Es raro, muy poco frecuente, que Horacio Verbitsky escriba sobre el atentado a la AMIA. Una de las pocas veces que se interesó en el tema entrevistó a Gabriel Levinas, con el resultado de que fue querellado por un tal Moragues, uno de los testigos falsos del supuesto hallazgo de un trozo de block de motor entre los escombros de la mutual. A pedido de su abogado, el Dr. Prim, declaré a favor de él, y mi declaración, según me reconoció el propio Prim, fue decisiva para que se lo desprocesara. Hace exactamente cinco años Verbitsky publicó una buena nota, titulada “InfAMIA”, donde expuso su descubrimiento de que Israel y Menem acordaron a pocas horas de la voladura de la mutual una versión falsa. Versión que —agregó yo— se centró en la supuesta Trafic-bomba, echada a rodar a coro muy sugestivamente por los asesinos, los policías del Departamento de Explosivos y del Dpoc y el general Zeev Livne, del ejército israelí.
Hace dos domingos, Verbitsky publicó otra nota, “Hilando Fino” en la que denunció la complicidad de los supuestos investigadores (Montenegro y Palacios) con sospechosos amparados por el menemismo, como Albertito Jacinto Kanoore Edul. Hasta el punto de que los policías de Palacios lucirán uniformes fabricados por Edul.