Historias reales que son de no creer.
La vida en la tierra nunca ha sido un asunto sencillo. Para ponernos a prueba, a los padecimientos del cuerpo, el Señor suma las tribulaciones del alma y las perturbaciones mentales. Y puesto que escribe derecho en renglones muy torcidos, nos envía además terremotos, inundaciones, rayos y tormentas, así como una variedad casi infinita de microorganismos cuya función es provocar enfermedades de todo tipo, desde la peste negra y el dolor de muelas a la excoriación inguinal y la parálisis infantil.
Loado sea Dios.
A fin de guiarnos, darnos protección e inspirarnos en los momentos de desfallecimiento, posesión demoníaca o persecución religiosa, nos ha provisto también de un verdadero ejército de santos. Hay al menos uno de turno por cada día del año, la mayoría de ellos dotados de variados talentos y distintas especialidades.
A la vez, existen muchos otros que carecen de utilidad práctica y llevaron una vida por completo intrascendente, como santa Bernardeta, Teresa de Lissieux o Benildo de las Escuelas Cristianas, por no mencionar al profesor Contardo Ferrini o al joven deportista Frassatti, recientemente beatificados, cuyas vidas resultan de una intrascendencia casi ejemplar.
Para que ninguno de ustedes se sienta menoscabado por el lamentable papel que le ha tocado dentro del Plan Divino, repasaremos someramente las identidades de algunos de los santos más inútiles.
Aldegonda – 30 de enero
Santa por costumbre familiar profesó en su convento de Maubeuge. En un arrebato místico, pidió a Dios morir de cáncer. Su deseo fue satisfecho en el invierno del año 684. Se la invoca contra ese mal, razón por la que sigue siendo fatal.
Amón – 20 de diciembre
El romano Amón se desempeñaba como policía encargado de mantener el orden durante las sesiones de tortura a los cristianos. En cierta oportunidad, al ver que uno de los mártires comenzaba a flaquear, puso las cosas en su sitio dándole ánimo y a la postre compartiendo su suerte. De otro modo, la tortura hubiese cesado, y no es eso lo que queremos
Antonio Abad – 17 de enero
Convencido algo prematuramente de que el mundo llegaba a su fin en el siglo III, el joven Antonio se internó en el desierto. Estableció su morada en una cueva funeraria, donde el demonio, en su odio contra todo lo bueno, comenzó a acosarlo día y noche, sin darle un instante de tregua, provocándole un huracán de tentaciones. Tan irreductible como el santo, el demonio organizó a su alrededor un baile de voluptuosas mujeres de extraordinaria belleza, y hasta le presentó un negro. Ninguna de estas tentaciones consiguió apartar al ermitaño de sus altos propósitos, los que, lamentablemente, se desconocen.
Apolonia – 9 de Febrero
Hacia el año 345, los paganos golpearon duramente y lanzaron piedras contra la cabeza y el rostro de la virgen Apolonia. Le habían destrozado ya la nariz, y de las mejillas y de la garganta le brotaba la sangre a borbotones, cuando un esbirro la sujetó, obligándola a sentarse sobre una roca. Acto seguido, le echó con violencia la cabeza hacia atrás, mientras otro le abría la boca ensangrentada para introducirle un tarugo de hierro. Por fin, con una tenaza le arrancaron los dientes uno tras otro, rasgándole, además, trozos de la mandíbula. Mientas tanto, parte del populacho había encendido una inmensa pira a espaldas del cabecilla. Sorpresivamente, el Señor, en su infinita misericordia, acudió en auxilio de Apolonia, la alzó en el aire y la arrojó al fuego ardiente.
Es invocada como protección contra el dolor de muelas y la misericordia del Señor
Canuto – 19 de enero
Cuando en 1086 Canuto (Knut), rey de Dinamarca, decidió aumentar los impuestos, el pueblo lo asesinó. Inmediatamente después, lo proclamó mártir y santo, gracias a lo cual el crimen quedó impune y consagrado por la religión, que vio así incrementado el ejército celestial.
Benilde – 15 de junio
Esta imprudente vecina de la ciudad de Córdoba dijo a los musulmanes que Mahoma era un redomado embustero. Decapitada y empalada, su martirio sirvió de ejemplo a los creyentes, que en lo sucesivo se abstuvieron de injuriar al Profeta.
Bogomilio – 10 de junio
Su nombre significa “amigo de Dios”. A pesar de que Dios no significa “amigo de Bogomilio”, nuestro santo ejerció su unilateral amistad como arzobispo de Gneses y luego como ermitaño, en el silencio y la soledad.
Claudia – 7 de agosto
San Pablo escribió a Timoteo (2 tim. 4, 21): “Te saludan Eubulo, Pudens, Lino, Claudia, todos los hermanos”. Esto es todo cuanto sabemos de esta santa, pero es suficiente.
Cutberto – 20 de marzo
Pastoreó corderos en su Landerdale natal, luego monjes en el monasterio de Melrose y finalmente escoceses en la diócesis de Lindisfarne, a pesar de lo cual y por esas cosas de Dios, es patrono de los marineros, pero sólo cuando navegan en el Mar del Norte.
Dagoberto II – 23 de diciembre
Reinó tranquilamente en Austria desde el año 675 al 679, cuando un candidato a su reino terrestre lo envió expeditivamente al reino celeste.
Emiliana – 5 de enero
Su principal mérito fue ser tía del Papa Gregorio, que la amaba mucho y lo demostró canonizándola. Más tarde otro Papa canonizó a Gregorio.
Engracia – 16 de abril
Única joven que acompañó a los dieciocho hombres que el año 303 fueron martirizados en Zaragoza. Su nombre ha quedado como ejemplo de valor y resistencia ante el martirio. Los de los dieciocho hombres, no se recuerdan, lo que lleva a pensar si no habrán tenido un comportamiento del cual debiéramos sentirnos avergonzados.
Equicio – 11 de agosto
En su edad madura alcanzó a llevar una vida tan santa que fue elegido abad de muchos monasterios del sur de Italia. Sin embargo, no siempre había sido así: durante su juventud era acosado con violencia por las tentaciones de los sentidos, la pasión de la carne y los placeres del sexo, que trataba inútilmente de moderar mediante la oración y la penitencia.
Harto de los excesos de Equicio, una noche Dios envió un ángel que lo castró con un reluciente cuchillo. A partir de entonces estuvo tan libre de cualquier tentación, como si por lo que atañía a su cuerpo no tuviera sexo. Cuando la oración y la penitencia no son suficientes, el Señor se ve obligado a cortar por lo sano.
Galdino, 18 de abril
Arzobispo de Milán que un domingo de 1176 se detuvo en medio de un largo sermón para irse con Dios. Sus feligreses, agradecidos, lo consideraron un milagro.
Mamerto, 11 de mayo
Es inventor de las Rogativas y autor de un milagro: apagó un voraz incendio mediante un diluvio de lágrimas. Ésta ha sido razón más que suficiente para tenerlo por patrono de los bomberos, no obstante existir en la actualidad métodos más prácticos y eficaces de combatir el fuego.
Napoleón – 15 de agosto
Santo de breve existencia, nació en 1805 por orden del Emperador. Murieron juntos en Santa Elena.
Oliverio Plunket – 11 de julio
Sacerdote irlandés que Irlanda mandó a Roma y que Roma devolvió a Irlanda como arzobispo de Armagh, para que la Inglaterra protestante se lo reenviara a Dios, pero sin cabeza.
Otilia – 13 de diciembre
Esta monja, ciega de nacimiento, fue objeto o protagonista de un milagro al momento de su bautizo, cuando recuperó la vista. No hizo buen uso de ella, ya que se pasó la vida mirando a Dios, para lo que no le hubieran hecho falta ojos.
Pío V – 5 de mayo
Cuando cuidaba ovejas se llamaba Miguel Ghiolieri, ingresado a la orden de Santo Domingo fue Miguel Alejandrino y una vez Papa, adoptó el nombre de Pío. ¿De quién huía?
Rita – 22 de mayo
Patrona de las causas desesperadas, Margarita se casó con un hombre brutal, que la molió a palos, engendró hijos que salieron iguales a su padre y más tarde ingresó al convento de las Agustinas de Casia, donde siguieron haciéndole la vida imposible.
No se sabe para qué nació ni para qué vivió, excepto para que le recemos mucho invocándola en situaciones parecidas a la suya.
Rosa de Viterbo – 4 de septiembre
Santa precoz, a los tres años de edad devolvió la vida a su abuela difunta. Ya entonces no llevaba otras ropas que un tosco vestido blanco de lana, iba siempre descalza y con la cabeza descubierta y se quitaba el pan de la boca para alimentar a los pobres. Los pobres, desagradecidos, le reclamaban que les diera el que llevaba en la mano, sin masticar
Sebaldo – 19 de agosto
Sebaldo procedía de Dacia, actual Rumania, y había vivido su juventud en París. Sus padres lo casaron con una piadosa doncella de buena familia, pero en la noche de bodas Sebaldo espetó a su joven esposa: “Hoy llevamos alhajas y mañana seremos pasto de los gusanos ¿Quieres verdaderamente renunciar a tu virginidad, el adorno de la eternidad y dar a luz hijos con dolor? ¿No sería mejor ponernos bajo la protección de san José”. Curiosamente, quien huyó fue Sebaldo.
Simeón – 8 de octubre
Cuando José y María subieron al templo de Jerusalén por primera vez después del nacimiento de Jesús, Simeón tomó al recién nacido en los brazos y le entonó una canción de cuna: “Nunc dimittis, Domine…”.
Si bien el episodio produjo bastante asombro, el significado de sus palabras pasó completamente desapercibido a los presentes: sólo hablaban el arameo, incluido Simeón.
Valtrudis – 9 de abril
Eran demasiados santos en esa familia: Walbert y Bertila, sus padres, su hermana Aldegonda, su esposo Magner y hasta sus cuatro hijos. Se comprende que buscara la soledad de una ermita. No lo consiguió: la ermita se convirtió en monasterio y alrededor del monasterio de formó la ciudad de Mons. Jamás pudo gozar de un instante de soledad y, una vez en el Cielo, ingresó al ejército de los santos que ya en tiempos bíblicos eran 144.000.