Cuando el mes de agosto comenzó su cuarto día, la muestra más importante de agricultura y ganadería de Argentina quedó oficialmente inaugurada con duras críticas al gobierno por el control de precios, las retenciones a las exportaciones y «el clima de incertidumbre» y un estridente reclamo de cambios de política al gobierno de Néstor Kirchner, quien en el último año de su mandato volvió a desairar con su ausencia al poderoso sector económico del país.
Los fuertes reclamos del sector agropecuario provocaron la deserción del secretario de Agricultura y Ganadería, Javier de Urquiza, el único funcionario presente en el acto, quien desistió de pronunciar un discurso en representación del gobierno. El inédito retiro de escena se produjo luego de que las críticas vertidas por la dirigencia rural fueron largamente aclamadas y las menciones al gobierno repudiadas con silbatinas por productores agropecuarios y visitantes porteños a la muestra.
El presidente de la Sociedad Rural (SRA), Luciano Miguens, lamentó la «incompetencia de políticas ineficientes», en un duro discurso en la inauguración de la 121 Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria en el predio Rural del barrio porteño de Palermo.
El sector agropecuario ha tenido enfrentamientos con el gobierno a raíz de las restricciones a las exportaciones, cuya eliminación reclaman, y por la fijación de precios que buscó privilegiar el mercado interno y combatir la inflación.
El campo argentino ha enfrentado además en los últimos meses escasez de gasoil, combustible indispensable para las cosechas, y avatares climáticos con olas de frío polar, inundaciones o sequías, según las regiones. En el acto, el dirigente criticó el «exagerado intervencionismo en los mercados» por parte del gobierno y afirmó que «el control de precio es una medida absurda, que resulta contraproducente y dañina» a largo plazo.
«Ha llegado la hora de eliminar totalmente las retenciones a las exportaciones y abrir nuevos mercados», reclamó. Las críticas fueron rechazadas en un comunicado de prensa emitido la tarde del sábado por el ministro de Economía, Miguel Peirano, para quien ese discurso «refleja la visión de un país excluyente. Es un planteo sin consistencia
económica ni preocupación por la equidad social».
El ministro consideró que las críticas «parecen expresiones nostálgicas de grupos minoritarios de la derecha argentina», en tanto, desestimó eliminar las retenciones a las exportaciones, ya que implicaría «alentar un violento incremento de precios» en el mercado interno.
La muestra, esencialmente ganadera, es organizada por la Sociedad Rural, reducto de los mayores propietarios de tierras, y se inaugura habitualmente 10 días después de la apertura al público y cuando ya se eligieron a los animales campeones que desfilan en la ocasión.
A diferencia de los mandatarios anteriores que invariablemente participaban en la inauguración de la más tradicional vidriera del campo argentino, Kirchner estuvo sistemáticamente ausente del evento desde que asumió en 2003.
En esta edición, la última de su mandato que termina en diciembre, el presidente repitió el desaire a los grandes productores agropecuarios.
Miguens aclaró que «no hacemos oposición cuando criticamos», pero en el palco principal estuvieron representantes de la oposición de derecha, entre ellos el alcalde electo de Buenos Aires, Mauricio Macri, y el candidato presidencial Ricardo López Murphy, que aprovecharon el escenario en un año electoral.
La centenaria muestra es visitada anualmente por cientos de miles de personas y tiene una relevancia particular en un país que fue considerado el ‘granero del mundo’ y cuya producción agropecuaria vuelve a estar en plena expansión, empujada en particular por el crecimiento de la soja. La agricultura es la fuente principal de divisas de Argentina y se estima que sólo la soja significará este año el ingreso de unos 11.000 millones de dólares, de los cuales unos 2.600 millones ingresarán al fisco por retenciones a las exportaciones del principal cultivo del país.
El sector ganadero reclama desde hace tiempo que el gobierno ponga fin a los controles en la carne de vacuno, cuyos precios escalaron en estos años debido a una combinación de fuerte crecimiento de la demanda tanto interna como externa, y un estancamiento de la producción.
Las críticas se produjeron luego de la reciente reunión que mantuvieron Miguens y otros dirigentes con el ministro argentino de Economía, Miguel Peirano, que permitió que los representantes del sector manifestaran sus reclamos e iniciaran una negociación entre ambas partes.
En mayo pasado, la asociación que reúne a la mayor parte de los ganaderos locales llevó a cabo una huelga de 15 días en rechazo a la presión del Fisco, los controles de precios y las restricciones a las exportaciones en Argentina, uno de los mayores exportadores de carne vacuna y de productos agropecuarios del mundo. «El modelo actual necesita cambios y el sector está dispuesto a proponer ideas.
Es tiempo de desarrollar el potencial productivo del país», dijo Miguens, quien también criticó «la incompetencia de políticas ineficaces».