 

¿Cómo vive la CGT lo que se suscitó a partir de la detención del “Pata” Medina y lo que vino después, con las denuncias contra Víctor Santa María y el planteo del gobierno de ir contra las “mafias sindicales”?
Foto: Georgina García | Zoom

Por supuesto que uno lo ve como una desgracia de algunas conductas individuales. Por supuesto, también, uno lo que pretende es que no se sobreactúen estas cuestiones, demonizando a la institución sindical, y que exista un juicio justo. Quizás suene redundante pero es a lo que aspiramos. Y si en ese juicio justo se absuelve a las personas uno tendrá alegría, y si se los condena tendremos indignación, pero por conductas personales. Lo que tenemos que lograr es que en esas circunstancias los trabajadores no sean vulnerados. Porque lo que hay que lograr es que los compañeros sigan teniendo la organización que los represente y que los reivindique y no que se utilice todo esto como una demonización de lo institucional. Desde ya, esos temas golpean en el seno del movimiento obrero, y hablo específicamente del caso del “Pata” Medina, lo otro es una cuestión mediática que todavía no tiene ni sustento ni nada que tenga que ver con algo concreto en la justicia. Pero estas son parte de las cuestiones que muchas veces se plantean desde sectores de poder y que son utilizadas para intentar de alguna manera corroer el movimiento sindical.

 

¿Qué ocurrió con el SOMU, tras la detención del “Caballo” Suárez? ¿Se mantuvo esa estructura institucional?

El SOMU es un ejemplo. En el SOMU se juzgó la conducta individual de algunos dirigentes, pero se desguarneció la representación y la reivindicación de los trabajadores, y hoy se está utilizando para desregular un sector que tiene regulaciones muy concretas en términos de los trabajadores. A la vez, el SOMU es emblema de todo lo que tiene que ver con cuestiones marítimas y portuarias. Y lo que afecta al SOMU, a sus trabajadores, repercute en el resto de las actividades marítimas.

 

En el Confederal se dio el ingreso del MASA a la estructura de la CGT unificada. Y uno de los pedidos principales de este espacio es que la Central vuelva a tener un secretario general en lugar de un triunvirato. ¿Es posible eso en el corto plazo?

El bien universal del movimiento obrero es que sigamos unidos. Si iniciamos una transición en la que aparece un compañero capaz de armonizar el criterio del resto de las organizaciones sindicales, yo estoy de acuerdo. Lo que no queremos son cuestiones de liderazgos personales que después terminen debilitando lo colectivo, porque esto nos hace mal y nos hizo mal, tenemos experiencias muy próximas. Acá lo que hace falta es tener un criterio colectivo. Por supuesto que a ese criterio colectivo hay que personificarlo, pero, por sobre todas las cosas, hay que sostener la unidad. No veo posible nada que vaya en detrimento de la unidad. Sí veo posible que podamos ir perfeccionando esa unidad. Que volvamos a tener en algún momento un compañero que pueda coordinar y conducir en una nueva etapa, no lo veo mal Pero no lo veo tampoco como una cuestión de urgencia ni que eso por sí solo pueda resolver todo. Lo único que resuelve todo es el esquema de que estemos todos adentro del movimiento obrero.

“Yo creo que Cristina representa un sector importantísimo. Por ahí no es reflejo el volumen de la provincia de Buenos Aires en el resto del país pero creo que es un actor”

Se habla mucho de la reforma laboral pero nadie tiene demasiadas certezas de por dónde iría o si efectivamente el gobierno la quiere llevar a cabo. Del diálogo que mantienen ustedes con diferentes actores del oficialismo, ¿qué tipo de reforma creen que querrán poner sobre la mesa y hasta dónde estaría dispuesta la CGT a negociar esa cuestión?

Nosotros podemos discutir temas que nos son comunes, como el blanqueo o la formación profesional u otros temas que son necesidades. Lo que creemos que no podemos negociar y no vamos a negociar es la ultra actividad de los convenios colectivos de trabajo, o sea, que le pongamos un vencimiento y a partir de ahí desaparezca el convenio. La jerarquía legal es un piso en la Ley de Contrato de Trabajo, a eso lo superamos con un convenio marco y a eso lo podemos superar con un convenio de empresa. Ahora, que los convenios más chicos perforen los derechos de la base, eso es la reforma brasileña, eso destruye automáticamente la totalidad del derecho laboral. Otro tema es la seguridad social. Nosotros podemos discutir todo lo que sea, pero hay que financiar dos pilares de la seguridad social, que son el sistema previsional y el sistema de salud. Y después otro tema es el modelo sindical, que quizás una parte toca al gobierno pero que mayormente tiene que ver con las mezquindades partidarias o sectoriales de los trabajadores. No nos olvidemos que nosotros tenemos un modelo sindical diferente al que fue el antecedente cultural de nuestro movimiento sindical. Nosotros nos nutrimos de las organizaciones sindicales europeas a principios del siglo pasado, pero a partir del peronismo asumimos la unicidad sindical, inclusive en términos plurales, pero con una idea de unicidad sindical, que no es lo que pasa en Europa. En la Europa de la posguerra, para debilitar a los sindicatos de izquierda, armaron sindicatos comunistas, socialistas, demócrata cristianos, y hoy cada una de esas organizaciones sindicales tiene dependencia absoluta con sus matrices políticas partidarias. Y ese no es nuestro caso.

 

Desde algunos sectores gremiales se insiste mucho en la posibilidad de que exista una sola CGT, con la CTA adentro. ¿Es posible eso?
Foto: Georgina García | Zoom

Sería bueno. Yo creo que hay una divisoria de aguas en relación al modelo sindical. La CTA, en su génesis, tuvo esta idea de hacer una corriente paralela que no tiene nada que ver con el modelo sindical y, desgraciadamente, tuvo eje en ATE, y ATE fue uno de los que más sufrió esta dispersión del sindicato único con la creación de UPCN y después con la dispersión de la cantidad de sindicatos que hay a nivel nacional. Pero este es un debate que creo que las organizaciones sindicales pueden superar. Hay algo raro y es que ATE y CTERA nunca renunciaron a la CGT. Pero bueno, ojalá que en el corto tiempo todos comprendamos que tenemos que tener la unidad sindical. Ahora, no es algo superador. Yo creo que hay que volver a la CGT, que es la fuente cultural histórica del movimiento obrero.

 

¿Hay conversaciones?

Uno tiene conversaciones con todos los dirigentes y sí, hay muchos que quieren esto. Pero es un proceso que tenemos que dar para adelante.

 

Habló de la dispersión del peronismo. Conociendo como conoce al kirchnerismo y al massismo, ¿es posible pensar en un peronismo unido hoy?

Creo que tenemos que darnos un gran debate. No sé si es posible la unidad de todos los dirigentes. Sí sé que hay representaciones, hay gobernadores, senadores, diputados, sectores representativos de esta discusión política. Lo que hay que poner es vectores que tengan en claro horizontes y a quién vamos a representar. Por supuesto, tenemos que darnos una estrategia también para los sectores medios. En la historia reciente del peronismo, Menem ganó y gobernó en una alianza con la Ucedé que lo vinculó a los sectores medios, Néstor cuando llegó tuvo un acuerdo con los ahorristas y con todos esos sectores medios que se habían sentido totalmente desprotegidos con la huida de la Alianza. Y cuando se rompió eso perdimos. No hay que perder identidad, pero hay que tener amplitud necesaria para tener muy en claro la representación núcleo, que son los trabajadores, los sectores más postergados, pero ver de qué manera enhebramos a los sectores medios para tener una opción ganadora.

 

Un sector social que es muy interpelado por el gobierno.

Nosotros tenemos que ser inteligentes en esto porque sino vamos a ser testimoniales. Y la verdad es que cuando los trabajadores padecemos, ser testimoniales es una pavada. Ser testimoniales es quedarse en el cuadro con el discurso y nosotros tenemos que volver a ser alternativa de poder. Desgraciadamente, esto no está muy claro en términos de tiempo. Hay quienes ven un Macri de ocho años. Nosotros creemos que el peronismo tiene que volver a tener una alternativa con capacidad electoral en 2019.

 

¿Y ahí a Cristina qué rol le ve?

Yo creo que Cristina representa un sector importantísimo. Por ahí no es reflejo el volumen de la provincia de Buenos Aires en el resto del país pero creo que es un actor. Creo que fue un error no haber permitido ir a las PASO porque hubiera generado una legitimación y todo el mundo se hubiera sentido involucrado y lo que no tiene que hacer nadie es ser terminante y creerse el dueño de la verdad. Primero hay que asumir errores, hay que asumir falta de construcción política, y pensar que, vuelvo a repetir, la mesa es grande, y si no lo interpretamos de esa manera para lo único que vamos a servir es para ser testimoniales y seguir alejados del poder.

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