Un tratado energético, la forma más práctica para que la Unión Sudamericana de Naciones sea realidad

A pesar de sus detractores y de mucha prensa que simula desconocimiento, pero es simplemente canalla, la primera Cumbre Sudamericana de Energía demostró que un tratado energético medianamente trazable puede ser más importante que toda la Comunidad Sudamericana de Naciones, mientras los hechos demuestran que países que nada podían hacer con sus reservas, ahora tratan de administrarlos, como la Bolivia de Evo Morales. En ese contexto, Chávez lanzó la propuesta de un Tratado Energético Suramericano, y aclaró que no debe depender de ningún gobierno en particular. Llamó a armar «un buen plan estratégico para los próximos 20 años” que busca reformular la matriz energética

Así fue que el 16 y 17 de abril en la Isla de Margarita, en el caribe venezolano, se reunieron los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay y Venezuela, en tanto Guyana, Perú, Surinam y Uruguay fueron representados por vicepresidentes o ministros.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, insistió en que «jamás de los jamases» el etanol u otro biocombustible sustituirán a la gasolina, y pidió al gobernante de Estados Unidos, George W. Bush, que «rectifique su propuesta» en ese sentido. Chávez volvió a calificar de «locura» la supuesta presunción de Estados Unidos de «utilizar» el maíz, «la comida para la gente», para producir biocombustibles que sustituyan a los derivados de hidrocarburos.

«Hago un llamado (a Bush) a nombre del pueblo de Estados Unidos, a nombre de los pueblos centroamericanos, donde anida la cultura del maíz (…), a que rectifique su propuesta», sostuvo el gobernante venezolano.
Agregó que las discrepancias sobre los biocombustibles que pudieron haber surgido durante la cumbre formaron parte del «necesario debate», que finalmente desembocó en un consenso regional sobre la materia.

En la «Declaración de Margarita» los gobernantes suramericanos reconocieron «el potencial de los biocombustibles para diversificar la matriz energética de la región».

También acordaron que «conjugarán esfuerzos para intercambiar experiencias realizadas en la región, con miras a lograr la máxima eficiencia en el empleo de estas fuentes, de tal modo que promueva el desarrollo social, tecnológico, agrícola y productivo».

Chávez volvió a negar alguna fricción con Brasil por el asunto del etanol, que el gigante suramericano produce a partir del azúcar de caña.

Venezuela tiene planes de comprar etanol a Brasil, unos «200.000 barriles diarios, lo que representa 60 por ciento o más de la producción» de ese país, para «inyectarlo» como aditivo a la gasolina venezolana que se vende en Estados Unidos y Europa, sostuvo Chávez.
«Nosotros todavía no estamos produciendo etanol (…) Estamos instalando cinco plantas de etanol en Venezuela con apoyo de Brasil y de Cuba», agregó el jefe de Estado.
Incluso habló de que se ha discutido un proyecto de Venezuela en alianza con Brasil para producir unos 7.000 barriles diarios de etanol en Ecuador.
«Muy distinto es lo que nosotros estamos haciendo», utilizar el etanol como «aditivo» de la gasolina, «a lo que es la propuesta irracional del gobierno de Estados Unidos».

Otro combustible estratégico

En cuanto al gas, Venezuela pretende abastecer con sus infraexplotadas reservas a la región, comenzando por Brasil, con su descomunal Gasoducto de unos 8.000 km, que genera preguntas sobre medio ambiente y la viabilidad del negocio, que finalizaría en 2017, con inversiones calculadas en 23.000 millones de dólares.

El presidente de la estatal brasileña Petrobrás, Sergio Gabrielli, dijo que se trata de “estudios preliminares, sobre el Gasoducto tenemos más de 50 técnicos trabajando en el tema, es muy temprano para saber esas cifras (longitud e inversión), en total son 100 técnicos entre Brasil y Venezuela».

El presidente Chávez dijo, este lunes, que la demanda de gas en los próximos 15 años aumentará en 62% a nivel mundial y 127% a escala latinoamericana.

Mientras los mandatarios llegaban, en un gesto de fraternidad, Lula y Chávez colocaron la primera piedra de un conjunto petroquímico binacional que operaría en 2009 en el complejo petrolero de Jose (300 Km. al este de Caracas), acompañados por sus colegas de Bolivia, Evo Morales, y de Paraguay, Nicanor Duarte.

América Latina es una región muy rica en recursos energéticos, que apenas ha utilizado 26% de su potencial hídrico, con reservas de gas probadas para los próximos 31 o 32 años, petróleo para 35, según la Organización Latinoamericana de la Energía (Olade).

Los detalles del proyecto

En su discurso Chávez advirtió que «en el mundo se está cocinando a fuego lento una verdadera crisis energética» por los desequilibrios entre la demanda y la oferta de combustibles y dijo que «eso es una de las razones de las tensiones geopolíticas» que tienen lugar en algunas partes del mundo.

«Tenemos puesto el ojo del águila sobre nuestras espaldas», alertó el mandatario venezolano, en alusión a los Estados Unidos y sus necesidades energéticas, tras mencionar que «la invasión a Irak, las amenazas contra Irán y el intento de golpe de estado de hace cinco años en Venezuela fueron con olor a petróleo».

El plan esbozado se fundamenta en las reservas petroleras y gasíferas de Venezuela, que se completan con los recursos energéticos de los demás países (por caso Bolivia) para conformar polos de refinación y centros industrializadores de gas en toda la región, con la incorporación del etanol como combustible sustituto de las naftas.

El proyecto prevé construir o ampliar 13 refinerías en Sudamérica, algunas ya en marcha por parte de Venezuela con otros países, y de una red de centros procesadores del gas natural, para ser distribuido a través de los proyectados gasoductos del Sur, Transoceánico y un eventual gasoducto Trasandino, hasta Ecuador.

Conciliador con su colega brasileño Lula da Silva, Chávez dijo que no está en contra del etanol, que se elabora desde la caña de azúcar.

«Nosotros no estamos contra los biocombustibles, que constituyen una estrategia válida cuidando que no afecte (la producción de) los alimentos», aseveró.

«Queremos importar etanol de Brasil», dijo Chávez, quien de paso pidió a Estados Unidos que importe el etanol suramericano sin aranceles, en referencia a un desacuerdo reciente entre Lula y su colega estadounidense, George W. Bush.

Chávez advirtió que «en el mundo se está cocinando a fuego lento una verdadera crisis energética» y lo argumentó en la conjunción de escasez de recursos, expectativas de consumo y graves asimetrías energéticas entre las distintas naciones.

Puso como ejemplo que la demanda mundial de petróleo crecerá 22 por ciento y la de gas 62 por ciento de aquí al 2020 y que en América Latina las necesidades de consumo duplicarán esa media, según cifras de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

A principios de marzo, en vísperas de la cumbre, Chávez adelantó que «seguirá disminuyendo» los envíos de petróleo a los Estados Unidos: «Estamos reduciendo el nivel de caudal de envíos a Estados Unidos y nos estamos diversificando», afirmó durante una entrevista por Canal 7.

Al respecto, el mandatario venezolano aludió que está incorporando a la poderosa China y a India como compradores. «Seguirá disminuyendo», dijo Chávez sobre la venta de crudo a Estados Unidos, al sostener que ese país «nos saqueó y ahora somos libres».

¿Qué pasará con Argentina? YPF aun tiene recursos bastante suculentos como para quedar afuera de semejante oportunidad. ¿Qué sucederá con sus cerca de 38 mil millones de dólares que posee de reserva? Este puede ser un año clave para saberlo.

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