Sobre las ruinas del Perú de Fujimori y Montesinos, el enigma Ollanta va a elecciones presidenciales el próximo domingo

Por Causa Popular.- El próximo domingo hay elecciones en Perú. Ollanta Humala, una figura desconocida no hace mucho tiempo atrás, primero en las encuestas, cuenta con grandes posibilidades de ganarlas, aunque en segunda vuelta. Si esto sucede, es probable que un eje andino formado por Bolivia, Perú y Venezuela sea uno de los mayores dolores de cabeza del imperio norteamericano. Sin embargo, si algo domina en Perú, es la incertidumbre. Un posible gobierno de Humala, un militar que combatió contra Sendero Luminoso, y se levantó contra Fujimori, ¿estará más cercano al ecuatoriano Lucio Gutiérrez, al venezolano Hugo Chávez, o será una mezcla de ambos?

————————————————–
Foto: Ollanta Humala, candidato indígena a la Presidencia de Perú
————————————-
Si en algo se ponen de acuerdo los analistas peruanos y de América Latina, es que en Perú lo único que reina es la incertidumbre. Desde la llegada de Fujimori a la presidencia, el pueblo peruano demostró con su voto su cansancio respecto a los políticos tradicionales y al sistema de partidos.

Desde esta mirada, las encuestas para el domingo están indicando un amplio rechazo de la población a las elecciones. No es para menos. Las últimas dos experiencias ubican a Fujimori y Toledo como dos presidentes que fueron votados para evitar que asuma las riendas del país una supuesta derecha, que luego fue encarnada por quienes en la campaña decían oponérsele.

Una clara alineación con los intereses norteamericanos, refrendada por Toledo con la resistida firma de un Tratado de Libre Comercio con el Imperio, la entrega de las riquezas naturales a empresas canadienses y norteamericanas, más numerosas medidas antipopulares, fueron la regla de los gobiernos elegidos en las dos últimas elecciones presidenciales.

Desde el punto de vista más difundido, hoy Ollanta Humala, se encuentra primero en las encuestas con el 33 por ciento de intención de voto, Lourdes Flores, la candidata de la derecha, segunda con 28 puntos ee intención, y en tercer lugar, con el 24 por ciento se ubica Alan García, ex presidente del Perú, y candidato del tradicional APRA. Pero si la lectura correcta de estos números es la que indicaron las elecciones anteriores, los porcentajes toman otra dimensión.

Mientras que el 28 por ciento de los votantes a sólo tres días del acto eleccionario se encuentran indecisos, el 76 por ciento del electorado rechaza la candidatura del Alan García, el 72 por ciento a la derechista Flores, mientras que el 67 por ciento hace lo mismo con Ollanta Humala.

A si y todo, las encuestas no hacen más que indicar que Perú busca un proceso de cambio similar al que, salvo Colombia y Chile, siguieron el conjunto de los países de América Latina luego de la oleada neoliberal que arrasó con las posibilidades actuales de la derecha en la región.

Tanto Lourdes Flores, como Alan García, son la continuidad de lo conocido, aquello con lo que el mismo pueblo quiso terminar, aunque lo hiciera votando candidatos que finalmente garantizaron su continuidad.

Así como Flores representa la continuidad de Toledo, el mismo que garantizó la continuidad de Fujimori, Alan es una burda continuidad de si mismo.

Como sucedió con Hugo Chávez en Venezuela, Lucio Gutierrez en Ecuador, y Evo Morales en Bolivia, el desprestigio de los actuales representantes de lo más denostado de la política latinoamericana deja el camino libre a un “outsider” como Ollanta Humala.

¿Un clon de Evo, de Chávez, de Gutiérrez o de ninguno de ellos?

Al presentarse el escenario de una muy posible presidencia de Ollanta Humala, la orientación política de un gobierno de este militar devenido en político, genera muchas más dudas que certezas. En principio produce la desconfianza de quién proviene del ejército, y dice haber decidido ser presidente luego de ser expulsado de las fuerzas armadas, primero por protagonizar un levantamiento contra Fujimori, y después por apoyar el de uno de sus hermanos contra Toledo. En la muy reciente memoria colectiva se encuentran dos ejemplos que abonan estas dudas.

El actual gobierno de Chávez en Venezuela, y el decepcionante paso de Lucio Gutiérrez por la presidencia del Ecuador, son los dos ejemplos inmediatos de quienes se catapultaron a ocupar la primera magistratura de sus respectivos países dejando atrás el uniforme y la disciplina militar.

La diferencia fundamental que abona las dudas, es que el ejército peruano acaba de librar una guerra “sucia” contra la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso que dejo más de 70 mil muertos en 15 años, y de la cual el ejército está acusado de violación a los derechos humanos. Cuando Ollanta se refirió en reiteradas oportunidades a la “familia militar”, los recuerdos de estos crímenes se renovaron.

Ollanta Humala, de seudónimo “Carlos”, formó parte de la estructura de Inteligencia del ejército, y vivió mucho tiempo la guerra misma como jefe de bases “contrasubversivas” en zonas de emergencia. Es allí donde se sitúan las mayores dudas.

Campesinos de la provincia selvática de Tingo María aseguran reconocer en el candidato al capitán “Carlos” que en 1992 causó terror en la zona. Ese “Carlos”, dicen, habría sido responsable del asesinato, desaparición y tortura de civiles. Grupos de derechos humanos creen verosímiles las denuncias, pero Humala las atribuye a la “guerra sucia”, pero de la campaña presidencial.

“Nunca maté a nadie que no fuera en combate”, afirma Humala, quien en los últimos días de campaña tuvo que responder a numerosas pruebas que lo ligan al “Monje Negro” de Alberto Fujimori, su ex asesor presidencial Vladimiro Montesinos. Denuncias que también en el entorno de Humana atribuyen a la campaña de desprestigio que los medios habrían desatado en su contra en el último tramo antes de las elecciones.

Entrevistado por Raúl Zibechi, en medio de las II Jornadas Andino-Mesoamericanas: “Movimiento Indígena, Resistencia y Proyecto Alternativo”, realizadas en La Paz, el antropólogo Rodrigo Montoya sostiene que Ollanta asume buena parte del discurso de la izquierda: “Creo que hay influencia directa de Chávez y de Evo, ya que dice que entiende el nacionalismo como el control de los recursos naturales por los propios países y eso abre un horizonte importante”.

Sin embargo, cree que el proyecto de Ollanta es poco sólido y que “los mecanismos para cooptar a Humala son más fuertes que su potencialidad para cambiar el sistema”.

En cuanto a las dudas respecto a si Ollanta, se parecerá más a Lucio Gutiérrez o a Hugo Chávez, Montoya asegura “que va a tener de las dos cosas”.

COMPARTÍ ESTE ARTÍCULO

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

Recibí nuestras novedades

Puede darse de baja en cualquier momento. Al registrarse, acepta nuestros Términos de servicio y Política de privacidad.

Últimos artículos

Tucumán: “Durante días los militares se dedicaron a tapiar las villas de la ciudad y a cazar mendigos. Los subieron en un camión militar y los arrojaron en los descampados de Catamarca. La abismal desolación de esos parajes da cuenta de la crueldad de la limpieza.” Por Carlos Zeta
“Con otros instrumentos, los mismos resultados”. La pasión del eterno retorno de hundir una y otra vez a un país entero. Por Raúl Dellatorre
Santa Fe no debería endeudarse para hacer obras críticas en infraestructura de exportaciones si existiera la coparticipación de retenciones al complejo oleaginoso, que estuvo vigente desde 2009 hasta la vuelta del FMI. Por Gustavo Castro.