Sobisch y un final manchado de sangre

«Soy inválida pero voy a luchar con todas mis fuerzas para que se haga justicia porque mi hermano era una gran persona y murió luchando por un salario y por mantener a sus hijos. La bronca mía es con todos los políticos no con la policía, porque ellos mandaron a matar y el gobernador (Jorge) Sobisch es el culpable porque prometió mucho cuando hizo la campaña pero ahora niega todo, y no es fácil ser maestro”. Con esas palabras Hilda, la hermana del docente Carlos Fuentealba asesinado en Neuquén, resumió el estupor que se vive en la provincia desde el 4 de abril, cuando un miembro de la policía neuquina disparó (a 6 metros del maestro y por la espalda) un proyectil de gas lacrimógeno cuyo impacto en la cabeza provocó su muerte al día siguiente.

El crimen ocurrió cuando los docentes neuquinos marcharon reclamando mayores salarios y la policía provincial intervino, bajo órdenes de Sobisch, para despejar la ruta 22 bloqueada por los manifestantes con balas de gomas y gases lacrimógenos, uno de los cuales fue disparado a pocos metros del vehículo en el que se encontraba Fuentealba.

Han pasado 10 días del asesinato y la provincia no sólo registró la movilización más grande de su historia en repudio al gobernador y a la muerte del docente, sino que el número de paros va haciendo que la situación se complique demasiado para que Sobisch pueda terminar su mandato. Ni hablar de sus ambiciones presidenciales, que no sólo se derrumbaron sino que demostraron que el mandatario neuquino, representa a una derecha que está dispuesta a reprimir a cualquier precio.

A pocos días del crimen, el hombre no tuvo mejor idea que aclarar que las decisiones adoptadas al ordenar el desalojo de la ruta que le costó la vida al docente «fueron al amparo de la ley y la Constitución» y si bien dijo que está a disposición de la justicia reconoció que se quedará al frente del Gobierno hasta que el pueblo se lo demande.

Pero eso no es todo, como un anticipo de lo que vendrá, procuró justificarse: «Mi provincia enfrenta una situación difícil y el país convive con un alto grado de conflictividad social. Es un momento donde se pone en juego la vigencia plena de las instituciones, el respeto a la ley y la vigencia irrestricta de las garantías cívicas. Los hechos que son de dominio público han enlutado a todos los argentinos. He dado la cara y he asumido la responsabilidad en mi carácter de gobernador de Neuquén. Será el Poder Judicial quien establezca las responsabilidades del caso. «Aquí estoy y estaré hasta que el pueblo de la provincia me lo demande».

El otro rostro de la caradurez

Pero el rictus de seriedad que procura sostener Sobisch comienza a desvanecerse al calor del repudio popular, como una clara señal de que no hay margen para reivindicar la Constitución y el Estado de Derecho con un muerto en las manos. Y mucho menos si la investigación judicial demuestra que detrás de quien disparó existe una estructura policial que funciona irregularmente al amparo de Sobisch

A poco del crimen una docente identificó durante una rueda de reconocimiento al sargento Darío Poblete como el autor del disparo que mató al maestro. El abogado del gremio docente, Mariano Mansilla, dio a conocer algunas de las expresiones que a los gritos le profirió esta testigo clave al policía después de efectuar el disparo mortal.

«Vos le tiraste, vos lo mataste» le dijo a los gritos la mujer al policía persiguiéndolo entre gases lacrimógenos lanzados por la policía contra los manifestantes.
El abogado señaló que «ella dio datos precisos y características físicas, le vio la cara, lo vio de frente a pocos metros, lo corrió después del disparo y claramente lo identificó con señas particulares».

La testigo al declarar mencionó un detalle que le permitió ver la cara del agresor porque según su relato el policía antes de efectuar el disparo se subió la visera del casco.
La Fiscal González Taboada reveló días pasados que por la información que cuenta en la causa el disparo de la escopeta lanza gases se efectuó a una distancia de entre 3 a 7 metros lo que deberá ser corroborado por pericias que fueron encargadas en el Instituto Balseiro de San Carlos de Bariloche.

El gremio docente quiere que se investigue en una sola causa toda la actuación de la policía en la represión del 4 de abril como también a los niveles políticos. Mansilla anticipó que presentarán una denuncia penal contra el Gobernador Jorge Sobisch y el ministro de Educación, Justicia y Trabajo, Jorge Lara quien durante los hechos que le costaron la vida al docente Fuentealba estaba a cargo de la cartera, ya disuelta, de Seguridad.

«Son los responsables intelectuales de la represión contra los docentes. La persona que tomó la decisión política de reprimir junto al Gobernador de la provincia ahora es nombrado como Ministro de Educación», dijo Mansilla que aseguró además que «esta no fue una represión como las tantas que ha habido en Neuquén. Este fue un hecho salvaje porque los policías se metieron dentro de la manifestación, hay más de 10 autos abollados por disparos de gases lacrimógenos y 40 docentes atendidos en hospitales de la zona. Se trató de un hecho represivo absolutamente salvaje».

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