Un duro retorno a casa: la prensa de Estados Unidos critica a Bush por su visita a la IV Cumbre y se pregunta para qué fue

Por Causa Popular.- La debilidad, interna y externa del gobierno de George W. Bush, es un elemento fundamental para entender el escenario latinoamericano, y para comprender el contexto en el que proliferan las dificultades para coordinar acciones antiimperialistas contundentes entre los gobiernos de la región. Mientras que en el interior de los Estados Unidos, a sólo un año de haber accedido a su segundo mandato, una mayoría de estadounidenses cuestiona la gestión y la honradez de su presidente, en el plano internacional Bush continúa acumulando fracasos. A las dificultades encontradas en Mar del Plata para reflotar el ALCA (donde la prensa se pregunta para qué vino a Argentina), se le suma una contundente votación de la Asamblea General de la ONU que rechazó el Bloqueo a Cuba y un verdadero escándalo interno por la defensa que hace la Casa Blanca para implantar la tortura.

A sólo un año de la victoria que le garantizó un segundo mandato, una mayoría de estadounidenses cuestiona la gestión y la honradez del presidente número 43º de su historia, según un nuevo sondeo hecho público esta semana por The Washington Post-ABC News.

En la encuesta, de mil adultos entrevistados solo un 33 por ciento otorgó al mandatario una calificación positiva por honestidad, lo que representaría una caída de 17 puntos con respecto a una encuesta similar en enero pasado.

Mientras que para el 57 por ciento de las personas encuestadas Bush engañó al país para defender su posición sobre la guerra en Irak. Otro 58 por ciento duda que la conflagración termine de forma exitosa para Washington, que ha perdido más de dos mil soldados en tres años de operaciones militares y más de 25 mil civiles iraquíes muertos, según datos del propio Pentágono. La encuesta también reveló que la aprobación popular de la labor del jefe de Estado se ubica actualmente en solo un 38 por ciento. Su peor nivel en un lustro de mandato ejecutivo.

Estos sondeos, en los que todos los aspectos consultados da un saldo negativo, permiten concluir que nunca antes Bush fue menos popular entre sus ciudadanos.

Una aprobación tan baja por parte de los norteamericanos, tal vez, permita comprender la virulencia con la que fue tratado el presidente George Bush por el The New York Times en relación la gira realizada por este por Argentina, Brasil y Panamá.

“Después de la desastrosa visita de Bush a América Latina, uno se pone nervioso al darse cuenta de que todavía le quedan más de tres años de presidencia», escribió The New York Times en un severo editorial contra el presidente y su gobierno, un día después de concluir su gira por la región.

“Ya es bastante duro -agregó este diario- convivir en el frente doméstico con una administración que no tiene ni agenda ni es competente.

Pero el resto del mundo no puede permitirse un gobierno estadounidense tan malo durante tanto tiempo”, en alusión a las dificultades que enfrentó en la IV Cumbre de las Américas. En Mar del Plata, “Bush y su Gobierno ni siquiera lograron una sálida mínima para salvar la cara en las negociaciones comerciales, sino que permitieron que un oportunista como (el presidente venezolano Hugo) Chávez le robara el show», agregó el periódico.

En la escena internacional, los problemas del gobierno norteamericano no se acabaron en Mar del Plata, la Organización de las Naciones Unidas -un organismo que suele ser muy proclive a cumplir con los deseos de Washington- condenó por decimocuarta vez el criminal bloqueo que Estados Unidos ejerce sobre Cuba. En esta oportunidad 182 Estados de 191 votaron a favor, la votación más alta a favor de Cuba obtenida hasta la fecha.

El bloqueo a Cuba es una guerra genocida de la política norteamericana. Violatoria de varios preceptos fundamentales del derecho internacional, ha impuesto a Cuba durante casi medio siglo las más adversas condiciones no sufridas por ningún otro país por un período tan extenso, para el desenvolvimiento de su comercio, su economía y su desarrollo social.

La tortura, otra de las caras del imperio

Desde que la administración Bush pidió al mismo congreso de su país, que se legalice la tortura, defendida por Bush como una técnica valida de interrogatorio a prisioneros que considera dentro de la ley, la Casa Blanca enfrenta una lluvia de críticas desde los más diversos sectores.

Durante su visita a Panamá, Bush pretendió enfrenar las acusaciones de maltrato a sospechosos de terrorismo al afirmar: “nosotros no torturamos”. Pero en el escenario descrito la credibilidad del presidente norteamericano habré espacio para la duda sobre cada una de sus declaraciones.

En este sentido, sus críticos señalan un informe publicado la semana pasada por el diario The Washington Post, según el cual la Agencia Central de Inteligencia (CIA) interroga a prisioneros pertenecientes a Al Qaida en prisiones secretas en Europa oriental, Afganistán, Tailandia y otros países.

La Casa Blanca no confirmó ni negó la existencia de esas instalaciones, conocidas como «sitios negros», pero la CIA pidió al departamento de Justicia que investigue la filtración de información clasificada al Washington Post. La denuncia ha vuelto a poner a la Casa Blanca a la defensiva en medio del candente debate nacional sobre la tortura, 19 meses después de la publicación de fotos con imágenes de torturas a iraquíes detenidos en la prisión de Abu Ghraib, que desataron un escándalo.

Pero aunque altos funcionarios insisten en que Estados Unidos no tortura, la Casa Blanca continúa reservándose el derecho a recurrir en algunos casos a técnicas de interrogatorio cuestionadas. Bush ha sugerido que una prohibición lisa y llana ataría las manos del gobierno en su guerra contra el terrorismo.

“Nuestro país está en guerra, y nuestro gobierno tiene la obligación de proteger al pueblo estadounidense”, dijo Bush a la prensa en Panamá.

“El imperialismo es como un tigre de papel”, dijo Chávez durante su discurso en Mar del Plata citando a Mao Tse Tung.

El gobierno de George Bush, muestra las debilidades del imperio norteamericano a la mitad del camino de su recrudecimiento imperial de los últimos años.

El propio pueblo norteamericano empezó a levantar la consigna que America Latina viene gritando las últimas semanas: “No a Bush”. Un giro imprevisto que puede ser decisivo para el futuro inmediato de los latinoamericanos.

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