Un F5 político ¿y electoral?

Fin de ciclo para las especulaciones: el cierre de listas confirmó los nombres de la batalla que se viene. Hacia dónde irá la estrategia “ciudadana” en el largo y sinuoso camino a octubre.

Más importante que su candidatura en sí, es interesantísimo el titiriteo con que Cristina Fernández de Kirchner logró ganar el centro del escenario político bonaerense. La única urna nacionalizable de una elección distrital será la arena en la que se medirán nítidamente la ex presidenta y su sucesor, Mauricio Macri. Distintas cuestiones políticas y la marcha del gobierno nacional desembocaron en este duelo, que, a su vez, transformará a ambas premisas según sus resultados. Pero es indudable que la líder de Unidad Ciudadana concita la mayor atención del resto del elenco dirigencial. Basta, para comprobarlo, con observar a Sergio Massa, cuya jefa de campaña (Graciela Camaño) dijo que esperarían a que CFK moviera para, recién después y en función de ello, definir su armado. O a Florencio Randazzo, quien la noche previa al cierre de listas, y en la intimidad, le dijo a su ex jefa que fue por la suya porque creyó que ella no jugaría y designaría en su lugar a algún delfín, y que en tal caso entendía legítimo discutir en una PASO el sitio de contendiente máximo de Macri.

 

Que toda la representación partidaria siga girando alrededor del cristinismo cuando puede que por lo menos gran parte de la ciudadanía ya esté más interesada en plebiscitar la gestión del gobierno nacional, puede darle a CFK el carácter distintivo que siempre garpa en campaña.

 

La dos veces primera mandataria no llegó a esta instancia por causalidad. Necesitó de un acuerdo con el PJ bonaerense como chasis de su esfuerzo proselitista, que puede decirse que arrancó con su discurso en Comodoro Py, cuando reapareció en público tras su cese en Balcarce 50, hace algo más de un año. Ya entonces habló de “frente ciudadano”. Rótulos al margen, se trataba de colocar al deterioro socioeconómico causado por el macrismo como eje crítico del debate, y allí sigue. Los intendentes peronistas de la provincia, la máxima institucionalidad que le quedó al partido tras el sopapo de 2015, se fueron sumando conforme la resiliencia electoral de CFK se revelaba cada vez más sólida. El momento not personal, just business de la política finalmente llegaba.

 

Las listas expresan eso: todos tienen algo tanto en el orden nacional como en los subnacionales.

 

Foto: Néstor Sieira

CFK necesitaba de ese volumen territorial para complementar su expresión del descontento, y los alcaldes se nutrirán del arrastre que ella presumiblemente conserva para poner a salvo sus concejos deliberantes, al tiempo que sintonizan con un malestar que en sus pueblos pegó como en pocos otros lados del país. Los jefes comunales mojan con la boleta senatorial, pues ellos la solicitaron como pocos. En algún sentido, estructura y novedad, como Martín Rodríguez explica que ha sido siempre el peronismo. Se logró una síntesis posible. No se puede saber si será correcta la lectura hasta que se cuenten los votos, pero, ¿había otro modo de conjugar táctica y estrategia?

“La única urna nacionalizable de una elección distrital será la arena en la que se medirán nítidamente la ex presidenta y su sucesor, Mauricio Macri”

También jugó a favor de ella que nadie, desde la asunción de Macri, se dedicó en serio a construir la renovación reclamada, seguramente con algún grado de acierto y justicia. De hecho, así lo manifestó hasta el pintoresco Mario Ishii: “En 2011 fui a la primaria contra Daniel Scioli porque, si no, 250 listas se quedaban sin poder jugar en toda la provincia de Buenos Aires.” Hay allí un ruido que no deja de alarmar incluso desde ese comicio en el que el 54% confundió. El tema es que la demora en encarar su tratamiento, que va más allá del propio Randazzo, hizo que la mayoría del PJ la sintiera ahora inadecuada optando por, una vez más, postergarla, genuinamente o por conveniencia. En cualquier caso, no es culpa de Cristina, no sólo al menos, que nadie acierte en reemplazarla.

 

El punto de partida desde el que se piensa es el 37% a 32% con que Scioli derrotó a Macri en la primera vuelta 2015 en La Mazorca. Sin acuerdo con el ex ministro de Interior y Transporte, el relato se enfocará obsesivamente en el desempeño oficialista para asegurar lo más posible de aquel acompañamiento al ex motonauta, que es el sufragio peronista duro, empujando al chivilcoyano a pelear ajenidad posiblemente descontenta, para capitalizar esa hipotética fragmentación.

 

La designación de Jorge Taiana expresa voluntad de fisurar las alianzas ajenas, como así también un premio a un disidente con códigos y que tiene otro tono para decir lo mismo, metamorfosis que la oriunda de Tolosa comenzó a explorar en su acto en el estadio Julio Humberto Grondona. Hay asimismo una confección que muestra novedades, quizás las únicas de esta competencia: paridad de género, juventud, cero reelecciones, reconocimiento al sindicalismo, intervención directa de colectivos agredidos por el macrismo. Si la acusación de los últimos tiempos, atendible, era que CFK le hablaba sólo al Patio de Las Palmeras, ahora le da más micrófono a la gente. Otro equilibrio. Sin tirar a nadie por la ventana, pero refrescando. Si eso no es autocrítica, ¿qué sí lo sería?

“Si la acusación de los últimos tiempos, atendible, era que CFK le hablaba sólo al Patio de Las Palmeras, ahora le da más micrófono a ‘la gente’

Por último, y natural en una estratega como la ex esposa de Néstor Kirchner, piensa en el Congreso que podría llegar a integrar. Interpreta que el daño CEOcrático se ha servido sobre una mesa de acuerdos de gobernabilidad con el justicialismo que gestiona. Varios mandatarios provinciales ya le han advertido a Olivos que se avecinan tiempos de renegociación de aquellos pactos. Cristina diseñó una tropa que no se sienta compelida a convenir. Se imagina sentada a esa mesa como representante bonaerense, pues al no tener la oposición gobernador allí, como su senadora podría ser quien mejor armonice al scrum de intendentes cuyas vecindades –se reitera– sufren esa regresión. Con el objetivo de, por lo menos, endurecer los términos de los futuros contratos. Siendo que Casa Rosada, encima, anuncia la profundización del proyecto en caso de vencer.

 

No romperá el bloque FpV-PJ que todavía comanda Miguel Ángel Pichetto (incluso con consenso camporista), pero buscará alterar la relación de fuerzas a su interior. No casualmente el senador rionegrino fue uno de quienes más fuerte le pegó a la arquitectura Unidad Ciudadana. Pero cuidado: sus servicios a Macri ya fueron amonestados como excesivos también por los gobernadores de quienes se decía delegado. Algunos de ellos posiblemente saluden la postulación de CFK con foto en los próximos días. No le faltaría robustez, en ese marco, a la fracción Instituto Patria.

 

Resta ver si alcanza, pero no debería extrañar que prime en la carrera quien más ha sudado por ello.

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