La semana pasada el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, regresó terminó una gira que comenzó con su visita a la última cumbre del MERCOSUR. Fueron 15 días en 9 países, una recorrida diplomática considerada expresión de una política exterior favorable a la estimulación de la multipolaridad. Apenas pisó Caracas, el jefe de Estado venezolano, retiró a su embajador en Israel y reiteró que causa indignación ver cómo ese país atropella y descuartiza con aviones estadounidenses a muchos inocentes.
El periplo comenzó el 20 de julio en Córdoba, Argentina, donde se realizó una cumbre del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) que marcó el ingreso venezolano a ese pacto regional integrado además por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Venezuela consideró su ingreso un aporte a las proyecciones integracionistas regionales, basadas en la cooperación, la complementación y un gran peso social, en oposición a la propuesta de Estados Unidos de libre comercio.
Con posterioridad a su estancia en Argentina, Chávez visitó Rusia, Belarús, Portugal, Irán, Qatar, Vietnam, Mali y Benin, con agendas que tuvieron en común la búsqueda de la diversificación de las relaciones económicas. Asimismo, el Jefe de Estado se apuntó éxitos diplomáticos con el incremento del respaldo a las aspiraciones venezolanas de obtener un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU, que provocó una amplia campaña de Washington en su contra.
En particular las visitas a Rusia, Belarús e Irán ratificaron la política independiente de Venezuela y su aceptación internacional, pese a las presiones que caracterizan las acciones del gobierno de George W. Bush hacia el país sudamericano. En Rusia, Chávez recibió la confirmación de Moscú a compras de equipos militares (aviones, helicópteros, fusiles y fábricas de fusiles y municiones) que Washington intentó bloquear con presiones a la nación europea.
Las visitas a Belarús e Irán, países con los cuales se firmaron acuerdos económicos de amplio alcance, sirvieron asimismo para reafirmar la línea de una política propia, por tratarse de gobiernos que reciben la abierta hostilidad estadounidense. En términos concretos la gira arrojó, además de los acuerdos militares, contratos que apoyan proyectos venezolanos de magnitud como el gasoducto del sur, de unos ocho mil kilómetros de largo, y el impulso del desarrollo petrolero e industrial.
De gran importancia consideró el propio Chávez la creación de una empresa mixta para la explotación de hidrocarburos con Irán (ambos miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo).
En el campo petrolero se avanzó asimismo en la participación rusa, mientras con Irán y otros estados se lograron acuerdos para otros sectores como el automotriz, construcción de viviendas, petroquímica, cultura, comercio y otros.
El campo técnico militar
América Latina no es un socio tradicional de Rusia en la cooperación técnico-militar. Siempre ha sido una zona de intereses de EEUU, y Washington vigila que nadie penetre en ese mercado. La reciente visita del presidente venezolano a Moscú ha entusiasmado a la industria armamentística rusa. Caracas comprará 38 helicópteros Mi-17V-5 y Mi-35M por $484 millones.
Además, según otro contrato firmado, adquirirá 24 cazas multipropósito Su-30MK2. Poco antes, las partes habían suscrito un contrato por $52 millones para suministrar a Venezuela 100 mil fusiles de asalto Kalashnikov y dos contratos más por $474,6 millones para construir una planta de fusiles AK-103 y otra de munición de 7,62 mm.
El ministro de Defensa ruso Serguei Ivanov ha comentado que el precio total de los contratos sellados supera $1.000 millones.
La perspectiva de suministro de cazas rusos al mercado latinoamericano ha levantado los ánimos en el complejo industrial militar de Rusia. Los pilotos rusos incluso se habían presentado en dos cazas Su-30MK2 en los festejos por el 195º aniversario de la independencia de Venezuela, donde exhibieron impresionantes figuras de acrobacia aérea y cautivaron al público asistente. «Es una excelente publicidad de los aviones y motores rusos», había comentado el ministro Serguei Ivanov.
Chávez señaló que precisamente por ello Washington lleva a cabo una campaña de chantaje para que Caracas no pueda ocupar un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU. “Ellos (Estados Unidos) tienen razones para boicotear la aspiración legítima de Venezuela de acceder a ese organismo internacional, pues saben que defenderemos el derecho de los pobres, de los atropellados por el imperialismo”, acotó. El estadista también criticó la conducta cómplice del gobierno estadounidense, el cual se negó a permitir que el Consejo de Seguridad tomase alguna acción contra Tel Aviv por sus ataques a Palestina y Líbano.
Por otro lado, aseguró que cada día crece más el apoyo internacional para que Venezuela ingrese como miembro no permanente al Consejo de Seguridad, pese a las crecientes presiones de la administración norteamericana.