Sergio Acevedo fue dos veces intendente de Pico Truncado, vicegobernador y gobernador de Santa Cruz electo con el 70 por ciento de los votos. Fue el primer responsable de la SIDE del gobierno de Néstor Kirchner. Un hombre con una larga trayectoria política que conoció la maquinaria del poder kirchnerista desde adentro, miró de qué estaba hecha y dio un paso al costado. Volvió a su pueblo natal a dar clases y a trabajar de lo suyo. Actualmente es diputado nacional y para muchos es uno de los responsables del triunfo de Claudio Vidal, el gobernador sindicalista que terminó con más de 30 años de ciclo kirchnerista en Santa Cruz.
En su oficina del Congreso, recibe a Zoom y conversa sobre su provincia, la historia del kirchnerismo, la actualidad nacional y las posibilidades de ampliar los marcos de la imaginación política del peronismo.
-El gobernador Claudio Vidal cortó una hegemonía política de más de 30 años en Santa Cruz, ¿Qué nos puede decir de ese cambio?
-Me parece que fue una respuesta al hartazgo que la sociedad tenía con el kirchnerismo como expresión política. Santa Cruz paga más de 100 mil sueldos entre activos, pasivos, provinciales y municipales. Y la verdad es que es difícil con los recursos que recibe la provincia generar ingresos suficientes. Es realmente muy ineficaz, y resulta incomprensible que no tengamos un Estado capaz de dar respuesta. Entonces todo eso posibilitó que Vidal sea gobernador.
«Que hubo corrupción, hubo corrupción. Me parece que no se puede negar. Y además este poder judicial fue el que el kirchnerismo inventó.»
–¿Cómo es su relación con él?
-Muy bien en términos personales. Políticamente tenemos una mirada… Él es más pragmático en la relación con el gobierno de Milei, yo soy claramente un opositor al gobierno de Milei. Entiendo que él tiene como gobernador sus necesidades, sus urgencias. Pero creo que al final del día Milei de ninguna manera va a favorecer a Santa Cruz. De hecho ha pasado un año y no resolvió el tema de las represas, que es un tema central para Santa Cruz y para la Argentina. Él tiene la obligación de gobernar y tiene que estar todos los días atajando penales de lo que pasa en Santa Cruz. Tenés un Estado detonado y tenés que ver cómo reconstruir su funcionamiento. La salud, la educación. Qué sé yo, tenés problemas de calefacción en todas las escuelas. Solamente cuando vos estás en un cargo ejecutivo, cuando sabés la importancia que tiene que una escuela no pueda abrir la puerta porque no tiene calefacción se entienden algunas cosas.
–¿Qué opina del fallo de la semana pasada sobre CFK?
-Creo que la corrupción es que haya pobreza. Conozco la causa, no en profundidad pero la conozco, y no había pruebas para condenarla a Cristina. Es la verdad. Ahora, que hubo corrupción, hubo corrupción. Me parece que no se puede negar. Y además este poder judicial fue el que el kirchnerismo inventó. Entonces creo que esto también hay que evaluarlo. Creo que a Cristina no la juzgaron jueces imparciales, creo que hubo una persecución. Sin duda, más allá de que yo creo que Cristina es parte del problema y no parte de la solución en el peronismo.
«Acá hubo un pecado original que es que el kirchnerismo no se planteó cambiar los patrones de acumulación: la ley de entidades financieras es la de la dictadura, tampoco cambiamos los patrones de distribución.»
–¿Y cómo ve a CFK en relación al peronismo?
-Ella es un dato de la realidad, está en el centro de la escena hace años. Acá hubo un pecado original que es que el kirchnerismo no se planteó cambiar los patrones de acumulación: la ley de entidades financieras es la de la dictadura, tampoco cambiamos los patrones de distribución. El “jefas y jefas” viene de Duhalde, la asignación universal es de Lilita: básicamente el consenso de Washington. La política social del peronismo es organizar a la gente, no organizar la ayuda a la gente, eso es la emergencia. Vos no podés estar 20 años de emergencia. Se llame Cristina Kirchner, se llame Quintela o Juan Pelotas, si el peronismo no se replantea estas cuestiones es muy difícil que sea una alternativa. Creo que somos millones de peronistas, pero si no se analiza, si no se discute seriamente, sino se construye confianza con la sociedad… Hoy Cristina obtura. ¿Dónde debatimos esto, con quién lo conversamos, con quién lo confrontamos? No hay ámbitos. Más allá de que yo no formo parte de la estructura, no sé si me han desafiliado, si no me han desafiliado. Espero que no. De todas maneras, como decía el General, el partido es solo un instrumento electoral.
–¿Cómo lo ve a Moreno?
-Me cae simpático Moreno. Soy respetuoso de lo que él dice, pero no lo veo como una alternativa.
Yo creo en aquello de que las condiciones de existencia determinan los niveles de consciencia. Y que esto tiene que ver con esta etapa brutal del capitalismo financiero, que no da cuenta del pasado. Perón tiene una mirada: la comunidad organizada. Yo no soy dogmático pero creo que la referencia sigue siendo Juan Perón, sin duda. Por eso digo, la nación: ¿es una categoría política histórica válida?
–¿No cree que la reforma de 1994 atentó contra la categoría de nación?
-Sin duda, yo estuve en contra. El artículo 124 es una cagada, se hizo para privatizar mejor nomás. El colegio electoral, la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires, el consejo de la magistratura, todo mal… Al turco lo único que le interesaba era la reelección. Y bueno, todos los demás fueron por la de ellos. Y así se terminó con la Argentina. Porque a mí que me den respuesta, a ver: ¿dónde están bien administrados los recursos naturales? ¿Dónde han servido para la grandeza de la patria y la felicidad del pueblo? Ni siquiera le sirvió a las provincias. Por eso te decía del tema de volver a Perón y al concepto de nación. Esto me parece que tiene que tener una centralidad. El 60% son pobres. ¡Muchachos, despierten! Por eso rescato mucho a Kicillof, que le da pelota a la educación pública, pone guita, invierte, apuesta a eso.
«Máximo conduce una minoría muy intensa que es la Cámpora, y creo que ahí se agota. Tiene relevancia política en la medida que Cristina lo sostiene.»
–¿Le ve proyección nacional a Kicillof?
-Yo creo que él debería entender que lo mejor que podría hacer es ser acompañante de una fórmula de otro peronista del interior. El peronismo en términos electorales tiene que arreglar con la provincia de Buenos Aires, con Córdoba, Santa Fe y Mendoza para tener alguna posibilidad electoral. Para que la sociedad pueda volver a creer en el peronismo y en la política necesita renunciamientos. Que alguien diga “miren, yo no quiero ser Presidente, quiero un proyecto que vamos a construirlo con el resto de las argentinas y de los argentinos, de las provincias y los municipios”. Kicillof tiene un valor muy importante que es la honestidad. Le entran por todos lados menos por el lado de que es ladrón.
–¿Y cómo lo ve a Máximo Kirchner?
-Máximo conduce una minoría muy intensa que es la Cámpora, y creo que ahí se agota. Tiene relevancia política en la medida que Cristina lo sostiene. Lo veo sin peso específico propio. Y no es desacreditarlo a él como cuadro ni como dirigente, ni entrar en cuestiones personales.
-Vayamos un poco al pasado: su salida de la gobernación en el año 2006 siempre estuvo cargada de un aura de misterio ¿Qué fue lo que pasó?
-Hay un hecho que es que a nosotros nos piden en una licitación que ya había sido adjudicada que le demos un adelanto financiero del 30 por ciento (que no figuraba en el pliego) a los contratistas que habían sido adjudicatarios de esa licitación.
–¿Quién les pidió eso?
-Vialidad nacional. Y entonces cuando me consultan le digo “mirá, acá no vamos a hacer ningún decreto ni vamos a tomar ninguna decisión”, porque además ese adelanto financiero las empresas lo devolvían según el criterio de la propia empresa, con una adecuación de nuevos precios o con un adelantamiento de los plazos de obra. Entonces en el derecho administrativo las facultades las tiene el Estado, no el contratista. Y yo digo: estamos cometiendo un grave ilícito si nosotros damos un beneficio que no figura en los pliegos, y si le cedemos nuestras facultades a un contratista, cuando estas son propias e irrenunciables del Estado.
Después está el tema Sayago, que fue de esas cuestiones que de golpe tienen esta dinámica y terminan en una desgracia. Una protesta por el pago del impuesto a la ganancia en Las Heras que desató la crisis. Eso es Sayago. A nosotros, si un juez nos daba la orden la cumplíamos.
–¿Cree que el gobierno nacional lo perjudicó en esa crisis?
-Puede ser… Y lo desligo a Kirchner, ¿eh? Claramente, yo no creo que Kirchner haya querido el quilombo… Pero sí creo que había sectores dentro del gobierno que alimentaban el conflicto.
–¿Con De Vido cómo se llevaba?
-Julio creía que él tenía que ser el gobernador me parece. Y eso es un tema que se decidía en otro lado…
–Lo decidía Néstor
-Obviamente, Néstor y Cristina. Tan simple como eso. Si Kirchner y Cristina hubieran dicho “De Vido es el candidato”, yo le hubiera dicho: muy bien De Vido, ¿qué problema hay?
–¿Cómo era la conducción política de Kirchner?
-Y era Kirchner… Era el que conducía, el que tenía la última palabra y el que decidía los acontecimientos. Ningún otro decidía por Kirchner. Ni Cristina.
–¿Usted llegó a tener amistad personal con Néstor?
-Mmm no no, yo no era un amigo. Tenía una relación de confianza pero no era amigo de él. Vos con un amigo compartís todo, y yo hay cosas de mi intimidad que nunca las compartí con él y seguramente él tampoco conmigo.
–¿Cómo era con sus relaciones personales Néstor Kirchner?
-Mirá, los amigos que él tenía, Cacho Vázquez y otros, eran sus amigos de la vida y lo siguieron siendo antes, durante y después de que él tuviera poder. Era buen amigo de sus amigos.
–¿Cómo y por qué le ofrecen la SIDE y cómo y por qué acepta?
-(Risas) Estábamos Néstor, Cristina y yo. Néstor da dos o tres nombres, Cristina dice no. Y Néstor me dice “tenés que ir vos”. Y Cristina dice “él tiene que ser el candidato a gobernador, tenemos que preservarlo”. Y yo me acuerdo que le digo “bueno, mirá, hago un informe de lo que veo y me voy”. Y eso fue lo que hice. Y yo acepto porque entiendo que la política es algo colectivo, no personal. Si mi deber en el esquema es ese, lo asumo.
–¿Y qué fue lo que vió?
-Es como todo. Si el país tiene un proyecto, la inteligencia va a tener un proyecto, va a tener una utilidad. Si el país no tiene proyecto, es un ente más del Estado, un organismo más del Estado.
–¿Cree que si Néstor Kirchner no hubiera fallecido tan tempranamente el proceso hubiera sido diferente?
-Si. Kirchner era un conservador popular.
–¿Y Cristina?
-Cristina me parece que es muy voluble políticamente. Tiene ciertos rasgos de frivolidad que no los tenía Kirchner. Kirchner no era de gastar más de lo que entraba. Él decía que la Argentina no había que gobernarla, había que administrarla. Se sentaba sobre la guita y administraba bien, nunca faltaba nada. Pero no rendía cuentas, tan simple como eso. Kirchner no rindió cuentas nunca de nada. Y vos me podés decir: bueno, Macri te rendía cuentas y te endeudó en 50 mil millones de dólares y te cagó la vida como país. Macri, Caputo y toda esta manga de cachafaces que gobiernan la Argentina. Pero Kirchner no tenía nada de republicano, era un conservador popular en esa cuestión.
–¿Usted es religioso?
-Soy católico, creo en el valor de la solidaridad. Voy a misa todos los domingos y leo el Evangelio todos los días. Y viene esto a cuenta de que uno es el otro. Eso es la política.
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Fotos: Alejandro Santa Cruz