¿Quién vota a Bolsonaro?

El analista Juan Manuel Karg y el periodista Fernando Duclos hilaron datos e impresiones que desmenuzan al votante del candidato que lidera las encuestas en Brasil. Radiografía del horror.
Quién, dónde, por qué
Por Juan Manuel Karg*

 

Estuve repasando algunas cosas de la última encuesta de Datafolha. Vean la abrumadora diferencia a favor de Jair Bolsonaro entre quienes tienen estudios superiores (terciarios/universitarios): le saca casi 30% a Haddad en ese segmento.

En términos religiosos, Bolsonaro hace la gran diferencia dentro de los votantes evangélicos: 25% de diferencia sobre Haddad, 21% más de brecha que entre los electores católicos.

En términos económicos, Bolsonaro arrasa en el segmento que cobra más de 10 salarios mínimos: casi 30% de diferencia respecto a Haddad. Hablamos, lógicamente, del sector más acaudalado de la sociedad brasileña.

En términos geográficos, Bolsonaro tiene un desempeño contundente en el Sur del país, donde le saca -también- 30% de diferencia a Fernando Haddad.

¿Dónde se hace fuerte el candidato de Lula? En el Nordeste, histórico bastión del PT. Allí Haddad le gana por 16% al candidato ultraderechista, siempre siguiendo a Datafolha.

Haddad también se hace fuerte en el sector de menores ingresos de la población brasileña, aunque la distancia respecto a Bolsonaro allí es corta: apenas 7%.

El candidato del PT venía creciendo en voto femenino, llegando incluso a superar a Bolsonaro días atrás. ¿Qué pasó tras las movilizaciones callejeras? Bolsonaro subió en intención de voto dentro de las mujeres (52% del padrón total en Brasil) y le saca 7% a Haddad en ese segmento.

Último dato, relacionado con la edad de las y los electores en Brasil: Bolsonaro arrasa en la franja de 25 a 34 años. Si bien gana en todas las franjas, dentro de ese segmento juvenil hace una diferencia de 17%.

 

*En twitter: @jmkarg 
Politólogo / Magíster en Estudios Sociales Latinoamericanos / IIGG-UBA /
#UnMundoDeSensaciones por @FuturockOk / @SanLorenzo

 

«Puede terminar muy mal»
Por Fernando Duclos*

 

Una potencial victoria de #Bolso (que, lamentablemente, es muy probable) sería terrible, desastrosa, catastrófica para #Brasil y para el continente, pero no tanto por él en cuanto personaje sino por lo que representa para la sociedad.

 

Todo el mundo sabe que una cosa es lo que se dice en campaña y otra, muy diferente, es gobernar (o pregúntenle a Macri). En ese sentido, sus declaraciones racistas, espantosas, no dan necesariamente la pauta de lo que sería su gobierno. Además, llegaría sin apoyo parlamentario.

 

Sin embargo, para quien sólo la conoce de pasar un mes en Copacabana o Ipanema y queda maravillado con su alegría, debo decirles que la sociedad brasileña es PROFUNDAMENTE RACISTA. Diría más, la élite blanca es desvergonzadamente ESCLAVÓCRATA y muy violenta.

 

El pacto de la oligarquía con Lula, dicen mucho/as, comenzó a romperse cuando el líder del PT amplió el cupo en las universidades públicas para los negro/as. Darles un poco de comida a los hambrientos, OK. Empoderar a los negro/as y cambiar la estructura del país, ESO NO.

 

La élite paulista, por citar otro ejemplo, contrata empleadas domésticas filipinas o de otros países (con Lula las brasileñas ganaron derechos), las encierran, no las dejan salir, las humillan. Esclavócratas x naturaleza.

 

Brasil es el país con más empleadas domésticas del mundo. Hay muchísima gente (y uno lo ve en las redes) que, si pudieran, les gritarían «esclavos» a los negro/as que ven por la calle. Que aman humillarlo/as. Sienten que es el orden justo de las cosas. Lo mismo con los gays, las lesbianas, LO/AS POBRES. Les gusta hacerlo/as sentir mal. No lo hacen porque -todavía- está mal visto. La sociedad no lo permite. Pero la potencial victoria del racista les daría carta blanca total, crearía una atmósfera en la que todo está permitido. Y eso más allá de las medidas presidenciales que él, en el Planalto, pueda tomar.

 

Conozco varios casos de personas que volvieron llorando a sus casas por la (omnipresente) discriminación. Les gritaron «esclavo/as» en la calle. Se burlan del pelo de los negro/as, de las palabras que usan (así como en Argentina se burlan de la gente pobre). Votan a Bolsonaro.

 

El propio Bolsonaro dijo hace poco, en un evento, que a los negros «hay que pesarlos en arrobas» (como a las vacas). Obvio, si llega al poder va a tener que medirse. Pero sus votantes no. Ello/as ya van a haber ganado y reclamarán su parte en el premio: la libertad de discriminar.

 

En síntesis, en una sociedad enferma y MUY VIOLENTA, tener a este tipo en el poder es la peor situación posible, y no por él sino por lo que generará en sus seguidores: carta blanca para hacer lo que hasta hoy se les negaba, lo que reprimían. Puede terminar realmente MUY MAL.

 

En twitter: @Ferduclos
Periodista

 

 

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