Señores, es hora de dar una respuesta contundente.
Acaban de poner en tela de juicio el derecho de los argentinos a darnos un sistema mediático democrático, representativo y desconcentrado. Acaban de repatentar la descalificación que los monopolios crecientes instruyeron sobre la radiodifusión naciente en la década del ochenta, con la recuperación de la democracia, y que prosperó a la sombra de la ley de radiodifusión de la dictadura. Acaban de reinstaurar bajo el concepto de “trucha” el sistema de persecución contra las alternativas que los radiodifusores auténticamente independientes generamos frente a la política comunicacional oligopólica y antidemocrática que diseñó el actual sistema.
Políticos de la oposición desesperados por el padrinazgo de los monopolios a semanas de una elección, defensores de torturadores y golpistas disfrazados de constitucionalistas, representantes de las entidades que disciplinaron el sistema mediático durante las dictaduras y que prontamente mutaron a paladines del orden institucional, y los propios medios concentrados han iniciado una cruzada con el sólo cometido de aplicarle políticas de legrado al tratamiento de la ley de servicios de comunicación audiovisual que regenerará el derecho a la información en el país.
Si alguien cree que la virulencia de los ataques contra Gabriel Mariotto lo tienen como único destinatario comete un error fatal. Vienen por la ley, por esta ley y por cualquiera que no garantice la concentración como negocio propio y como política propia de dominación simbólica.
De manera que los invito y les ruego a hacer uso de todos los espacios posibles para desagraviar el genuino derecho que hemos estado militando durante décadas.
No debe haber ningún micrófono, ni cámara, ni periódico libre en la Argentina que guarde silencio ante esta escalada de infamias.
Les solicito de igual manera que difundan al máximo esta exhortación.
Porque la capacidad de generar silencio del enemigo es grande, el desafío requiere de todas nuestras voces.