En 1984, Clyde Snow llegó a un país que empezaba a recobrar la memoria. Reconocido profesor y antropólogo forense estadounidense, Snow había sido contactado por Abuelas de Plaza de Mayo y la Conadep. Le contaron sobre los crímenes de Estado, las desapariciones, las fosas comunes, los Centros Clandestinos. Luego de meditar unos días, el científico hizo el viaje que cambió su vida. Y la de millares de personas en el mundo que pudieron ser identificadas gracias a su creación: el Equipo Argentino de Antropología Forense.
El EAAF es una organización científica, no gubernamental y sin fines de lucro que aplica las ciencias forenses -principalmente la antropología y arqueología forenses- a la investigación de violaciones a los derechos humanos. Conformado con el fin de investigar los casos de personas desaparecidas en Argentina durante la última dictadura militar, el equipo participó en investigaciones y formó equipos de trabajo en unos 50 países del mundo.
Además de identificar a víctimas directas e indirectas del genocidio argentino, sus integrantes formaron parte de exhumaciones históricas como las de Ernesto Guevara, Salvador Allende o Pablo Neruda. Participaron también en la pesquisa de la desaparición de 43 alumnos de la escuela de Ayotzinapa, en México, a petición de los familiares de las víctimas. En la actualidad, la tarea del EAAF ya permitió recobrar la identidad de 104 soldados argentinos entrerrados como NN en Malvinas, al tiempo que colabora con la justicia en casos de trata de personas, femicidios y episodios complejos, mientras persiste en su tarea originaria de identificar a víctimas de la dictadura.
Esa tarea, elogiada y valorada en el mundo, quedó paralizada el pasado jueves 20 de diciembre, cuando el EAAF anunció la suspensión de sus actividades en la Argentina porque el Estado no le había girado los fondos acordados para el 2018. “El EAAF no podrá continuar con la identificación de los soldados de Malvinas, la búsqueda de desaparecidos de la dictadura y la colaboración en casos de femicidios, trata de personas, desapariciones actuales o causas complejas como AMIA, entre otras actividades”, lamentó Luis Fondebrider, miembro fundador y director ejecutivo del equipo, a través de un comunicado.
En el comunicado se explica que el equipo financia sus tareas mediante un Convenio de Cooperación y Asistencia Financiera con el Ministerio de Justicia nacional, a través de la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural. Frente al repudio generalizado por la falta de pago, el gobierno anunció el mismo jueves que cancelaría la deuda a la mañana siguiente.
El episodio, sin embargo, se erigió como otro símbolo de las prioridades que guían al Gobierno de Mauricio Macri: los derechos humanos, como el desarrollo científico o la búsqueda de la verdad, no están entre sus prioridades.
Orgullo nacional
A tres décadas de su creación. el EAAF cuenta con 65 profesionales, tres oficinas en Argentina y otras en Nueva York, Sudáfrica y México, laboratorios de antropología y genética forense. El equipo trabaja en cinco áreas programáticas:
– Investigación
– Entrenamiento y asistencia
– Desarrollo científico
– Fortalecimiento del sector
– Documentación y difusión
La investigación de casos es el eje del trabajo del EAAF, sobre el cual se organizan el resto de las actividades. Los resultados de las investigaciones sirven un doble propósito. Primero y principal, para informar a los familiares de las víctimas lo que ha sucedido con sus seres queridos. En el caso en que se recuperan los restos, los mismos son restituídos a sus familias. Conocer la verdad sobre los crímenes ocurridos y llevar a cabo las ceremonias tradicionales para enterrar a sus allegados es parte del proceso de duelo y recuperación de las familias y las comunidades afectadas por la violencia y la represión.
En segundo lugar, los hallazgos de la investigación se suministran a las instituciones judiciales y/o instancias de investigación relevantes. El EAAF ha presentado evidencia científica y actuado como peritos en tribunales locales e internacionales, y otros ámbitos de investigación, contribuyendo en algunos casos al procesamiento de responsables, la aceptación oficial de responsabilidad y el reconocimiento público de estos abusos.
Las investigaciones del EAAF se suelen realizar a pedido de organizaciones o instituciones locales o internacionales, como ONGs, cuerpos judiciales, comisiones de la verdad, Naciones Unidas, tribunales internacionales y comisiones especiales de investigación. El equipo trabaja estrechamente con organizaciones locales de derechos humanos. “La mecánica del trabajo internacional del EAAF implica llevar a cabo misiones preliminares a los países donde vamos a comenzar a trabajar por primera vez para explicar nuestro rol y evaluar la viabilidad de aplicar las ciencias forenses a la documentación de violaciones de los derechos humanos -explica el equipo en sus presentaciones-. Es particularmente importante tener en cuenta las circunstancias políticas, históricas y logísticas en que se realizará el trabajo. Las misiones preliminares son también una manera de establecer contacto con el movimiento local de derechos humanos y la comunidad científica, intercambiando puntos de vista y perspectivas y planificar trabajos futuros. Si es posible, el trabajo continúa en viajes subsiguientes de miembros del EAAF por períodos más largos, generalmente de uno a tres meses”.
Con el gobierno de Macri, la intensa y mundialmente ponderada tarea del equipo creado hace tres décadas por Snow quedó a tiro de un ajuste brutal, que no perdona ni a los muertos.