“El que no detecta los males cuando nacen, no es verdaderamente prudente”
Nicolás Maquiavelo
En el 45º período de sesiones ordinarias del Consejo de DD.HH de la ONU en Ginebra, el mbajador argentino ante ese organismo Federico Villegas votó favorablemente la Resolución Nº 43 conjuntamente con los países del Grupo de Lima, sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela.
La decisión del gobierno argentino significa un giro preocupante en materia de relaciones exteriores.
México tuvo una actitud diferente y votó conjuntamente con Venezuela la resolución Nº 55 que impulsaba la cooperación y asistencia recíproca en materia de DD.HH y señalaba los progresos en desarrollo.
Si la preocupación de la Cancillería que dirige Felipe Sola hubiese sido la preocupacion por la cooperación del gobierno de Nicolas Maduro con el Alto Comisionado de la ONU- encabezada por Michelle Bachelet- en materia de Derechos Humanos podría haber acompañado a México en su postura y haberse abstenido.
Recordemos que uno de los informes que se puso en análisis lo hizo una “comisión independiente” ad hoc integrada por un miembro del Reino Unido, otro de Portugal y un abogado chileno defensor de represores vinculados a la dictadura de Pinochet.
Este grupo cobró USD 2.700.000 por esta investigación, sin embargo sus integrantes nunca pisaron Venezuela e hicieron su informe desde Panamá en base a trascendidos.
La resolución impulsada por EE.UU y sostenida por Brasil de Bolsonaro y Chile de Piñera habla en el punto Nº 8 de “acelerar las elecciones presidenciales en Venezuela” en línea con la política de “Cambio de Régimen” que Washington viene desarrollando contra Venezuela hace años, en una guerra multiforme que incluye bloqueos económicos, intentos de golpes de Estado, sabotajes, atentados y distintos métodos de derribo del gobierno constitucionalmente electo.
El punto Nº 11 hace mención a “crímenes de lesa humanidad”. Para la tradición argentina suscribir livianamente un documento que contiene tales aseveraciones constituye un agravio sustantivo.
Cabe recordar que entre 2017 y 2020 hubo en Venezuela 537 miembros de las fuerzas de seguridad detenidos y/o condenados por abusos policiales. Esto marca que no hay una política del gobierno que avale estas prácticas sino una decisión gubernamental de sancionarlas y juzgarlas.
Por otro lado, cabe destacar que si Argentina se hubiese abstenido, la resolución hubiese tenido más abstenciones que votos favorables.
¿Por qué Argentina se alineó con el Grupo de Lima (que es un club de países organizados con el fin de “acelerar la salida de Nicolas Maduro del gobierno” y no un organismo internacional) y votó distinto a México en línea con EE:UU?
Algunos señalan que el motivo fue enviarle una señal a los mercados y a la misión del FMI que desembarcó en Buenos Aires, también que el Embajador de EE:UU en Argentina, Edward Prado, prometió a Felipe Sola una lluvia de inversiones en nuestro país.
Otros piensan que la Cancillería está más atenta a las tapas de Clarín, La Nación e Infobae que al contrato electoral del Frente de Todos.
Lo cierto es que la decisión fue celebrada por Macri y provocó – en un gesto de grandeza y coherencia política -la dolorosa renuncia de Alicia Castro como Embajadora designada en Rusia.
Pensar que a Argentina le puede ir bien dándole la espalda a la República Bolivariana de Venezuela o esperar el acompañamiento de EE.UU para salir de la dificultosa situación económica encierra un grave peligro. Debilitará la base propia y la narrativa fundacional del kirchnerismo, situación que solo mejorará las condiciones de nuestros adversario para golpearnos con mayor eficacia.
El gobierno argentino está en deuda con Venezuela: sigue sin nombrar nuevo representante en Caracas, y mantiene a Eduardo Porretti – de buena relación con Guaidó- como encargado de negocios, quien sigue ejerciendo nuestra representación diplomática en el país caribeño. Al mismo tiempo nuestro país -inexplicablemente- sigue perteneciendo al Grupo de Lima.
Un elemento más para analizar la votación en Ginebra y el contexto en que se inscribe es que EE.UU y la Unión Europea están desarrollando un plan de boicot a las elecciones parlamentarias previstas para el 6 de diciembre en Venezuela.
Juan Guaidó “el presidente holograma” dejará de ser diputado y por lo tanto terminará de caerse la farsa.
Esperemos que nuestro país sostenga la postura asumida públicamente de apoyar el proceso electoral legislativo y corrija el lamentable comportamiento en la ONU que desacredita una tradición diplomática respetada mundialmente fundada en la Doctrina Drago, de no injerencia en asuntos internos de otros países y en la libre determinación de los pueblos.
El refugio político a Evo Morales y a Garcia Linera por parte de Alberto Fernandez y la visita a Lula en la cárcel de Curitiba marcaron un camino auspicioso de la política exterior.
Retomar ese sendero y reparar el daño causado no solo es necesario para reivindicar el legado de Chavez y Nestor Kirchner sino que constituye un acto en defensa propia.