Por Causa Popular.- A dos días de cumplirse 29 años del último golpe militar, el jefe del Pentágono Donald Rumsfeld, se reunió con el ministro de Defensa argentino José Pampuro en Buenos Aires. Uno de los máximos violadores de los derechos humanos en el mundo -tal vez el segundo detrás de Bush-, llegó a la Argentina el pasado martes 22 para unificar criterios con el gobierno de Néstor Kirchner sobre la lucha contra el narcotráfico, la reanudación de ejercicios militares conjuntos, inmunidad para sus tropas y el plan de radarización. La visita del secretario de defensa de Estados Unidos dejó en evidencia la táctica del Imperio para Latinoamérica, donde Brasil y Argentina son sus cabeceras fundamentales para que la región no se les vaya de las manos.
El envío de tropas a Haití, el apoyo al presidente de Bolivia Carlos Mesa durante la última crisis política que vivió ese país, y a la candidatura del actual subsecretario de Defensa de los Estados Unidos, Paul Wolfowitz , para presidir el Banco Mundial, son elementos que hacen ambiguas la apuesta del gobierno de Kirchner a un proceso de integración americana capitaneado por Hugo Chávez. Como para afianzar esta ambigüedad, Kichner se quedó en su provincia natal y le dejó a Pampuro la recepción del ilustre visitante, distinto a como sucedió luego en Brasil, donde el propio Lula fue el anfitrión en persona.
Las visitas realizadas por Rumsfeld a estos países, dejaron en claro que tanto Kirchner como Lula tienen asignado por los Estados Unidos el papel de estabilizadores de la región. Y no sólo es el deseo de Bush contar con las dos principales economías de Sudamerica para tan importante misión, sino que estos países realizan los gestos necesarios para fomentar este deseo.
Si el gobierno de Kirchner hasta la fecha se mostró como uno de los principales aliados del presidente venezolano Hugo Chávez, las reflexiones de Pampuro luego del encuentro con Rumsfeld deben haber desconcertado a más de uno. Al informar sobre las alternativas de la entrevista con Rumsfeld al periodismo, Pampuro tildó de «muy fructífera» la reunión. «Resaltamos los valores fundamentales que animan a nuestros pueblos: el sostenimiento de la democracia, la promoción y defensa de los derechos humanos, el perfeccionamiento de la calidad institucional, la consolidación de la estabilidad económica y la búsqueda permanente por la equidad de toda la región», subrayó.
En su visita, luego de elogiar a Kirchner y a Lula Rumsfeld se detuvo con énfasis en tres puntos que cada día toman mayor prioridad para el imperio norteamericano: Haití, Bolivia y Venezuela. En cuanto a los dos primeros el gobierno argentino se mostró solícito a los requerimientos de Estados Unidos. En Haití no dudó en mandar tropas bajo el paraguas de las Naciones Unidas para garantizar el derrocamiento del presidente constitucional Aristide, siendo la presencia de las tropas de nuestro país la segunda más numerosa, detrás precisamente de Brasil. En Bolivia, si bien en visitas anteriores al país vecino Kirchner se reunió con Evo Morales por fuera del protocolo, durante la última crisis en la que el presidente de Bolivia parecía que renunciaba, el gobierno argentino fue uno de los primeros en respaldarlo, evitando así una posible presidencia de Evo Morales, a quién el Pentágono no se cansa de sindicar como el Chávez boliviano.
Este último caso aparentemente sirvió para que el gobierno de Bush mirara con otros ojos los acuerdos que vienen realizando la Argentina y Venezuela en los últimos meses. Para los “halcones” de la casa blanca, Chávez habría alentado la desestabilización en Bolivia, y jugado en favor de Evo Morales, por lo que el apoyo de Kirchner a Mesa fue leído como una apoyo a la política de los Estados Unidos en la región.
La relación del gobierno Argentino con la administración Bush viene de parabienes, y no son pocos los analistas políticos que indican que ésta es la base fundamental a partir de la cual el gobierno argentino tiene margen para endurecer su posición con el Fondo Monetario Internacional en vistas a un nuevo acuerdo. En los últimos días incluso Argentina fue uno de los primeros países del mundo en apoyar la candidatura al frente del banco mundial de otro de los ideólogos del Pentágono en invadir Irak, cuya guerra se ha cobrado ya 25 mil victimas fatales.
Luego de que varios legisladores opositores de su país acusaran al presidente George W. Bush de descuidar la región latinoamericana, enfrascado en su supuesta lucha contra el terrorismo en medio Oriente, las visitas del Jefe del Pentágono a Argentina y Brasil fueron una clara demostración de una renovada preocupación por lo que pueda suceder en “el patio trasero” donde varios pueblos empezaron su lucha por liberarse de los intereses imperialistas. Colombia, Venezuela, Bolivia, y algunos agregan Perú ,-cuyo presidente Hugo Toledo acusó a Chávez de financiar grupos opositores para desestabilizarlo- pasaron a ser problemas estratégicos para los intereses norteamericanos. A cambio de un apoyo por parte de Brasil y Argentina para revolverlos, pareciera que la administración Bush brega por apoyar a Buenos Aires en la búsqueda de una salida a sus problemas financieros. En este sentido el Secretario del Tesoro, días después de pedir por los bonistas que no ingresaron en el canje, resaltó el modo en que la Argentina reestructuró su deuda.
La visita de Rumsfeld, se trató del segundo contacto -el primero fue entre el vice Daniel Scioli y su par estadounidense Dick Cheney en febrero- del más alto nivel entre la administración de Néstor Kirchner y el nuevo capítulo de la gestión republicana que se reinauguró en enero. La historia la continuará Rafael Bielsa la semana que viene cuando en Washington se encuentre con la flamante secretaria de Estado, Condoleezza Rice. Un acercamiento donde los intereses populares se llevan la peor parte.