70 balcones hay en esta casa
70 balcones y ninguna flor
Baldomero Fernández Moreno
El gran Baldomero Fernández Moreno nos relataba sobre el edificio de setenta balcones en Corrientes y Pueyrredón que, sin embargo, no tenía ninguna flor. A la lucha antifracking argentina solo le falta una decena para llegar a ser “setenta ciudades y una provincia”. Y si este movimiento continúa como un flujo subterráneo, al igual que nuestros ríos escondidos, poco falta para que digamos setenta municipios y muchas provincias.
Hoy hay sesenta ciudades y una flor, la matera y truquera Provincia de Entre Ríos.
Los que creemos, sin dudas, que somos una nación soberana, con provincias autónomas y municipios descentralizados, no tememos a las oposiciones que hacen a este movimiento las compañías petroleras antisociales y los políticos en oferta.
El pasado martes 17 de enero al listado de los municipios se agregó el de Vista Alegre de la Provincia de Neuquén con capacidad sancionatoria. Neuquén es el centro de la disputa entre los muy importantes poderes petroleros, los políticos sin causa y los honestos concejales que en todo el país ya han sancionado 60 ordenanzas prohibiendo la técnica de irrespeto a nuestros pueblos y del derecho soberano del petróleo argentino (de las 19 concesiones en Vaca Muerta, 18 y medio no son nuestras -YPF tiene 49 por ciento de propiedad extranjera).
De los sesenta municipios (comunas, partidos, departamentos o localidades según la denominación que adoptan en cada provincia), la concentración se está dando en Entre Ríos, que además de su ley provincial tiene 36 localidades que han vedado la técnica fraquinera, junto con la Provincia de Buenos Aires (9 municipios), Río Negro (5), Mendoza (4), Neuquén (4) y Chubut (2). El mantener al día ese estado de aprobaciones y rechazos a la práctica del frackiing se lo debemos a Bernardo Zalisñak de Entre Ríos y a Ignacio Zavaleta de Buenos Aires, ambos integrantes del movimiento argentino de no al fracking.
El derecho de normar las prácticas antivecinales es de evidente naturaleza municipal, pero siguiendo sus pasos en Estados Unidos, las petroleras inciden para que las autoridades de jurisdicción nacional (o provincial como pasó con Cinco Saltos en Río Negro) apelen o directamente anulen la decisión municipal. En Estados Unidos son numerosos los casos de este conflicto vertical de naturaleza jurisdiccional, llegando ahora a ser incontables las apelaciones estaduales o federales contra las decisiones, incluyendo plebiscitos, de jerarquía municipal.
Esperemos que pronto podamos decir que en nuestra patria son «setenta localidades y muchas provincias» las que impidan este sometimiento de las petroleras que no están dispuestas a ponerse límites o aceptar decisiones de jurisdicciones inferiores frente al ansia de hacer dinero.