¿Tocamos fondo?

“Tal vez sea el momento de rearmar una nueva mayoría y empezar a despegar de lo que fue solo un toma y daca. (…) Es crucial tener una agenda que refleje las necesidades de la calle. (…) Sin un poco de audacia y ruido, esto no va a cambiar.” Por Carlos Benitez Gibbons

Hace apenas una semana, en una reunión política, un importante exministro de la gestión de Alberto Fernández afirmaba: «ya tocamos fondo», insinuando que el peronismo había llegado a su punto más bajo al estar completamente a la defensiva y desarticulado. Desde la aprobación de la Ley de Bases, no ha logrado encontrar un mínimo de acuerdo y orden para enfrentar las consecuencias de esa derrota legislativa. Para colmo, YPF acababa de castigar al gobernador de la provincia de Buenos Aires, trasladando a Río Negro la millonaria inversión que se iba a realizar en Bahía Blanca para construir la planta de gas licuado más grande del país. Pero no, no habíamos tocado fondo aún; todavía quedaba más fango, barro, mugre e impudicia. El domingo por la tarde, Claudio Savoia, «periodista» de Clarín, lanzó un tuit con una nota bomba, como suelen hacerlo, con sus anuncios belicosos, sobre una filtración de fotos de Fabiola Yañez, esposa del expresidente Alberto Fernández, que mostraban la violencia física que él ejercía sobre su mujer. Una chispa que encendió una semana de caos en una argentina anestesiada, donde la ética periodística, si es que alguna vez existió, brilló por su ausencia.

¿Y en qué contexto se producen estas filtraciones? Se dan en un momento en el que el gobierno está fallando en todos los frentes. En lo económico, no hay una sola variable que ofrezca esperanza: inflación en alza, reservas en descenso para sostener lo insostenible, riesgo país en casi 1700 puntos, desempleo en aumento, pobreza con cifras escalofriantes, y un FMI que, aunque desde la gestualidad nos dice «todo bien», no ofrece dinero fresco ni mejores condiciones. Nadie confía en el rumbo económico que este gobierno propone, si es que propone algo, porque no es más que una timba financiera al borde de explotar. Hace días que se habla de un corralito y todos, aparentemente, fingimos demencia hasta que lo peor ocurra, y como siempre, los sectores más vulnerables pagarán los costos.

En el plano legislativo, las cosas no van mejor (visitas de diputados a genocidas, la bicameral, SIDE, fondos reservados multimillonarios, incumplimiento de acuerdos). La composición de las mayorías circunstanciales está cambiando, en parte por sus propias torpezas y también porque la «doctrina Pichetto», que propone darle herramientas para gobernar siempre y cuando tengan la suya para legislar, está llegando a su límite. Tal vez sea el momento de rearmar una nueva mayoría y empezar a despegar de lo que fue solo un toma y daca. También, permítanme una licencia y una nota para el bloque opositor: es crucial tener una agenda que refleje las necesidades de la calle, y no solo aquella centrada en las largas e interminables reformas que persiguen algunos pocos sectores desde el campo nacional y popular. Estas reformas, aunque necesarias, a menudo fracasan debido a la falta de capacidad política y, como ocurrió en el gobierno anterior, por la ausencia de una convocatoria efectiva para construir mayorías que respalden legislativamente los cambios estructurales que Argentina necesita. Sin una base de apoyo sólida y diversa, cualquier intento de transformación quedará incompleto y vulnerable a las fluctuaciones del poder.

Hago estas aclaraciones no para justificar lo de AF, sino para destacar que las filtraciones tienen múltiples propósitos y no apuntan en una sola dirección. Si salió del multimedio más famoso de la Argentina, al menos debemos preguntarnos a quién beneficia y a quién perjudica, porque está lejos de ser una investigación rigurosa; más bien parece una operación mediático-judicial.

¿Entonces, el peronismo tocó fondo? Aún no lo sabemos. Lo que sí sabemos es que tiene una tarea titánica por delante para reconstruirse, porque la derrota de 2023, que en realidad comenzó con la victoria de 2019, fue una derrota electoral, política y moral. Ojalá se inicie una revolución ética y moral, para luego pasar a lo político, y así lo electoral quizás resulte un poco más favorable.

Gramsci decía proféticamente: «Entre lo nuevo que no termina de nacer y lo viejo que no termina de morir aparecen los monstruos». Tal vez los monstruos sean esa vieja clase dirigente que se resiste a irse, mientras que las nuevas generaciones no terminan de madurar o atreverse. Estoy convencido de que, sin un poco de audacia y ruido, esto no va a cambiar. Además, tampoco creo que el solo hecho de ser jóvenes sea garantía de algo; a veces escucho a jóvenes que se parecen demasiado a aquellos a quienes supuestamente queremos jubilar. En principio, sea quien sea, tardará en aparecer o consolidarse, pero por lo menos, entre los dirigentes que encarnan una reconstrucción, traten de no atacar o lastimar las mínimas posibilidades de una generación que aspira a volver a llevar a un peronismo al gobierno nacional. ¿Cúal será ese peronismo? Eso estará por verse, pero mientras tanto tengamos la suficiente capacidad de comprensión del momento que atraviesa nuestro pueblo y el entendimiento necesario para reconocer que lo que viene –como siempre— tiene que superar los límites propios, ser algo amplio, mayoritario y superior a lo conocido hasta el momento.

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