Todo el poder a Economía

Con Danilo Astori piloteando la política internacional del país, Uruguay marcha hacia la ruptura con el Mercosur. Esa es la percepción de la mayoría de los grupos del Frente Amplio, que se preparan a resistir la embestida.

El episodio hasta ahora no ha sido divulgado. Según supo BRECHA de diversas fuentes, la postergación de la visita del presidente de Brasil a Uruguay se debió a una decisión de… Uruguay.

El gobierno nacional rechazó, por “problemas de agenda”, la oferta de Brasil de adelantar la visita de Lula a Montevideo para el viernes 8. El mandatario brasileño hubiera llegado al país en la mañana de ese día, almorzado con su par Tabaré Vázquez y luego ambos hubieran partido juntos hacia la cumbre sudamericana de Cochabamba a bordo del avión presidencial norteño.

Uruguay dijo no porque ese mismo día Vázquez debía inaugurar el Instituto Pasteur de Montevideo. Pero hete aquí que quien sí llegó ese viernes 8 a la capital uruguaya fue el presidente de Venezuela, y con él se fue Vázquez hacia Bolivia. Antes habían almorzado juntos y el uruguayo había inaugurado el Pasteur. Brasil anunciaría luego que Lula no vendría a Montevideo en la fecha inicialmente prevista, el lunes 18, y los gobernantes uruguayos mostrarían entonces su malestar. Pero…

Dirigentes de diversas fuerzas de izquierda consultados por BRECHA opinaron que ese episodio, de por sí infeliz, lo es más aun teniendo en cuenta el actual estado del Mercosur y los reiterados pedidos uruguayos a Brasil no sólo para que intervenga en el conflicto con Argentina sino para mejorar el funcionamiento del bloque. Y agregaron que se refuerza la sensación de que el gobierno progresista está dándole cada vez más la espalda a la integración regional.

BICEFALIA

Desde la llegada del Frente Amplio al gobierno coexisten en el Ejecutivo, alternando en el predominio, dos líneas de política internacional. Una de ellas, liderada por el ministro de Economía Danilo Astori y su grupo Asamblea Uruguay y respaldada en los hechos por Alianza Progresista y el Nuevo Espacio, tiene como fuente de inspiración el modelo chileno de apertura de la economía y apunta a un formato de inserción mundial alejado de la formación de bloques regionales o continentales.

En el horizonte de esta estrategia -que encuentra impulso en los problemas que enfrenta el Mercosur, en parte por responsabilidad de sus socios mayores- está la firma de un tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos.

La segunda línea, sin desconocer las dificultades del pacto regional, busca reformularlo, entendiendo que el Mercosur debe ser la plataforma de inserción internacional de Uruguay. De esta otra opción participan varios ministros (entre ellos el canciller Reinaldo Gargano) y la mayoría del MPP, y del ps, la 1001, la Vertiente Artiguista, el 26 de Marzo, el pvp y la ci.

La característica oscilación en el predominio de una u otra tendencia tuvo un giro dramático en las últimas semanas. El planteo de Astori en la reunión de la Cepal en Chile y su intervención en la reu-nión del Consejo del Mercado Común (CMC) del Mercosur en Brasil la pasada semana parecieron indicar que la balanza se ha volcado hacia su lado.

El ministro de Economía ofició como la voz del presidente y cuestionó el funcionamiento del pacto, reclamando que se le permitiera a Uruguay hacer acuerdos extrazona (léase TLC) como forma de resolver las asimetrías del bloque.

En una entrevista con El País (domingo 17), Astori se reiteró partidario de “acuerdos fuera de la región con preferencias arancelarias”. “Nosotros no nos vamos a bajar de esta propuesta. Así que convocamos a todos a buscar una salida que la contemple. No estoy anunciando el próximo paso.” Y dejando planteada la posibilidad de una suerte de alejamiento si no se contemplan las demandas, concluyó: “Seguramente en un proceso de este tipo se dan pasos. Yo no sé cuáles son los futuros pasos”.

Las versiones de lo ocurrido en el CMC señalan que el planteo de Astori alcanzó un tono lindante con la ruptura, que no sólo provocó el malestar de los socios mayores del Mercosur -la ministra de Economía argentina Felisa Miceli instó a Uruguay a que “se defina de una vez”-, sino que tuvo su repercusión en el Frente Amplio.

El senador de la Vertiente Artiguista Enrique Rubio se manifestó contrario a la insistencia con que “algunos jerarcas” cargan contra el Mercosur. “Nada dicen de las ventajas que ha permitido el pacto para la colocación de los productos con mayor incorporación de tecnología y valor agregado. Se hace público lo negativo, lo que es altamente sospechoso por los intereses que están en juego”, declaró Rubio a BRECHA. E insistió: se machaca con que el comercio con la región es deficitario, pero en el inventario del intercambio sólo se habla del rubro bienes y nada de servicios como el turismo. “Si cuando se denunció que por los cortes de los puentes Uruguay perdió 450 millones de dólares por los perjuicios ocasionados al turismo, ¿por qué no se incluye el ingreso por ese rubro cuando se analiza el intercambio con la región?”, se preguntó el senador.

Por otro lado, destacó avances en el funcionamiento del pacto regional, como las propuestas de Brasil para acelerar el cronograma de eliminación del doble cobro del arancel externo común y para bajar las exigencias en materia de origen. “Esto es vital para Uruguay, porque podrán considerarse como productos de ‘origen Mercosur’ aquellos que tengan un 30 por ciento de mano de obra nacional, cuando hoy se exige el 60. Como Uruguay no tiene integración vertical, necesita mucho insumo y componente importado para agregarle valor acá, y decisiones como ésta son esenciales.”

Por su parte, el diputado socialista Roberto Conde destacó la ausencia de una estrategia del gobierno uruguayo para resolver, manteniéndose plenamente en el Mercosur, las asimetrías que se denuncian. “Uruguay tiene razón en lo que reclama de sus socios, pero ese reclamo de por sí no constituye una estrategia. Uruguay tiene el espacio para una estrategia propia dentro del Mercosur: hacerse reconocer como economía pequeña y elaborar un estatuto de trato preferencial, que consiste en una política sistemática de reducción de asimetrías y de un espacio priorizado para la radicación de inversiones y desarrollo de procesos económicos”, señaló Conde.

Para lograr que las economías mayores le reconozcan ese estatuto y lograr un modus operandi con Brasil en esta materia, el diputado socialista advirtió que se debe “partir de una reafirmación de los fundamentos de la integración y no posicionarse como lo está haciendo Uruguay, poniendo permanentemente en duda el valor de la integración y su propia permanencia en el pacto. El país pagará un precio muy elevado si persiste en ese gigantesco error estratégico. En el gobierno, en el Frente Amplio y entre los parlamentarios, deberíamos discutir la estrategia de integración para los próximos diez años, porque por esta vía se nos está llevando a un callejón sin salida”.

Consultado por BRECHA, el diputado de Asamblea Uruguay Alfredo Asti discrepó radicalmente con los señalamientos de Rubio y Conde. Las medidas positivas adoptadas por el Mercosur citadas por el senador vertientista apenas sirven para compensar con “algunas cositas” la situación crítica que se vive en el pacto, dijo. El principal problema con el Mercosur es que no ha servido como plataforma de inserción en el mundo porque Brasil no tiene interés en acuerdos como el hoy estancado con la Unión Europea. Y también porque el socio mayor ha jugado al bilateralismo con Argentina, en desmedro de Uruguay y Paraguay, opinó Asti.

EMBARRANDO LA CANCHA

A Rubio la utilización del diferendo con Argentina para golpear sobre el Mercosur le parece particularmente inapropiada. “No hay que entreverar el conflicto coyuntural y dramático con Argentina por la planta de celulosa con los problemas que tiene todo proceso de integración.

Esa lógica aparece en el conjunto de declaraciones que hacen distintos actores desde el lado uruguayo, fundamentalmente desde el mef. Podemos entrar en un circuito de retroalimentación perversa por el cual la insistencia dramática y legítima contra el corte de los puentes sirva para abonar el terreno de las críticas al funcionamiento del Mercosur como proceso de integración y termine de manera inadecuada en una situación de ruptura o algo parecido. Da la impresión de que esa lógica le es funcional a la derecha uruguaya. Y no sólo a ella. Nosotros no compartimos un formato de integración a la chilena, como se impulsa desde Economía”, subrayó Rubio.

La percepción de que en el gobierno se está apuntando a cambiar el estatuto de Uruguay en el Mercosur, para llevarlo, al igual que Chile, a la condición de miembro asociado, se ha visto alimentada por otro hecho. A fines de enero se firmará con Estados Unidos un tifa con el formato que la nación del norte concretó con Tailandia y Bahrein. Este acuerdo terminó en un TLC. El contenido de ese acuerdo no lo conocen ni siquiera la mayoría de los ministros. Y menos aun en el Frente Amplio.

El senador comunista Eduardo Lorier comentó a BRECHA su preocupación de que se trabaje en esa dirección cuando no hay funcionamiento de la coalición (la Mesa Política levantará su receso veraniego el 22 de enero). Por eso su sector planteó la concurrencia de Gargano y Astori a la dirección frenteamplista, con la idea de recibir información y que se ponga sobre la mesa la discusión de toda la política internacional del país y que nada se resuelva al respecto hasta que la misma sea consensuada. De la misma opinión es el MPP, según señaló a BRECHA la diputada Ivonne Passada. Todo debe ser discutido en el Frente, dijo.

Comunistas y emepepistas coinciden en que actualmente es Economía la que determina la política internacional del país, sin que el gobierno (con excepción del presidente) tenga participación en el asunto.

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