¿Se mete Estados Unidos en la elección presidencial peruana?

Por Jeremy Bigwood.- redvoltaire

Hay algo extraño en la denuncia al candidato inconformista para la presidencia peruana Ollanta Humala de presuntas violaciones de derechos humanos. Antes de las denuncias, Humala era el candidato de primer lugar en las elecciones presidenciales peruanas. Investigaciones demuestran que los acusadores de Humala reciben subvenciones de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los EEUU (USAID).

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Hay algo extraño en la denuncia al candidato inconformista para la presidencia peruana Ollanta Humala de presuntas violaciones de derechos humanos. Antes de las denuncias, Humala era el candidato de primer lugar en las elecciones presidenciales peruanas.

Investigaciones demuestran que los acusadores de Humala reciben subvenciones de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los EEUU (USAID), agencia que recibe sus fondos del gobierno de los Estados Unidos, y de la Dotación Nacional para la Democracia (NED). Es posible que se entrometa Washington en esta elección para proteger sus propias intereses.

El antiguo oficial del ejército está a la cabeza de una coalición nacionalista y anti-neoliberal entre su nuevo partido el Partido Peruano Nacionalista y el partido centro-izquierda Unión para el Perú, el cual tiene 10 años. Humala, un mestizo, nunca era parte del blanco élite predominante que tradicionalmente ha manejado las mayores instituciones del país.

Se burla a menudo de él por ser un «cholo» (indígena) presuntuoso, lo cual arroja luz en el racismo colonial que está todavía presente dentro de la sociedad peruana. Por tanto, mucho del apoyo que tiene Humala viene de la mayoria pobre e indígena que ha sufrido las «reformas neoliberales» del actual presidente impopular Alejandro Toledo.

Humala se ha reunido con Evo Morales, el recién elegido presidente indígena de Bolivia. Como Morales, Humala apoya la comercialización y la expansión del marketing (comercialización) internacional de los productos de hoja de coca, mientras a la vez se opone fuertemente al comercio de la cocaína.

Está también a favor de un mayor control por el Perú de sus recursos naturales. En el caso de sus grandes campos de gas natural, demandaría que el gobierno recibiera por lo menos 49 porciento de las ganancias y ha hecho propuestas semejantes para la industria minera del Perú. Se ha comprometido a tener un referéndum nacional sobre el recién firmado tratado de libre comercio con los Estados Unidos, el cual se cree va a poner a los intereses de las corporaciones estadounidenses encima de los del Perú.

Rumores así no solamente han espantado a las élites peruanos y a los intereses multinacionales comerciales, sino también han atraído la ira de los burócratas políticos del neoliberal «Consenso Washington», quienes temen ver a otro país que apoya un candidato populista, izquierdista y anti-imperialista – especialmente después de la victoria espectacular en diciembre de Morales en Bolivia, un país vecino.

Pero a diferencia de Morales, Humala es relativamente nuevo en el escenario político del Perú. Por eso, algunas personas temían que si se le eligiera sería posible que fuera una decepción al modo del desacreditado Lucio Gutiérrez de Ecuador, otro oficial del ejército que se presentó como populista durante las elecciones. De todos modos, aun los «liberales» y los académicos se han juntado al coro derechista en Washington y profesan una preferencia para una victoria de la candidata derechista Lourdes Flores Nano en vez de Humala. Washington se unió. Humala tenía que irse.

Humala se ha reunido también con el Presidente Hugo Chávez de Venezuela. Ambos eran oficiales militares que encabezaron golpes de Estado fracasados en contra de sus presidentes respectivos – Chávez en 1992 y Humala en 2000. Pero a diferencia de Chávez en Venezuela, el Perú no tiene reservas mayores de petróleo.

El 15 de febrero, Humala fue acusado de una serie de crímenes de guerra. Las acusaciones incluyen desapariciones forzosas, torturas y asesinatos que se alegan haber tomado lugar cuando era comandante de una base contrainsurgente en la selva en 1992, contra los extremistas maoístas de Sendero Luminoso y los guevaristas MRTA durante mucho de las décadas del 1980 y 1990. Es una acusación que Humala niega con vehemencia, pero es una acusación que le ha pegado, y que le ha bajado rápidamente a segundo lugar en las encuestas.

La organización no-gubernamental (ONG) que encabezó el ataque contra a Humala era la Coordinadora Nacional para las Derechos Humanos, la organización paraguas de varios grupos de derechos humanos conocida generalmente como la Coordinadora. Sean verdades o inventadas las acusaciones de la Coordinadora, nadie en la prensa ha investigado la historia de la organización o quién la apoya. ¿Es nada más que una organización haciendo su trabajo?
O ¿fue esta denuncia el resultado de otro asunto secreto, más nefasto?

Para quienes siguen la historia de América Latina recientemente, no es una sorpresa que la acusadora, la Coordinadora, sea una ONG que ha sido financiada por el gobierno estadounidense durante muchos años.

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