Baradel: “Hace falta mucha más participación de los trabajadores en la escena política”

En entrevista con Revista Zoom, el titular del SUTEBA asegura que no firmará una paritaria a la baja, responde las acusaciones de Vidal y afirma: "La oposición tiene que ser más amplia que el peronismo".

Roberto Baradel es el rival preferido de María Eugenia Vidal. La gobernadora bonaerense lo escoge, una y otra vez, para concentrar sobre su gremio y en su propia persona todas las críticas que tiene para el sindicalismo, los docentes y el empleo público en general, replicando a nivel local el parecer del presidente Mauricio Macri. Para el titular del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), la inquina no es casual. “Es porque no agachamos la cabeza”, sostuvo Baradel, que el año pasado terminó la negociación salarial con custodia para él y su familia, ante las amenazas recibidas. En la paritaria actual ya van seis reuniones con el gobierno, pero los maestros repiten que la oferta fue siempre la misma y por debajo del pronóstico inflacionario: 15% en tres tramos, más adicionales no remunerativos y por persona. La puja acumula tres jornadas de paro y, al cierre de este artículo, Suteba esperaba un nuevo llamado a negociar. Mientras, en asambleas por escuela, se determinaban los pasos a seguir en caso de que la Provincia no convoque o no mejore la propuesta. “Si la inflación del Banco Central habla de 20% y nos ofrecen 15%, es porque nos quieren bajar el salario”, resumió Baradel, que además rechazó los ataques por el lado del ausentismo docente, un reproche recurrente del oficialismo. “Tenemos ideas y propuestas, lo que pasa es que el Estado nos traslada la responsabilidad cuando es el que tiene que controlar. En cambio, le paga millones de pesos a empresas que no controlan nada”, retrucó. También repudió la actitud “colaboracionista” de ciertos sectores sindicales, aunque advirtió que en otros lo que hay es “temor”. En cuanto al armado opositor con miras a 2019, consideró que debe superar los límites del peronismo y pidió más lugar en esos debates para los trabajadores y los sectores productivos.

 

– ¿Por qué se volvió tan difícil cerrar la paritaria docente en la Provincia?

– Creo que el gobierno intenta disciplinarnos. No lo pudo hacer el año pasado y pretende hacerlo este. Además, busca bajar salarios, que es una de las metas que le reclama el FMI. Es un gobierno de ricos que gobierna para los ricos y está absolutamente alineado al gobierno nacional. Son esas dos cuestiones: quiere disciplinarnos y mantener una pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores vía inflación.

 

– Vidal aseguró que el año pasado los paros no dieron ningún resultado.

– No es verdad. Fueron casi 6 puntos de diferencia con el resto de los trabajadores estatales: 2,5 puntos de recupero de pérdida de poder adquisitivo que se consolidó en salario, y 3,4 puntos de suma fija, aparte del 21,5% más cláusula gatillo que terminó en 25%. Para el resto de los estatales fueron cuatro cuotas de 17% más gatillo, que terminó en 25%, pero no obtuvieron el resto.

 

– En esta pulseada, por el impacto de la escuela en la organización familiar, es muy importante el humor social. ¿Cómo lo perciben?

– Creo que la sociedad entiende mejor nuestra postura, primero porque no está tan controvertida la discusión por el tema de los paros. El año pasado fueron jornadas prolongadas. Segundo, si la inflación del Banco Central habla de 20% y nos ofrecen 15%, es porque nos quieren bajar el salario. La reciente aparición pública de Vidal en programas de televisión muestra a las claras que los ministros ya no tienen credibilidad y tiene que salir ella, que también empieza a no tener credibilidad cuando le miente a la sociedad. Los docentes saben que el promedio salarial no es de 27 mil pesos, saben que lo que ofrecen no es el 18,3% sino el 15%, saben que la situación de las escuelas tiene urgencia que el gobierno no está resolviendo y que llevan adelante un ajuste. Por eso tuvo que salir ella, directamente, a dar el debate de cara a la sociedad. Pero en el programa de Mariana Fabbiani (NdelR: El diario de Mariana, por El Trece) no le fue tan bien. A pesar de ser un programa amigable, Vidal tuvo que salir a defenderse. Los panelistas le decían que en las redes sociales estaban hablando de otras cosas: del cierre de escuelas y bachilleratos, del tema del salario en negro, donde la gobernadora se contradice, porque primero dice que el Estado no paga en negro y después dice que le encantaría blanquear y que ese salario no fuera en negro. Yo creo que la sociedad, en términos generales, entiende que el reclamo que hacemos nosotros es justo.

 

En julio de 2017, Baradel fue reelecto al frente del SUTEBA.
– ¿A qué le atribuye esta conflictividad particular con Cambiemos?

– Es porque no agachamos la cabeza ante la injusticia y decimos que no cuando quieren bajar el salario, cuando no invierten en educación pública, cuando la quieren mercantilizar y convertirla en un negocio. No somos un sector que actúa de una manera condescendiente con el poder; al contrario, levantamos la voz y defendemos nuestros derechos y a la educación pública conforme a las convicciones que tenemos.

 

– Usted llegó a sufrir ataques personales, con amenazas que alcanzaron a su familia. ¿Lo superó la situación?

– No, creo que no. Es difícil, uno no está acostumbrado a ese tipo de situaciones, fundamentalmente en el tema de la familia. Ellos intentaron desviar el eje. Cuando sabían que no podían comprarnos, que no tenían ninguna posibilidad de doblegarnos, aparecieron las amenazas. Es parte del clima que generó el gobierno y, en ese marco, surgieron esas amenazas que intentaban desviar, de alguna menara, el objetivo; sacarme a mí de la preocupación principal, pero no lo han conseguido. Cuando amenazaron, y las amenazas fueron muy fuertes, hasta que terminó la paritaria en mi casa había, día y noche, una guardia de maestros, más allá de la custodia que dispuso la justicia.

 

– Si hay algo en que todos coinciden es en que el sistema educativo requiere cambios urgentes. ¿Cuáles deberían ser?

– Primero, mayor inversión en el sistema educativo para poder hacer esos cambios. Después, avanzar a la escuela de jornada completa, jornada extendida, donde los chicos tengan la posibilidad de acceder a deportes, al segundo idioma, a las nuevas tecnologías, al arte, a talleres de filosofía. A todas aquellas áreas de conocimiento que quizás tengan chicos de escuelas privadas pero que los de escuelas públicas no tienen. Para eso, sin ninguna duda, se necesita mayor inversión. También hay que discutir el tema de la escuela secundaria. En el formato, en cuanto a las clases, tiene que haber más concentración horaria, para que un profesor no ande dando vueltas de un lado para el otro, además de trabajo por proyectos y más trabajo interdisciplinario. Estas son cuestiones que se deberían abordar.

 

– En la disputa con el macrismo hubo un intento por caracterizar al maestro como un mal trabajador. Y ese discurso encontró aceptación en una parte de la sociedad. ¿Los llevó a pensar en la necesidad de una autocrítica sobre la labor docente?

– Creo que la responsabilidad fundamental es de los gobiernos. Por supuesto, nosotros tenemos que ser capaces de ser autocríticos con nuestra propia práctica y plantear qué modificaciones hay que hacer y demás, pero la responsabilidad fundamental en los cambios, en la formación y las reformas, la tienen los gobiernos. Igualmente, considero que con el gobierno anterior, a pesar de que lo han demonizado, se pudo avanzar en una nueva Ley de Educación, una Ley de Financiamiento Educativo e íbamos en camino a mejorar la situación estructural de las escuelas. Pero pareciera que llega un gobierno y derrumba todo lo que hizo el anterior. Cada gobierno quiere ser fundacional y entonces hoy hay una crítica absolutamente desmedida con respecto a las políticas que se aplicaron en la gestión anterior. Yo creo que la gran base se hizo en la década pasada con la nueva Ley de Educación y la Ley de Financiamiento. Por supuesto, estamos lejos del paradigma al que aspiramos, pero fijate que se dicen muchas cosas pero no modifican la ley. Hubo un debate de varios sectores y se sancionó una ley que puede ser mejorada, sin ninguna duda, pero que es el marco jurídico de un proyecto educativo de acá a los próximos años.

 

– Una de las críticas reiteradas por parte del gobierno es el tema del ausentismo docente. ¿Hay cosas por cambiar en ese punto?

– Se pueden modificar varias cosas. Pero, primero, es una mentira la cifra del 17% que da el gobierno, porque ahí incluyen suplencias que son estatutarias. Por ejemplo, cuando un maestro de grado titular toma el cargo directivo como suplente y le ponen un suplente en el cargo de base de él, ahí hay dos suplencias y ellos las suman en ese 17%. Después, hay cosas que se pueden mejorar: las condiciones de trabajo, que son las condiciones de enseñanza y de aprendizaje de los chicos. Se puede hacer teniendo menos cantidad de alumnos por curso. En los lugares donde hay conflictividad social muy fuerte o necesidades muy importantes, la escuela tiene que tener mayores recursos, estar más preparada. El docente no puede estar con 30 o 40 alumnos en el aula con una problemática muy compleja. Otro punto es tener talleres para formar en el buen uso de la voz, que puede evitar el tema de las disfonías. Hay un montón de cuestiones. Por supuesto, hay más niveles de ausentismo en la escuela secundaria, porque está mal organizada. Un profesor que tiene que hacer 7 u 8 escuelas, quizás a la última no termine llegando. Tiene que haber modificaciones en las condiciones de trabajo y, por supuesto, controles del Estado, enviar médicos a domicilio, un sistema de prevención de salud. Nosotros tenemos ideas y propuestas para eso, lo que pasa es que el Estado nos traslada la responsabilidad cuando es el que tiene que controlar. En cambio, le paga millones de pesos a empresas que no controlan nada, maltratan a los docentes y generan un gasto absolutamente ineficiente que nos perjudica a todos. El Estado debería mejorar las condiciones de trabajo y de aprendizaje en general, y además, no mentir con los números: es mentira que haya un 17% de ausentismo. Suman peras con manzanas.

 

– ¿Hablan de este tema cuando se reúnen con los funcionarios de Vidal?

– Hablamos, les pedimos cifras y no las dan. Es una cuestión absolutamente mediática, lo mismo que decir que el promedio de salario es 27 mil pesos. Para la jornada simple es 12.500 pesos, y no llega a 17 mil pesos el que tiene mayor antigüedad, pero ellos hablan de 27 mil pesos.

 

– En esta situación de disputa, ¿cómo ve la actitud de los distintos espacios del movimiento sindical?

– Siempre hubo en nuestro país sectores que fueron colaboracionistas, que no defendieron a los trabajadores, y sectores que salimos a defender los derechos. Pero también hay una circunstancia: además de aquellos que son colaboracionistas, hay muchos sectores con temor por diferentes cuestiones. En la medida en que los que salimos a la calle seamos cada vez más, se van a animar muchos más. Además, hay que definir claramente cuál es la contradicción principal: hoy en nuestro país, por un lado, están las corporaciones, las multinacionales, el capital financiero internacional y especulativo, y por el otro, los trabajadores, el pueblo, los pequeños y medianos comerciantes, los empresarios pymes.

 

– Usted integra la CTA, ¿pero qué opina de las diferencia al interior de la CGT?

– No me quiero meter. Soy de otra central de trabajadores. Ahora, hay muchas organizaciones y sindicatos que pertenecen a la CGT y salen a pelear con nosotros. Eso creo que es muy bueno.

 

– El peronismo se está reconfigurando de cara a 2019. ¿Cómo evalúa ese proceso?

– Lo veo con dificultades, pero creo que la oposición tiene que ser más amplia que el peronismo. Tiene que haber sectores de la industria, de pequeños y medianos productores, sectores sociales, organizaciones políticas, que se planteen un modelo de país distinto al que estamos viviendo hoy y que beneficia a los más ricos. Hay que plantear otro modelo productivo, la defensa de los derechos de los trabajadores, apostar a la industria como motor de la generación de trabajo, al valor agregado, al tema de la tecnología y la investigación, a un modelo educativo que prácticamente no deje excluidos, desde los más chiquitos hasta los adultos. Eso es mucho más y se tendría que ir construyendo con paciencia, con tolerancia, y sabiendo cuál es la contradicción principal.

 

– ¿Los trabajadores tienen lugar en las discusiones que viene dando la política?

– Hace falta mucha más participación de los trabajadores en la escena política. Si en la Cámara de Diputados, de Senadores, en los concejos deliberantes, hubiera más trabajadores, más representantes de las pequeñas empresas y productores, de organizaciones sociales, creo que sería otra la situación de la Argentina, porque estarían legislando y trabajando en favor de todos y no de grupos de privilegio.

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