Todavía falta para llegar al cambio

El primer año del gobierno de Fernando Lugo coincidió con una jornada nacional de protesta de cinco días de duración (del 10 al 15 de agosto) del Espacio Unitario Popular (EUP), una articulación de diversas organizaciones sociales y partidos de izquierda (1), con el apoyo de figuras de sectores políticos diversos entre los que resalta la figura del gobernador del departamento de San Pedro, José Pakova Ledesma, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA).

La jornada transcurrió con marchas y concentraciones pacíficas en diferentes puntos del interior y en la capital. Este bloque de organizaciones exige a Lugo el cumplimiento de sus compromisos electorales, en especial, la reforma agraria, además de atacar con especial dureza al Poder Judicial y al bloque conservador de derecha que tiene mayoría en ambas cámaras del Congreso y frena los proyectos sociales, al mismo tiempo que busca legitimar con nuevas leyes las represiones a los reclamos populares.

La respuesta a estas movilizaciones de los grandes medios (canales, diarios y radios) es escandalosa por sus tergiversaciones y ataques a los dirigentes del EUP vinculándolos con todo tipo de supuestos delitos (cercanías con Hugo Chávez, con secuestradores, tráfico de drogas, etc.) Esta actitud agresiva, sin embargo, demuestra la debilidad de una clase dominante atrasada que luego de perder la hegemonía política a través del Partido Colorado que estuvo 60 años ininterrumpidos en el poder, no tiene un partido político de recambio que represente con fidelidad sus intereses y mantenga la estructura que le permitió acumular sin mayores problemas. Es evidente que el golpe de Estado en Honduras desató las amarras para profundizar un ataque virulento y diario al gobierno que se sostiene equilibrando en aguas turbulentas.

Lugo alcanzó su triunfo electoral facilitado por la desarticulación y crisis de la relación entre partido y clase dominantes, además de la alianza amplia (amplísima) que logró. Pero Lugo «llegó al gobierno pero no al poder» (ET) y ahora debe enfrentar a un entramado de organizaciones que exige de todo y —aún con sus contradicciones— apunta a la derecha reaccionaria como enemiga principal y al mismo tiempo exige el cumplimiento de su programa: que cambie la política social, que se transforme el Poder Judicial, que el Congreso apruebe leyes a favor del pueblo, que acabe la represión policial y fiscal (uno de los puntos más negros del gobierno) y que los sojeros dejen de envenenar a la población con el uso indiscriminado de agrotóxicos. El ex obispo mostró hasta ahora un discurso populista, pero todavía no hizo las reformas que requiere el país para salir del atraso y avanzar hacia el desarrollo y la soberanía.

El Espacio Unitario Popular es una experiencia reciente que busca construir la unidad por una cuestión estratégica ante la correlación de fuerzas, con el objetivo de construir un bloque popular con la movilización y la organización como armas de lucha. Pero esta tarea no es fácil y un primer paso es la actual jornada de lucha —que aún con los resultados que obtuviere— es parte de un proceso de acumulación necesaria, con las limitaciones y las divergencias existentes. En Paraguay, las grandes batallas en el campo democrático todavía están comenzando y el protagonismo es popular.

(1) El P-Más y el Partido Tekojoja forman parte del gobierno. El Partido Convergencia Popular Socialista y el Partido Comunista Paraguayo, no forman parte del gobierno, pero llamaron a votar por Lugo mediante un documento firmado.

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