Una batalla ganada, en guerra prolongada: final imprevisto para la IV Cumbre de las Américas y retroceso del ALCA

Por Causa Popular.- Si de analizar la correlación de fuerzas con el Imperio se trata, la IV Cumbre de las Américas realizada en Mar del Plata dejó mucha tela para cortar. Como esta página venía anunciando, Estados Unidos volvió con todo el peso de una superpotencia a intentar revivir el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), adormecida en los últimos años. En el bando opuesto, Venezuela, más los países del Mercosur mostraron la firmeza suficiente como para al menos, continuar retrasando comprometerse con su implementación. La postura inédita sostenida por 5 de los 10 países de América del Sur, refleja el fortalecimiento de la región, gracias a la consolidación de la revolución bolivariana y el ascenso en los países miembros del Mercosur de gobiernos huidizos a las relaciones carnales con Washington.

El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) es una propuesta que nació en 1994 con la transformación de la Iniciativa para las Américas que marcó el comienzo de la ofensiva estadounidense ante la caída de la Unión Soviética y del Muro de Berlín.

Mientras Europa avanzaba hacia la consolidación de su unidad, y Japón y China consolidaban su hegemonía sobre el polo de desarrollo en Asia-Pacífico, Estados Unidos comenzó a acelerar los pasos necesarios para garantizarle a sus capitales los mayores negocios en su “patio trasero”. El paso siguiente e inmediato fue proponer el ALCA “desde Alaska hasta Tierra del Fuego”

Desde entonces el estados norteamericano avanzó en tratados regionales (NAFTA, CAFTA y negociaciones avanzadas con la Comunidad Andina de Naciones), y bilaterales como en los casos de Chile y Bolivia, sumando los 29 países de los que el ladero de Bush, el presidente de México Vicente Fox se ufanó, al anunciar la posibilidad de conformar un ALCA sin el MERCOSUR.

Como escribe Marina Menéndez Quintero en la página de internet Visiones Alternativas. “La concreción de la llamada Área de Libre Comercio para las Américas ha sido y seguirá siendo una prioridad de su tozudo esquema de dominación -en referencia a EEUU- sobre nuestros pueblos. Su rol es amarrar al continente en el plano económico, mientras la Carta Democrática define la apariencia vacía de sustancia en lo político y, en el plano militar, se reabren o establecen nuevas bases a las cuales llegan más marines. He ahí el abecé del esquema para atarnos.”

Pero mucha agua correría bajo el puente desde aquel entonces. Con la misma claridad con la que se dirigió a 50.000 personas en el cierre de la III Cumbre de los Pueblos, el presidente de Venezuela Hugo Chávez expresó en una conferencia de prensa brindada, antes de partir hacia su país, que el ALCA “se trancó hace más de un año por la perversión del mecanismo y porque en Suramérica los pueblos, dando una demostración de una gran conciencia política y de sabiduría, comenzaron a llevar nuevos hombres, mujeres, nuevas gentes a los gobiernos que lo representan”.

Como lo hace notar Chávez, el mapa Latinoaméricano ha producido importantes giros en los últimos 10 años. Cuando el fin de la historia se convertía en el lema ideológico que se posaba como una flor sobre la tumba de los socialismos reales, a la quijotesca Cuba ni se le cruzaba por la cabeza que unos años después asumiría en una potencia petrolera como Venezuela un presidente que recuperaría las banderas arriadas por entonces.

A esto se le suma que, con importantes diferencias, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, modificaron las relaciones “entreguistas y cipayas”, por firmes negociaciones.

Finalmente el proyecto de Washington no pudo ser impuesto en los términos en los que lo imaginó su presidente George Bush, y la compulsa registrada entre los objetivos del Norte y del Sur dejaron en claro que, a pesar de la incondicionalidad de algunos con la Casa Blanca, el equilibrio y la correlación de fuerzas en la región ha cambiado en la última década.

Sin embargo, lejos de haber sido enterrado el ALCA, como arengó Chávez en el estadio mundialista el día viernes, el mismo mostró su vigencia y renovados defensores.

Está claro que aún los pueblos de América Latina están más cerca del proyecto de intregración de los Estados Unidos, que de plegarse a la Alternativa Bolivariana de la Américas, una propuesta de integración desde el Río Grande hasta la Patagonía que, capitaneada por Cuba y Venezuela, adquiere una orientación cada día más claramente socialista.

En el párrafo 19 de la declaración final de la IV Cumbre de las Ámericas, quedaron expresadas las diferencias. Por primera vez en muchos años, desde el Consenso de Washington, una cumbre de presidentes no llegó a un acuerdo de implementación de políticas comunes.

En la primera de estas posiciones avalada por Estados Unidos, Canadá, México, Chile, los países centroamericanos, los andinos y los caribeños, se mantiene el compromiso con el logro del ALCA, aun reconociendo dificultades en el proceso y definiéndolo como un comercio «libre de subsidios y prácticas distorsivas», que tenga en cuenta «las diferencias de tamaño y nivel de desarrollo de las economías participantes».

En la otra de las posiciones, sostenida por los países del Mercosur -Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay- junto a Venezuela, se considera que no están dadas las condiciones necesarias para negociar el ALCA, definidas éstas de igual modo que en el inciso avalado por los países pro-ALCA.

Pero además del análisis de lo que dejó la IV Cumbre de las Américas de Mar del Plata, debe centrarnos al menos un momento en lo que vendrá de acá en más.

Mientras que una agresión militar de Estados Unidos a Venezuela adquiere una mayor influencia en la región, un proyecto socialista por vía democrática, de corte marcadamente latinoamericanista que no puede ser acusado de importar ideas extranjerizantes, en Brasil, la décima potencia mundial, y en Bolivia, la segunda reserva de gas del continente, reina la incertidumbre.

El 2006 es un año de elecciones en la región, el pueblo latinoamericano es el que una vez más marcara el rumbo definitivo.

Las divergencias expresadas en la ciudad balnearia de Mar del Plata no mostrará su verdadera cara hasta entonces.

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