Se igual

Perfil publica una nota hipercrítica, destituyente, sobre la ex azafata, sindicalista y diputada Alicia Castro, embajadora en Caracas. A la Castro, chozna de Juan Manuel de Rosas, la editorial Perfil solía silenciarla hace una década y media, cuando se oponía a la ruinosa privatización de Aerolíneas Argentinas, la misma que terminó en previsible desfalco y en reestatización de sus restos, tan criticada por el «diario» como por el semanario Noticias, de la misma editorial, que impulsa campañas para poner en duda el equilibrio emocional de la Presidente, sometiéndola al esmerilamiento de una prédica insidiosa. Al parecer, lo que más molesta de Alicia Castro es que tenga una buena relacíón con el presidente Chávez, viva encarnación del Mal para George W. Bush y los medios de Jorge Fontevecchia, el mismo que fue chupamedias y cómplice de la dictadura. El título de la nota lo dice todo: Excentridades, maltratos y denuncias en la embajada a cargo de Alicia Castro.

En su afán de lapidarla (¿no aumentará su furia no haber podido tumbar a los Castro cubanos?) el autor de la invectiva, Fernando Oz, fuerza comparaciones hasta el ridículo. «La relación de la embajadora con el chavismo no es diferente a la que tenía Claudio Uberti (…) Así lo sostienen dos de las fuentes consultadas: ‘Uberti se dedicaba a los grandes negocios y Castro se dedica a la parte política. Ambos se manejaban de la misma manera’”.

Reléase el párrafo. Además de que los lectores quedan en ayunas acerca de quién dice lo que Oz escribe (si es que lo dice alguien que no sea Oz), ¿qué habrá querido decir Oz con ese «de la misma manera» si uno, dice, se dedicaba a los negocios y otra a la polìtica? ¿O acaso son lo mismo política y negocios?

Al parecer, para Oz y Perfil, son lo mismo. Y ya lo advierte el refrán castizo: «Cree el ladrón que todos son de su condición»… Lo que es válido también para la obsesa y obesa pitonisa que dice que entre el Gordo Valor y Kirchner no hay diferencia. Más allá del insulto, decepcionan sus prejuicios clasemedieros. Porque el (no tan) Gordo Valor, como sus compañeros La Garza Sosa y Tractorcito Cabrera, son gratas (pesados) que tienen palabra y no acostumbran decir una cosa por otra. Lo que no es el caso ni de Oz ni de la orácula desparrama-profecías.

Además de pegarle indirectamente a Chávez y Kirchner, uno de los motivos para atacar tan desenfrenada y poco ponderadamente a la ex aeromoza, acaso sea que ésta conoce bien cuáles son las raíces del tumultuoso odio/amor que Doña Elisa siente por CFK. Y es que el estallido de fines de 2001 las sorprendió siendo diputadas y contertulias las tres, cuando acostumbraban a tomar juntas el té en un bar de la calle Riobamba. A veces da la impresión que, para algunas de las más acerbas congéneres críticas de la Presidenta, lo imperdobable no es tanto que conserve la silueta como que conserve a su marido. Es, justo, justo, lo que parece pasarle a la Carrió, que días atrás se atrevió a decir que la única manera en que Cristina pudiera mejorar su performance sería que enviudase o, por lo menos, se separara. Tremendo. La jefa de la principal oposición desea la muerte del ex Presidente y jefe del justicialismo.

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