Por Causa Popular.- Durante las próximas dos décadas la principal fuente de energía en todo el mundo será el petróleo. Existen investigaciones avanzadas para reemplazarlo en forma progresiva, pero mientras las reservas de crudo perduren, esta será la base energética de la economía mundial. La guerra del Golfo por el control de Kuwait, el tercer exportador de petróleo, la invasión y control de los pozos petroleros en Irak, segundo exportador de crudo, más las amenazas permanentes sobre Irán y Venezuela, cuarta y quinta reserva del mundo, son una clara señal de cómo busca el imperio norteamericano recorrer los últimos años en los que la humanidad podrá explotar este combustible fósil cuyas reservas llegan a su fin. Este es el principal marco político y económico desde el cual deben analizarse los crecientes cruces diplomáticos entre Caracas y Washington. La escalada verbal entre Estados Unidos y Venezuela, por primera vez amenaza cortar el único lazo que puede evitar una confrontación militar.
El comercio petrolero ha marcado la relación bilateral entre Estados Unidos y Venezuela durante 90 años. Venezuela despacha a Estados Unidos 1,5 millones de barriles diarios, lo que representó el año pasado ingresos por 24.000 millones de dólares. Pero desde que George Bush asumió la presidencia y se encontró a Hugo Chávez ocupando el mismo cargo en Venezuela, la tensión entre ambos países fue en aumento.
Venezuela, además, es el único miembro americano de la OPEP y es el cuarto proveedor de crudo a Estados Unidos, donde cuenta con nueve refinerías y 15.000 estaciones de servicio a través de su filial “Citgo”.
Producto de la relación petrolera, la cercanía geográfica, y las grandes reservas con las que cuenta, Venezuela era hasta la llegada de Chávez un país económicamente dependiente de esta relación comercial. Con el triunfo en las elecciones de 1998, el Movimiento V República comenzó a delinear desde el Palacio de Miraflores un proyecto capitalista independiente. Aún así, ocho años de gobierno no pudieron romper la relación de dependencia con el petróleo que aún mantiene la economía venezolana -aunque mucho menor que antes de la llegada del Chávez al gobierno.
La confrontación escaló desde 2004, cuando Chávez revalidó su mandato presidencial con un referendo constitucional convocado por presión de la oposición y le dio carácter regional a su cruzada antiimperialista, en tanto Washington ampliaba al área andina el Plan Colombia de lucha contra la guerrilla y el narcotráfico.
Pero el último quiebre en la relación amenaza con ser de los más significativos. Este lo provocó el apoyo de Caracas a Irán, junto a Cuba y Siria, en la Organización Internacional de Energía Atómica, a sostener su desarrollo nuclear con fines pacíficos. Luego de ese hecho, el gobierno estadounidense de George W. Bush, a través de su secretaria de Estado Condolezza Rice definió una vez más a Hugo Chávez como su principal preocupación en América Latina y lo colocó en un campo adversario global, junto a Cuba, Irán y Corea del Norte.
Los ingresos petroleros “han permitido a Chávez embarcarse en una política activista en América Latina, y busca lazos diplomáticos, económicos y militares con Irán y Corea del Norte”, países considerados amenazas para Washington, dijo a comienzos de este mes el director nacional de inteligencia, John Negroponte, en el Senado estadounidense.
A sólo tres días de la votación en la ONU, Rice llamó a la comunidad internacional a crear “un frente unido” contra el presidente venezolano Hugo Chávez, al que presentó como “un desafío para la democracia” y un “peligro” para la región por sus relaciones con Fidel Castro. “Estamos hablando con otros para intentar y asegurarnos que haya una especie de frente unido frente a algunas de las cosas en las que está implicada Venezuela”, añadió Rice frente al Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, y no dudó en presentar al gobierno de Chávez como “un desafío para la democracia en el Hemisferio Occidental”.
La mujer, que se perfila como una de las precandidatas republicanas en las próximas elecciones, reveló haber hablado por teléfono en los últimos días con los ministros de Relaciones Exteriores de España, Brasil y Austria para “decirles que tienen que prestarle realmente atención a lo que está ocurriendo” en el país andino.
Venezuela amenaza no vender más petróleo a Estados Unidos
La respuesta del presidente de Chávez no se hizo esperar. Luego de las declaraciones de Condolezza Rice, Chávez expresó que “el Gobierno de Estados Unidos debe saber que si se pasan de la raya no van a tener petróleo venezolano. Ya comencé a tomar medidas al respecto pero no voy a decir cuáles”.
Chávez señaló además que las declaraciones de Rice son una “confesión” del “plan” que encabeza Washington para desestabilizar el país y, en última instancia, tratar de impedir las elecciones presidenciales de diciembre de 2006 en las que el gobernante es claro favorito para ser reelegido.
Ese plan, gestado y dirigido por el Gobierno del presidente George W. Bush, tendría como principal aliado, según Chávez, al primer ministro británico, Tony Blair, y como uno de sus agentes al ex presidente del gobierno español José María Aznar.
“Nosotros tenemos cada vez más amigos, pero ellos están muy desprestigiados, porque cada vez hay más evidencias de su inmoralidad, y se están quedando solos”, afirmó el mandatario venezolano. Y como ejemplo de esa realidad citó los casos de Chile y Brasil que no secundaron las invitaciones de Rice a sumarse a la alianza contra Venezuela.
Chávez recordó que, además, ayuda con petróleo barato a comunidades pobres de varias regiones de Estados Unidos, mientras Washington “gasta el dinero en invadir pueblos como Irak, Afganistán y ahora están amenazando a Irán y Venezuela”.
En la Casa Blanca dicen estar convencidos que las amenazas de Chávez son pura retórica. El pasado martes 21 el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Adam Ereli, declaró: “En este momento, se trata de retórica. No hemos visto ningún movimiento que nos deje pensar que se esté preparando alguna medida para que sea tomada”
Antes de la llegada de Chávez a la presidencia, el 70% de las divisas que ingresaban a Venezuela provenían del petróleo, ocho años después, y a pesar del aumento que sufrió el precio internacional del crudo, este porcentaje está por debajo del 50%. En este mismo sentido se encuentra la idea de construir un gasoducto que atraviese toda Sudamérica para ofrecerle el gas a la región como energía alternativa. Sumado a esto, la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) anunció la última semana que se retirará de la estadounidense Comisión de Valores (SEC), a la que debe entregar informes anuales de auditoria, alegando razones de soberanía.
“Es bueno que nos salgamos de la SEC porque no podemos hipotecar nuestros movimientos a unas decisiones de segundo grado de otra legislación. Eso no quiere decir, sin embargo, que no vamos a auditar más nunca nuestros estados financieros. Los publicaremos, pero no tenemos por qué rendirle cuentas a la SEC”, expresó al respecto el ministro de Energía venezolano, Rafael Ramírez.
Sólo un observador ingenuo creería que Estados Unidos no está percibiendo estos movimientos con preocupación, y que de hecho, las renovadas amenazas a Irán no tienen ninguna relación con ello.