¿Sombras nada más?: Kirchner y el Ejército, una pulseada donde aun no está todo dicho

Por Causa Popular.- A menos de una semana de compartir el escenario en el acto del 25 de mayo, junto a la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo, y la esposa del historietista asesinado en 1977 por los militares, Héctor Germán Oesterheld, el presidente Néstor Kirchner repudió en el Día del Ejército a los sectores castrenses que aún reivindican los procedimientos de la última dictadura.
Minutos antes, y desde el mismo púlpito ubicado en el Colegio Militar frente a su tropa, el jefe del Ejército, teniente general Roberto Bendini, se anticipó al presidente y advirtió que no tolerará acciones que “afecten la disciplina o la cohesión de la institución”. Cinco oficiales de la Compañía de Comandos 601 y su jefe fueron sancionados por participar el 24 de mayo de un acto que reivindicó la represión ilegal y recordó los militares muertos en los ’70. Luego fueron sancionados con arresto los militares que se retiraron del palco antes que terminara el discurso presidencial.

La tradición y el protocolo prevén que durante el Día del Ejército el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas -función que cumple el presidente de la Nación-, el ministro de Defensa -en este caso la ministra Nilda Garré-, junto al jefe del Ejército pasen revista a sus tropas. El pasado lunes 29 de mayo por la mañana, curiosamente el día en el que se conmemora el Cordobazo, la gesta obrera Argentina más importante de los últimos 50 años, la ministro y el presidente se hicieron presentes en el Colegio Militar para cumplir con el protocolo castrense en el 196º aniversario del Ejército argentino.

Aunque no se esperaban muchas modificaciones a la rutina anual, la reestructuración militar que está impulsando el gobierno -ver aparte-, junto al acto protagonizado por militares retirados y algunos en actividad para homenajear a los muertos por la guerrilla en los ’70 en el que se amenazó y golpeó a periodistas, presentó un clima tenso. De este clima Roberto Bendini, el jefe del Ejército, dio cuenta en el discurso que precedió al del presidente. “Estamos empeñados y hemos asumido nuestro compromiso para que los desatinos del pasado no nos detengan y nos impidan construir el Ejército que la Nación necesita”, señaló el militar. Luego se adelantó a las palabras de Kirchner y con tono de arenga aseveró que “las armas nunca serán empuñadas en la lucha fratricida contra nuestros hermanos”.

La subordinación del jefe del Ejército al poder político no dejó lugar a dudas cuando Kirchner, aunque con más dureza en su tono y expresión, dio un breve discurso en plena sintonía con el de Bendini. “Se ha incurrido en conductas, acciones y palabras a las que no sería temerario de calificar de rayanas con la apología del delito, al reivindicar al terrorismo de Estado, tal como ocurrió el 24 de mayo en la plaza San Martín. Como presidente de la Nación Argentina no tengo miedo ni les tengo miedo. Queremos al Ejército de San Martín, Belgrano, Savio y Mosconi, y no de aquellos que asesinaron a sus propios hermanos, que fueron el Ejército de Videla, Galtieri, Viola y Bignone que asesinaron a sus propios hermanos”, dijo Kirchner ante la formación militar y los principales jefes castrenses mirando al piso.

El general Roberto Bendini reemplazó en la jefatura del Ejército al fallecido teniente general Ricardo Brinzoni en mayo del 2003. Ascendido por el poder ejecutivo en una de las primeras medidas de gobierno, Bendini se destacó por seguir una férrea disciplina militar, y mostrar a partir de ella una sólida subordinación a su jefe directo, el presidente de la Nación. Como muestra de ello no sólo se encuentra el haber descolgado con sus propias manos del cuadro de los dictadores Jorge Rafael Videla y Roberto Bignone del Colegio Militar, ante las cámaras y luego que Kirchner se lo ordenara con un simbólico “proceda”, sino que el último 24 de marzo, día en el que se recordó los 30 años del golpe, fue el primer militar con un cargo tan importante en la estructura del ejército en relacionar la represión ilegal con el modelo económico implementado por la dictadura militar.

Bendini fue el tercero en la serie de autocríticas que se sucedieron con muy pocos días de diferencia, a casi 30 años del inicio de la última dictadura militar. El almirante Jorge Godoy ya había formulado el mea culpa por las “deudas” de “un pasado trágico” en nombre de la Armada, y el brigadier Eduardo Schiaffino, lapsus de por medio -pasó por alto la palabra “repudio” en su lectura para condenar el golpe-, había hecho lo propio por los aeronáuticos. Claro que el jefe del Ejército acató con mayor disciplina la política del gobierno y fue más allá al hablar de la nefasta herencia económica “del Proceso”.

De todas formas, la corporación militar no parece amilanarse ante estos embates. Su vocero oficial, el diario La Nación, tampoco parece querer resignarse a cumplir esta función, menos aún en estos momentos. “Los homenajes a los muertos militares en los años 70 no se detendrán -escribió Daniel Gallo pasado martes 30-. Esa realidad la conocen los mandos militares. Bendini habló con Ana Lucioni, una de las organizadoras del acto en la plaza San Martín, hija de un militar asesinado por la guerrilla y hermana de uno de los capitanes sancionados, y compartió la necesidad de homenajear a los muertos castrenses de la violencia en los años 70. Aunque también considera que esas reuniones hoy son propensas a volverse actos políticos contra el Gobierno, por eso dice comprenderlas, pero no avalarlas”.

En declaraciones a la prensa, la ministra de Defensa no ocultó su satisfacción por la serie de autocríticas y el discurso de Bendini. “Hoy estas Fuerzas Armadas han emprendido otro camino de profesionalidad y acatamiento de la Constitución y su aceptación de tener un papel en la reconstrucción nacional”, subrayó la ministra, ex embajadora argentina en Venezuela. No hay dudas que los 196 años del Ejército confirmaron un cambio sustancial en la política del gobierno hacia las Fuerzas Armadas, en privado, a pesar de sus acciones, Bendini dejo ver que aún no está dicha la última palabra.

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