Rebelión en el Sahel: “Un esclavo que no se rebela no merece compasión”

Los pueblos sublevados del Sahel africano. Revista Zoom inaugura una serie de notas sobre los actuales procesos emancipatorios en la región. Por Carlos Mackevicius

Primera nota de una serie de artículos donde intentaremos dar cuenta de qué es lo que está pasando con los pueblos sublevados del Sahel africano. Allí, la unidad de fuerzas armadas patrióticas junto a organizaciones populares movilizadas está llevando adelante procesos emancipatorios contra las fuerzas neocoloniales francesas y de la OTAN. Intentaremos también pensarlo en relación a los desafíos políticos de nuestra nación y nuestro continente, en el marco de la tendencia hacia una teoría multipolar de las relaciones internacionales. Indagaremos en el agitado y revolucionado presente africano del que no llegan muchas noticias, en los orígenes históricos de estos movimientos y en sus proyecciones.

Noviembre de 2024: Conferencia Internacional de Solidaridad con los pueblos del Sahel

Hace unas semanas, el 19 de noviembre, con el lema “Por la unidad antiimperialista, la paz y la amistad entre los pueblos”, Níger fue sede de una conferencia histórica en apoyo a la lucha panafricana de afirmación soberana y la independencia de las naciones del Sahel contra el neocolonialismo francés. En Niamey, capital de Níger, más de quinientos delegados procedentes de todo el mundo se reunieron en la Conferencia Internacional de Solidaridad con los pueblos del Sahel. El evento fue motorizado y organizado por Panafricanismo Today y la Organización de los Pueblos de África Occidental. La reunión duró tres días y en ella se desarrollaron intensos debates sobre los desafíos de los procesos nacionalistas y emancipatorios que se propagaron por toda la región desde el año 2023. Otro de los objetivos de la actividad fue darle visibilidad ante la comunidad internacional a lo que viene sucediendo en la región. El acto de apertura se realizó con la presencia de más de dos mil personas y participaron algunos dirigentes de la plana mayor del nuevo gobierno de Níger, como el ministro de economía y finanzas. En una próxima entrega estaremos dialogando y haciéndole preguntas a un delegado argentino que viajó invitado a Niamey para participar de la conferencia.

El Sahel

“Sahel”, que en árabe significa “la costa”, es una vasta zona geo-económica que surca unos seis mil kilómetros en sentido horizontal del inconmensurable, sensual y aterrador continente africano, entre el África occidental y el oriental. Abarca doce países y contiene unos 400 millones de personas. Durante el año 2023, en cuatro países de la región (Níger, Bali, Burkina Faso y Guinea) se dieron procesos de interrupción del orden institucional encabezados por sectores nacionalistas y soberanistas de las fuerzas armadas con amplio apoyo social. En algunos procesos, incluso, como el caso de Níger, la participación de los militares nacionalistas sucedió luego de varios meses de protestas populares, con movilizaciones y cortes de rutas por todo el territorio hasta que, el dos de septiembre del año pasado, más de treinta mil personas tomaron la base militar francesa que existía en el país y expulsaron violentamente a los soldados galos. La furia anti-francesa desatada en los países levantados que reina en estos momentos hunde sus orígenes en profundísimas razones históricas de dominación y humillación sobre esos pueblos.

Los levantamientos y la dependencia

El centro de gravedad del descontento y de los reclamos es el altísimo nivel de dependencia, pobreza y corrupción existente. Hasta que sucedieron las revoluciones del año pasado, la expectativa de vida de los habitantes de Níger era de 44 años. Luego del proceso de descolonización que la región vivió sobre la década del 60, se instauraron repúblicas que formalmente mantuvieron los atributos de la independencia pero que en la práctica son manejadas por distintas potencias. Particularmente Francia tiene una arraigada tradición de sometimiento colonial en la zona, y fue hasta que se dieron estos levantamientos armados la responsable auto designada de la tutela de las riquezas y las finanzas de las naciones africanas sublevadas. Entre otras cosas, Francia detenta el control de la moneda, razón por la que estos países deben solicitarle autorización para importar los bienes que su economía necesita. Además, Francia tiene exclusividad en la explotación y la comercialización de los bienes naturales de estos países.

Níger es poseedora de uno de los yacimientos de uranio más importantes de la tierra. Pero de lo que no dispone es de la capacidad de decidir sobre sus recursos. La empresa conjunta entre Níger y Francia, la Société des mines de l’Aïr (Somaïr), opera la industria del uranio en el país. El 85% de Somaïr es propiedad de la Comisión de Energía Atómica de Francia y dos empresas francesas, mientras que el 15% es propiedad del Estado de Níger, nación que produce, para que tengamos una idea, más del 5% del uranio de todo el mundo, y tiene un uranio de muy alta calidad. La mitad de los ingresos de exportación de Níger proviene de las ventas de este mineral, como así del petróleo y del oro. ¿Podemos imaginar de dónde sale el uranio que utiliza una tercera parte de la sociedad francesa en sus foquitos de luz? Exacto, de Níger. Solo durante la última década, Níger perdió casi mil millones de dólares en diez casos de arbitraje presentados por empresas multinacionales ante organismos internacionales como el CIADI. Aunque Francia abandonó el franco en el año 2002 para pasarse al euro, catorce ex colonias francesas siguieron utilizando el franco-CFA (Comunidad Financiera Africana), moneda que como es de esperarse brinda ventajas a Francia, como por ejemplo que el 50% de las reservas de dichos países tienen que estar en el Tesoro francés. Esto genera el efecto adicional de que las devaluaciones del franco-CFA, decididas por Francia, tienen consecuencias desastrosas sobre las economías del área de influencia, como pasó en 1994. Ya en 2015, el presidente de Chad, Idriss Déby Itno, dijo que el franco-CFA “arrastra a las economías africanas y que ha llegado el momento de cortar el cordón que impide que África se desarrolle”.

Injerencia rusa y nuevo no alineamiento

El presidente Vladimir Putin sigue de cerca los acontecimientos que se desarrollan en el inmenso continente africano. En 2023, después de cuatro años de la realización del encuentro inaugural que se había realizado en 2019, se realizó en San Petersburgo la segunda cumbre Rusia-África. Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica –principal país del África subsahariana— afirmó que «debemos detener a aquellos países que cuentan su riqueza y sus activos en términos de los minerales que residen en suelo africano”.

El comercio entre Rusia y África se mueve entre los 15 y los 20 mil millones de dólares. Durante el encuentro, Putin anunció la cancelación de 90 millones de dólares de deuda. Además, anunció contratos de armas con más de 40 países, algunos de ellos de forma gratuita, razón por la que voces occidentales afirman que es la firme espada rusa la que se esconde detrás de los levantamientos militar-populares del Sahel, donde es el principal proveedor de armamento. «Con el fin de fortalecer la capacidad defensiva de los países del continente, estamos desarrollando la cooperación en los ámbitos militar y técnico-militar», indicó Putin ante los líderes africanos. Diversos analistas entienden que Rusia consolidó dicha posición en el continente africano, entre otras estrategias, a través de la intervención del grupo mercenario Wagner.

En la cumbre ruso-africana de San Petersburgo de 2023, los líderes africanos tuvieron palabras de consideración para Putin, y en algunas de las manifestaciones populares de apoyo a los golpes nacionalistas de aquel año pudieron verse banderas rusas agitándose entre las muchedumbres. No deberíamos olvidar, de todos modos, que la vieja Unión Soviética tuvo históricamente una política activa de solidaridad e intercambio con África, recuerdo que tal vez perviva en el imaginario colectivo de los pueblos del continente. Assimi Goita, el presidente de Mali agradeció a Putin su apoyo y su amistad. Y Faustin Archange Touadera, presidente de la República Centroafricana dijo que Rusia “había salvado su democracia y evitado una guerra civil”.

Hacia una nueva configuración de la unidad panafricana

En febrero de este año, Burkina Faso fue sede de una reunión en la que participaron los gobiernos de Malí y Guinea en cuyo temario se encontraba la creación de una nueva  federación de estos Estados africanos. El líder de Burkina Faso, uno de los países sublevados, Ibrahim Traoré, repudió en duros términos la condena que recibieron los golpes militares en el Sahel por parte del eje noratlantista, e hizo especial hincapié en una reciente  visita  a su país de una delegación de la llamada Unión Africana, organización de tendencia pro-occidental, y dijo: “un esclavo que no se rebela no merece compasión. La Unión Africana debe dejar de condenar a los hermanos africanos que deciden luchar contra sus regímenes títeres de Occidente”.

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