De la Redacción de ZOOM. La Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo fue propuesta hoy oficialmente para ser candidata al Premio Nobel de la Paz 2008, por su labor para localizar y restituir la identidad de centenares de hijos de desaparecidos nacidos en cautiverio y que fueron privados de su identidad.
La presentación de la postulación se realizó en un acto que fue encabezado por el vicepresidente Julio Cobos y que contó con la presencia de los ministros de Educación, Juan Carlos Tedesco; y de Trabajo, Carlos Tomada; y el senador Daniel Filmus.
Filmus promovió a fines de enero la postulación de Abuelas de Plaza de Mayo, pero este mes el Comité Nóbel Noruego confirmó que aceptó la candidatura.
El nombre del ganador se conocerá en octubre y la ceremonia de entrega de premios se realizará el 10 diciembre, fecha de la muerte del millonario Alfred Nóbel, en la ciudad de Oslo.
Junto con el galardón, la academia entrega además un premio monetario de 10 millones de coronas suecas, alrededor de un millón de euros.
Argentina ya cuenta con un Premio Nóbel de la Paz que le fue otorgado a Adolfo Pérez Esquivel por su lucha en defensa de los derechos humanos durante la última dictadura militar.
A partir de la presentación formal de la candidatura que se realizó en el Congreso de la Nación, para recibir adhesiones, se abrió la casilla de mail:
– nobelabuelas@gmail.com
Filmus explicó que la idea es llevar las firmas a Oslo antes del 10 de diciembre, cuando se dan a conocer los resultados.
Por el Derecho a la Identidad
Abuelas de Plaza de Mayo es una organización no gubernamental de defensa y promoción de los Derechos Humanos, que se ocupó especialmente del Derecho a la Identidad.
Desde 1977, su finalidad es localizar y restituir a sus legítimas familias todos los niños secuestrados y desaparecidos por la represión política de la última dictadura militar, y crear las condiciones para que nunca más se repita un episodio similar, exigiendo castigo a todos los responsables.
Hasta el día de hoy, Abuelas ha logrado la identificación de 89 hijos de desaparecidos, entre ellos la diputada nacional Victoria Donda y el legislador porteño Juan Cabandié, que estuvieron presentes en la ceremonia, que se concretó en el Salón de Lectura del Senado de la Nación.
La titular de la organización, Estela de Carlotto, dijo que las Abuelas son «mujeres comunes» que salieron «de la vida cotidiana» porque les «tocaron lo más sagrado, que son los hijos».
«Y si además nació un nieto, de quien no sabemos dónde está, cómo está, cuándo nació, dónde nació, entonces eso nos da más fuerzas para seguir caminando«, sostuvo la titular de Abuelas.
Carlotto agregó que «cada nieto recuperado es un Premio Nóbel más», y sostuvo que si llegaran a obtener el galardón «será transferido a todas las mujeres del país que no bajan los brazos».
Previamente, Filmus ponderó que la Asociación de Abuelas como organización dio «un ejemplo no sólo de recuperación de la memoria, sino de buscar un futuro mejor para todos«.
Para el vicepresidente Cobos en tanto, «quien pierde un hijo y hasta un nieto, como pasó con Abuelas, puede sumirse en el dolor y la depresión o sacar fortalezas y salir a buscar la verdad y encontrar la justicia, como ellas han hecho«.
Por su parte el ministro Tedesco sostuvo que «la acción de las abuelas es educadora para todas las nacionalidades», y dijo que «es en la mente de las personas donde tenemos que construir que esto que pasó no ocurra nunca más».
En la busqueda de Guido
Estela Barnes de Carlotto (n. 22 de octubre de 1930 en Buenos Aires) es una activista de derechos humanos, presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. Era una ama de casa sin ninguna actuación pública, con cuatro hijos, cuando en noviembre de 1977 fue secuestrada su hija Laura Estela Carlotto junto a su compañero.
Su hija Laura Estela Carlotto, estudiante de Historia de la Universidad Nacional de La Plata, pertenecía a la Juventud Universitaria Peronista, brazo universitario de la organización guerrillera Montoneros, al igual que su otra hija Claudia, y su hijo Guido Miguel. El 5 de agosto de 1977 las fuerzas armadas secuestraron-desaparecieron a su esposo Guido Carlotto que fue liberado luego del pago de 40 millones de pesos (equivalentes a 30 mil dólares), luego de haber sido severamente torturado.
A fines de noviembre de 1977 fue secuestrada-desaparecida su hija Laura, quien se encontraba en Buenos Aires viviendo en la clandestinidad y que -sin que aún la familia lo supiera- se encontraba embarazada de tres meses. Fue mantenida con vida en el centro clandestino de detención La Cacha, en la ciudad de La Plata, hasta el parto, producido en el Hospital Militar de Buenos Aires el 26 de junio de 1978.
El bebé, cuyo nombre para la familia es Guido Carlotto, de nacionalidad italiana y argentina, permanece desaparecido.
Carlotto hizo gestiones para la liberación de su hija, llegando a entrevistarse con el general Reynaldo Bignone quien años más tarde sería presidente de facto elegido por la cuarta junta militar de la dictadura). Bignone le quitó toda esperanza de que su hija fuera a permanecer con vida. En abril de 1978 una compañera de cautiverio de su hija, que había sido liberada, le comunicó que su hija permanecía con vida y que se encontraba embarazada.
Laura nos mandaba a decir que le daban de comer un poquito mejor y que el bebé iba a nacer en junio de ese año, y que si era varón lo iba a llamar Guido, como su papá. Y que yo lo buscara en la Casa Cuna.
Poco después, en abril de 1978, Estela de Carlotto comenzó a participar en las actividades de las Abuelas de Plaza de Mayo. El 25 de agosto de 1978 fue convocada por los militares y le fue entregado el cadáver de esa hija.
Poco después, en abril de 1978, Estela de Carlotto comenzó a participar en las actividades de las Abuelas de Plaza de Mayo. El 25 de agosto de 1978 fue convocada por los militares y le fue entregado el cadáver de esa hija.
Fueron muy pocos los desaparecidos muertos entregados a las familias. Sí. Casi un «privilegio». La enterramos el 27 de agosto en La Plata. Y el 30 de agosto me jubilé, con una hija asesinada y un nieto que no sabía si existía o no. Me enojé con Dios, me enojé con Jesucristo… Yo había rezado tanto, había hecho promesas… Pero me duró poco el enojo… porque me dije no es Dios, son los hombres los que hacen estas cosas, no Dios… A pesar de todo mi fe está enterita. Será porque no tengo rencor, no tengo sentimientos que me envenenan. Buscando información sobre otros chiquitos en el año 80 me encuentro con gente en San Pablo, Brasil, cuando venía el Papa, y ahí una chica me empezó a hablar de una chica liberada llamada Rita que había tenido un nene varón, a quien habían liberado el 24 de agosto en las últimas horas de la noche para que se encontrase con su familia y su hijito. Cuando me contaba que esa chica Rita tenía un papá con negocio de pinturas me di cuenta de que estaba hablando de Laura. “Mirá, vos estás hablando de Laura, mi hija, pero mi hija no fue liberada; mi hija fue asesinada”, le dije. “No, a Rita la liberaron”, contestó. “Si la hicieron bañar, cambiar… Yo le ofrecí un corpiño de encaje negro para que se llevara de recuerdo… A esa chica la liberaron. La sacaron con Carlitos, un compañero”. Y yo dije: “Sí, justamente hubo dos muertos. Me la entregaron muerta”.
Estela de Carlotto comenzó entonces a buscar y exigir la aparición de su nieto y de los demás niños secuestrados-desaparecidos por las fuerzas militares durante la dictadura militar. Con esa preocupación fue una de las fundadoras de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y su presidenta histórica.
En total se estima que unos 500 niños fueron secuestrados-desaparecidos durante la dictadura y que la gran mayoría de los mismos se encuentran con vida y en poder de personas que les han ocultado su identidad y que en muchos casos son autores, cómplices o encubridores del asesinato de sus padres biológicos. Hasta el momento las Abuelas de Plaza de Mayo han encontrado 89 de esos niños.
En 1985, ya en democracia, hice exhumar el cuerpo y el equipo de antropología forense lo examinó a fondo para determinar con exactitud todo lo que los militares habían negado. El deterioro de su dentadura probaba su largo secuestro; por la pelvis supimos que había tenido un bebé y por las balas que tenía alojadas en el cráneo, que había sido ejecutada por una Itaka disparada a 30 cm., por la espalda… Así reuní elementos de prueba para la justicia y para demostrar al exterior, donde teníamos causas abiertas, qué era lo que había pasado. Esta vez sí quise verla… Vi sus huesitos, su pelo, la vi a ella, la vi. Y cerré el duelo y nunca más necesité ir al cementerio. Voy sólo de vez en cuando.
Hasta enero de 2008 Guido Carlotto, el nieto de Estela de Carlotto, se encontraba desaparecido. El ex general Guillermo Suárez Mason, Jefe de la Primera Zona del Ejército argentino, bajo cuyo mando se encontraba el centro de detención La Cacha, donde testigos vieron a Laura Carlotto, fue condenado en Italia a cadena perpetua.
Ella misma ha contado lo siguiente:
Laura en el cautiverio dijo: “Mi mamá no les va a perdonar a los milicos lo que me están haciendo. Y los va a perseguir mientras tenga vida”. Lo cual significaba que me conocía más que yo misma porque yo no era mujer heroica. Nunca había participado en nada. Era una mujer de un origen de clase media baja, criada en épocas dulces si se quiere; nunca me iba a imaginar que iba a seguir toda mi vida a esto.