Preguntas en torno al discurso de Horacio González

Es hora de poner fin al individualismo pequeño burgués que ha caracterizado nuestra actividad para admitir la posibilidad de la construcción colectiva del conocimiento, lo cual supone un ejercicio de crítica y reflexión con el otro.

Mi frecuente curiosidad me llevó desde muy pequeño a preguntar por cosas que otros niños de mi edad no preguntaban. A medida que fui creciendo esa característica personal me llevó por el campo de la investigación. Pero como lo que en realidad me interesaba investigar (desde la adolescencia en adelante) apuntaba a la sociedad en la que me ha tocado vivir, elegí la sociología para seguir preguntando. Desde entonces comprendí que mis preguntas profesionales debían tener una dirección prefijada con la mayor precisión posible. Allí radica uno de los problemas mayores del investigador. Si uno no sabe qué, cómo y a quién preguntar, lo más posible es que uno termine yéndose por las ramas, como vulgarmente se dice. En ese caso no hay investigación de valía, sólo hay guitarreo. El método o camino a recorrer para construir conocimiento (y eso incluye su verificación) es por lo tanto muy importante. El otro problema, no menos importante, se relaciona con expresar con la mayor claridad posible el producto gestado a partir del método aplicado. El sociólogo alemán Max Weber decía que un objetivo central del conocimiento científico debe ser la claridad. ¡Y éste sí que sabía!

Lo dicho viene a cuenta no sólo de lo que pretendo (aunque no siempre consigo) para mi labor cotidiana, sino de aquello que deseo encontrar en colegas y, sobre todo, en intelectuales del campo nacional y popular en el que habito desde hace años. Sin embargo, cada vez que he leído al compañero Horacio González no puedo evitar preguntarme para qué escribe y para quién escribe. Lo primero que suelo comprobar en cuanto ámbito cultural y político transito, es que muy pocos mortales (salvo especialistas en el tema, y no todos) entienden buena parte de su discurso. La claridad reclamada por Weber no es su fuerte.

Este tema tiene larga data en el terreno del trabajo intelectual. Colocar palabras complejas allí donde existen uno o varios sinónimos de fácil comprensión para la mayoría, no definir conceptos centrales y abusar del vínculo entre ellos en textos que por eso mismo se vuelven por momentos soporíferos, en muchos casos es consecuencia de mentes rebuscadas a sabiendas, o de quienes a falta de profundidad instalan la oscuridad. Muy valioso resulta al respecto el análisis que el sociólogo estadounidense Charles W. Mills hizo de su colega y compatriota Talcott Parsons en La imaginación sociológica, donde demuestra que una oscura página de Parsons se puede expresar con claridad en una sola frase de dos o tres renglones. Todo lo demás sobra.

Si bien la oscuridad es un viejo recurso de ciertos diletantes no ajenos a nuestra intelligentzia, no pienso que sea el caso del compañero considerado, pero aún así, no puedo ni debo ocultar que su producción teórica suele presentar esa enorme dificultad. Entonces uno (como muchos otros lectores) se pregunta por qué lo hace. ¿Cuál es la funcionalidad de este tipo de discurso para el bloque nacional y popular que intentamos reconstruir después de tantos años de derrota, no sólo económica sino cultural?

Otra colega, Lucrecia Arceguet, escribió hace ya unos años un libro que tituló Sociología para no sociólogos, buscando trasmitir con sencillez conceptos sociológicos a un público no entrenado en el tema. Leerlo a González, y lo digo con experiencia en la profesión, resulta un ejercicio árido incluso para sus propios colegas. Practica una sociología política apta sólo para sociólogos…pero (sociólogos) con mucha paciencia. Cabría suponer entonces que no tiene la pretensión de llegar al gran público. Sin embargo exhibe esos trabajos en publicaciones populares. ¿Pensará Horacio González que está realizando un aporte a la cultura del campo popular ofreciendo un instrumento útil para fortalecer la lucha política de los compañeros? ¿O cree que, si bien su discurso todavía no es entendible, a fuerza de insistir modificará por si solo el horizonte conceptual de los sectores a los que se dirige? ¿O en realidad esta cuestión no le preocupa ni siquiera un poco? Y si es así, entonces: ¿por qué elige ese escenario tan público para mostrar sus endemoniadas criaturas?

La idea no es confrontar con un compañero, ni mucho menos faltarle el respeto, cuando en realidad consideramos que la hora actual indica la necesaria unidad de nuestro campo intelectual para enfrentar a los intelectuales de las clases dominantes. Pero para hacerlo con posibilidades de éxito debemos debatir también entre nosotros, no creernos dueños de estilos y verdades incuestionables. Pregunto entonces:

¿No sería más útil que un sociólogo con evidentes capacidades intelectuales como Horacio González intente gestar una teoría más clara, para que sus aportes se multipliquen entre la mayor cantidad posible de compañeros a la hora de librar la enorme batalla cultural que tenemos por delante?

La pregunta desde luego no va dirigida sólo a González sino a todos los que pretendemos desempeñar nuestra función intelectual dentro del campo nacional y popular. Es hora de poner fin al individualismo pequeño burgués que ha caracterizado nuestra actividad para admitir la posibilidad de la construcción colectiva del conocimiento, lo cual supone un ejercicio de crítica y reflexión con el otro. El individualismo nos lleva con demasiada frecuencia a ignorar el aporte de compañeros, con lo que sólo se puede favorecer el empobrecimiento del producto final. Nadie que publique escribe en realidad para sí mismo, lo admita o no, sino con la esperanza de encontrar una buena cantidad de receptores. Cuando además esos receptores se ubican en un espacio social y político que intentamos construir y fortalecer, para dar con posibilidades de éxito la batalla cultural de nuestro tiempo, la reflexión que propongo se vuelve bastante pertinente. Sobre todo porque sé que muchos amigos y compañeros que no se atreven a plantearlo sin embargo coinciden con lo expresado. ¿O me equivoco?

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