El mentado segundo semestre no es solo una proyección delineada por el gobierno con el objetivo de recoger los frutos económicos de una primera mitad del año intensa. Es también la expectativa de un sector de la oposición que ve en él una suerte de deadline autoimpuesto y una corroboración ineluctable de sus certidumbres políticas. El segundo semestre le habla tanto al oficialismo como a la oposición y en ese sentido, más allá de sus efectos sobre la economía real, parte de lo que ocurra en estos meses comenzará a definir el mapa político con vistas a las elecciones del año próximo. Lejos de querer presagiar bonanzas o crisis, le pedimos a seis economistas de diferentes consultoras sus proyecciones de cara a lo que queda del primer año de gobierno de Cambiemos y a lo que va a ser el último semestre antes de que empiece a correr -otra vez- el calendario electoral.
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[edgtf_custom_font content_custom_font=»Ariel Setton – Plan Fénix» custom_font_tag=»h6″ font_family=»» font_size=»» line_height=»» font_style=»normal» text_align=»left» font_weight=»» color=»» text_decoration=»none» letter_spacing=»»]
“En estos últimos meses se detectó un viraje en el gobierno. En los años del kirchnerismo se creía que el crecimiento económico iba a venir por el lado del gasto y del consumo, y que eso iba a traccionar la inversión, a través de una política de demanda. El gobierno de Macri, en cambio, apuntó a que la Argentina no crezca por demanda sino por oferta, e hizo todos los cambios necesarios en ese sentido. Con eso esperaban que el famoso segundo semestre tuviera una lluvia de inversiones, que eso compensara la caída del nivel de empleo y se comenzara nuevamente un trayecto de crecimiento económico sobre la base de una potenciación de las exportaciones y no tanto basado en el mercado interno. Sin embargo, hoy tenés un tipo de cambio cercano a $14 -que el Banco Central quiere que suba-, con una inflación que estuvo entre el 24% y el 25% solamente en los primeros meses de este año, de modo que buena parte del efecto de la devaluación ya se perdió, lo que hace que ese fomento a las exportaciones pierda sentido. De ahí que en los últimos dos meses el gobierno haya virado y decidido, hasta que lleguen esas inversiones, tomar algunas políticas de fomento del consumo, como la recomposición a los jubilados, la extensión de la Asignación Universal, entre otras. Pero lo cierto es que nos encontramos en una situación macroeconómica en donde no hay un norte claro. Porque tenés la política de ajuste y fomento de exportaciones, por un lado, que requiere que el Estado tenga el menor nivel de gasto posible y, por el otro, una política de fomento de consumo para que no caiga el producto, lo que deriva en que la única manera viable en que se pueda ir hacia el camino del crecimiento desde la oferta es con un financiamiento enorme, tanto interno como externo, lo que hace recordar a algunas épocas de hace algunos años. Entonces estamos en un contexto mixto, en donde todavía no llegaron las buenas noticias del nuevo modelo económico y siguen apareciendo las malas noticias de ir desarmando el modelo económico anterior. Lo cual hace pensar que el segundo semestre va a ser otro semestre duro, en donde probablemente no tengamos los shocks tan fuertes de impactos de ajuste de tarifas y de despidos masivos por parte del Estado pero donde sí estemos ajustando los cinturones, esperando inversiones que no sabemos si van a llegar o no. A lo sumo lo que se puede hacer es morigerar la caída, en caso de poder implementar rápido algunas de las políticas de crecimiento de la demanda local, pero realmente es un contexto difícil”.
Nos encontramos en una situación macroeconómica en donde no hay un norte claro
[edgtf_custom_font content_custom_font=»“Hay una serie de elementos que permitirían pensar que hacia fines de año la economía va a estar mejorando”» custom_font_tag=»h4″ font_family=»» font_size=»» line_height=»» font_style=»normal» text_align=»left» font_weight=»» color=»» text_decoration=»none» letter_spacing=»»]
[edgtf_custom_font content_custom_font=»Cynthia Moskovits – FIEL» custom_font_tag=»h6″ font_family=»» font_size=»» line_height=»» font_style=»normal» text_align=»left» font_weight=»» color=»» text_decoration=»none» letter_spacing=»»]
“La primera parte de 2016, en términos cuantitativos, fue un periodo complicado con caída de actividad económica, donde se tomaron una serie de medidas que, se espera, tengan impacto más tarde o más temprano, probablemente en forma escalonada. Estos primeros meses del año, por ejemplo, fueron muy difíciles para el salario pero a partir del aguinaldo y de las paritarias se espera que a partir de algún momento de junio los salarios reales empiecen a recuperarse paulatinamente. Esto da un poquito de aire. Hay una serie de elementos que permitirían pensar que hacia fines de año la economía va a estar mejorando. Probablemente ya los primeros impactos los vayas a tener a partir de julio, agosto. Las medidas para pagarles a los jubilados sin duda van a movilizar el consumo porque si bien no es el grupo de jubilados de menores haberes los que se ven beneficiados, la propensión a consumir cada nuevo peso que le ingresa a un jubilado es muy alta. Entendemos que con el acuerdo con los holdouts, con una estructura de precios relativos más razonable, con expectativas de una estructura tributaria también más razonable, de un mayor acercamiento al mundo y reglas más claras para la inversión, con un blanqueo que se espera sea exitoso, muy ayudado por cuestiones internacionales, como las serias dificultades que va a haber en el mediano plazo para mover capitales que no estén declarados, estos recientes anuncios para los jubilados, y mayores recursos en las provincias provenientes del Anses, la economía tiene que empezar a mover. Después hay que ver los efectos sobre el tipo de cambio, si esto lo va a atrasar un poco más, que son todos efectos que van a estar atados a estas medidas necesariamente. Pero la idea es que la economía va a tener que empezar a moverse luego de estos primeros seis meses de caída, de a poquito, y seguramente el cuarto trimestre ya empiece a mostrar crecimiento desestacionalizado y una inflación que para la segunda mitad del año esté entre 1,5 y 2 % mensual”.
La idea es que la economía va a tener que empezar a moverse luego de estos primeros seis meses de caída
[edgtf_custom_font content_custom_font=»“Lo relevante es 2017”» custom_font_tag=»h4″ font_family=»» font_size=»» line_height=»» font_style=»normal» text_align=»left» font_weight=»» color=»» text_decoration=»none» letter_spacing=»»]
[edgtf_custom_font content_custom_font=»Martín Kalos – EpyCA Consultores» custom_font_tag=»h6″ font_family=»» font_size=»» line_height=»» font_style=»normal» text_align=»left» font_weight=»» color=»» text_decoration=»none» letter_spacing=»»]
“En términos de crecimiento la perspectiva de que el segundo semestre sea el de la recuperación queda cada vez más lejana aunque es probable que para fines de año empiece a repuntar la economía. El objetivo del gobierno, más allá de que se autopropuso llegar al segundo semestre con crecimiento, claramente es 2017, es lo relevante, porque es un año electoral donde se debe reafirmar el proyecto de Cambiemos. Con lo cual yo creo que los cañones ya no están apuntando a una recuperación fuerte en el segundo semestre sino a que aunque sea empiecen a haber indicios de que 2017 va a ser un buen año. Hoy por hoy, con el consumo y el gasto público caído, las exportaciones por ahora bien pero con problemas en el sector agropecuario, que todavía es tu principal exportación, y las inversiones que llegan a cuentagotas, no tenés ningún componente de la demanda que te traccione una recuperación. Por eso una de las apuestas es que el gasto público empiece a levantar, que es algo que ya se empieza a ver en algunas áreas de gobierno, y que además, en la medida en que se libere el crédito para obra pública, por ejemplo, puede empezar a movilizar, porque destraba el miedo de tener que financiar el déficit con emisión. La inflación, por su parte, necesariamente va a tener que desacelerarse, en la medida en que no haya una nueva ola de tarifazos. Todavía va a pegar, y es seguro que no se va a llegar al objetivo del 25% que se impuso el gobierno, pero un objetivo más razonable es terminar el año en torno al 30% interanual, o sea, bajar la inflación diez puntos en los seis meses que quedan, que si bien sigue siendo una inflación alta, le permite al gobierno plantearse un objetivo debajo del 25% de inflación para 2017, es decir, volver a los niveles que se tenían en los años dorados del kirchnerismo. En definitiva, creo que tenemos un par de meses por delante de relativo estancamiento de muchas de las variables, una transición en la cual se va a ir desacelerando un poco la caída de algunos sectores económicos, se va a ir desacelerando la inflación, van a ir bajando de a poco las tasas de interés y van a ir desacelerándose las presiones que hay hoy por la entrada de divisas, y con todo eso a fin de año va a llegar ese momento que de alguna manera está esperando el gobierno que es poder devaluar un poco, poder crecer un poco, y mostrar algunas señales positivas, pero no antes del último trimestre”.
Los cañones ya no están apuntando a una recuperación fuerte en el segundo semestre sino a que empiecen a haber indicios de que 2017 va a ser un buen año
[edgtf_custom_font content_custom_font=»“Va a bajar la inflación pero como resultado del proceso recesivo”» custom_font_tag=»h4″ font_family=»» font_size=»» line_height=»» font_style=»normal» text_align=»left» font_weight=»» color=»» text_decoration=»none» letter_spacing=»»]
[edgtf_custom_font content_custom_font=»Hernán Letcher – CEPA» custom_font_tag=»h6″ font_family=»» font_size=»» line_height=»» font_style=»normal» text_align=»left» font_weight=»» color=»» text_decoration=»none» letter_spacing=»»]
“De los tres pilares que sostienen el axioma que planteó el macrismo respecto del segundo semestre -crecimiento económico, lluvia de dólares y caída de la inflación-, lo único que nosotros compartimos es que va a bajar la inflación como resultado del proceso recesivo en el que nos han metido las propias políticas macristas. Hay que ver la evolución de las ventas minoristas de CAME o el Estimador Mensual Industrial que sacó el INDEC donde se muestra la caída de la producción industrial. Evidentemente la propuesta del blanqueo de capitales es un reconocimiento casi explícito de que esa lluvia de dólares efectivamente no solo no se concretó sino que tiene serias dificultades de que se concrete en el segundo semestre. Y el crecimiento, que creo que estaba descartado casi desde el inicio, difícilmente pueda tener una inclinación distinta a la que ha tenido hasta hoy. A nosotros nos parece que el diagnóstico macrista es equivocado, en el sentido de que es muy difícil que vos vayas a tener inversiones en la Argentina cuando, por un lado, hay un mercado externo en el que no vemos que vaya a haber dinamismo, porque el problema es de demanda, la Argentina devaluó el 50% y sin embargo no vende más que antes, al contrario, a lo que se suma el caso particular de Brasil, que va a afectar negativamente a las exportaciones. Y por otro lado, si vos condicionás el salario real, con una clara tendencia a la baja, y además lo acompañás con despidos del sector público y la habilitación de despidos en el sector privado, y si además abrís las importaciones, que es una de las cosas que aún no ha impactado de lleno pero que nosotros creemos que lamentablemente va a impactar en el segundo semestre, es muy difícil que se active el mercado interno y muy difícil que vengan las inversiones, con lo cual el escenario es más bien sombrío. Nosotros no vemos que vaya a modificarse la tendencia que tiene que ver con lo que es mercado de trabajo, ni en términos de producción ni en términos de consumo, y las paritarias van a tener un efecto positivo pero limitado porque al hacer el cálculo semestral, con un promedio de los principales acuerdos cerrados a hoy, te da un promedio de 18,32%, con lo cual tenés de movida ocho puntos de caída del salario real, con respecto a lo que indica el IPC CABA. De modo que cualquier aumento no creemos que alcance ni siquiera a recuperar lo perdido”.
Evidentemente la propuesta del blanqueo de capitales es un reconocimiento casi explícito de que esa lluvia de dólares efectivamente no solo no se concretó sino que tiene serias dificultades de que se concrete en el segundo semestre
[edgtf_custom_font content_custom_font=»“Proyectamos una menor inflación y un mayor crecimiento pero no con tanta intensidad”» custom_font_tag=»h4″ font_family=»» font_size=»» line_height=»» font_style=»normal» text_align=»left» font_weight=»» color=»» text_decoration=»none» letter_spacing=»»]
[edgtf_custom_font content_custom_font=»Gabriel Zelpo – Elypsis» custom_font_tag=»h6″ font_family=»» font_size=»» line_height=»» font_style=»normal» text_align=»left» font_weight=»» color=»» text_decoration=»none» letter_spacing=»»]
“El gobierno proyecta para el segundo semestre una menor inflación y un mayor crecimiento, y nosotros vemos eso pero no con tanta intensidad. Nosotros creemos que va a bajar la inflación a niveles por debajo del 2% mensual pero no cerca del 1% que el gobierno proyectó al inicio del año. Esta desaceleración de la inflación va a permitir, por ejemplo, que el Banco Central también baje tasas de interés, un proceso que ya está siendo observado. Y esta baja, con las nuevas paritarias que van a tener sueldos que, mensualmente, van a superar los registros de la inflación, van a permitir recuperar algo del salario real que se perdió en el primer semestre y eso se va a reflejar en la actividad real, que va a ser otro buen disparador para que la economía reactive algo con respecto al primer semestre. Nosotros la baja de la inflación la atribuimos principalmente a la perspectiva actual del tipo de cambio, ya que no se va a observar un pass through porque no va a haber una devaluación como la que sucedió en diciembre, y esperamos que esa tranquilidad se mantenga y que no haya una presión al alza del tipo de cambio. También esperamos que no haya suba de tarifas, que fue el principal disparador de la inflación, y eso permitirá recuperar salario real. Por el lado de las inversiones, no ha habido el boom que esperaba el gobierno, y hay varios temas que influyen en eso. Por un lado tenés que la actividad económica está bastante recaída, con lo cual no tenés un escenario en ese sentido que pueda llegar a incentivar la llegada de inversiones. Si bien se han observado cambios en el nuevo gobierno con respecto al marco regulatorio y la confianza en las instituciones, tampoco podemos decir que esto sea tan determinante para generar un cambio abrupto en este sentido, aunque sí es probable que haya avances en algunos sectores particulares como energía o comunicaciones. Por el otro lado, tenés otro tema adicional, que es que a partir del cepo a muchas empresas se las forzó a reinvertir utilidades, incluso más allá de lo que ellas desearían, y esto las dejó con una capacidad instalada bastante amplia que les permite no tener que aumentarla en estos años. En líneas generales, creemos que va a haber una lenta recuperación de la economía real y se va a recuperar parte de lo perdido en el primer semestre”.
Es probable que la “restricción externa”, que es el verdadero problema de la economía argentina, ceda con la caída del consumo
[edgtf_custom_font content_custom_font=»“Un escenario sumamente regresivo”» custom_font_tag=»h4″ font_family=»» font_size=»» line_height=»» font_style=»normal» text_align=»left» font_weight=»» color=»» text_decoration=»none» letter_spacing=»»]
[edgtf_custom_font content_custom_font=»Pablo Manzanelli – Cifra» custom_font_tag=»h6″ font_family=»» font_size=»» line_height=»» font_style=»normal» text_align=»left» font_weight=»» color=»» text_decoration=»none» letter_spacing=»»]
“El problema de las «esperanzas oficiales» del segundo semestre es que se basan en un error de diagnóstico. Desde su visión la economía argentina experimentó un estancamiento económico en los últimos cuatro años como consecuencia de los excesos del gasto público y la sobreexpansión del consumo interno, que en realidad habían sido las herramientas utilizadas para mitigar los impactos de la crisis mundial en la economía doméstica. El ajuste ortodoxo del nuevo gobierno busca resolver los desequilibrios (externos, fiscales, precios, etc), lo cual es, desde su concepción, condición suficiente para reactivar la inversión y el crecimiento económico. Sin embargo, la recomposición de la rentabilidad no alcanza para impulsar la inversión en un escenario de caída de la demanda interna e internacional, las cuales influyen sobre la rentabilidad esperada. Por lo que es poco probable que aumente la inversión en el segundo semestre. Es probable que la “restricción externa”, que es el verdadero problema de la economía argentina, ceda con la caída del consumo y el nuevo ciclo de endeudamiento externo iniciado tras el acuerdo con los fondos buitre. Pero el problema es que va a generar importantes costos hacia adelante y que será contemporánea a una fuerte especulación financiera fomentada por el alto rendimiento en dólares de la tasa de interés que fija el Banco Central, lo que se va a traducir no en inversión sino en fuga de capitales. Se trata de un escenario sumamente regresivo y con fuertes pugnas distributivas que, a diferencia de otras etapas históricas, no tiene una crisis económica que la precede y la “legitime”. Ello preanuncia la intensificación de conflictos sociales, no solo entre el capital y el trabajo sino también entre las fracciones hegemónicas del capital (banca transnacional y terratenientes pampeanos) y los grupos económicos locales ligados al ámbito industrial para intentar imponerse en la nueva estructura de precios y rentabilidades relativas”.
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