1. Discretas o continuas
Muchas veces se dice que el plan económico ortodoxo de esos go- biernos no cierra y termina en crisis como la del 2001… Pero, si es
algo que ya se sabe, ¿por qué razón se insiste en la misma política? Es evidente que hay algo o alguien que así lo exige. Carlos Larriera (1)
Los que han estudiado carreras sociales, como la economía política, conocen las series como uno de los instrumentos usuales de algunos actos o hechos económicos (consumo, producción, salarios, inversión, precios, población, etc.).
Las series pueden ser discretas o continuas (sin saltos, pronunciados al menos) y discontinuas (serían indiscretas o impertinentes, como cuando se quiere saber quién está detrás del trono). La discreción es propia de estos poderes reales que se ocultan, y cuando disponen políticas importantes las hacen permanentes y continuas, aún con gobiernos de partidos de distintos signos y colores. Las series y su comportamiento matematizado son materias de las ciencias duras, mientras que los economistas, sicólogos sociales y sociólogos son sus usuarios.
Sin embargo, muchos juicios y análisis políticos hacen uso de la continuidad o de la ruptura de una continuidad de determinadas políticas, que llevan a algunas conclusiones: “este gobierno hace lo mismo que el anterior”, “este gobierno repite la política del anterior”, o lo contrario: “este gobierno no sigue las políticas anteriores, inaugura nuevas políticas y desecha las anteriores”.”Este gobierno no termina las inversiones iniciadas anteriormente”, o “este país no tiene Política de Estado porque no se mantienen las políticas”, “este gobierno no hace políticas de largo plazo y se dedica a los hechos meramente coyunturales”, “este gobierno no tiene plan porque no tiene políticas de largo plazo”.
Es decir, en la política hay conciencia de que se puede ser “continuista” de gobiernos anteriores, del mismo o contrario color, o hacer de la discontinuidad un culto.
Pero, ¿qué es lo que continúa? La realización política tiene muchas facetas, y así se puede ser continuo en una política regresiva de la renta nacional, al mismo tiempo que se mantiene la política de integración regional.
También se puede ser continuo o discontinuo en las realizaciones, y continuo o discontinuo en las palabras.
Pero una visión más completa de la actividad política debe distinguir el poder real (el verdaderamente es decisorio en los temas sustanciales) del mero poder formal (que queda reservado a las decisiones de menor jerarquía).
2. Poder y poderes
La frase poder detrás del trono se refiere a una persona o grupo que de manera informal ejerce el poder real de un cargo público de alto rango, como un jefe de Estado. Wikipedia
El primer ministro y el Parlamento carecen de poder real. fride.org
La continuidad de las prácticas políticas en el gobierno por los partidos muchas veces son consecuencia de la política real y no siempre una virtud que hacer menos costosa y sana a la inversión púbica. Algunos políticos hablan de la necesidad de fijar tres o cuatro políticas (medidas) que por permanentes son Políticas de Estado para lograr el éxito, pero afirmada esta necesidad no se refieren a los temas esenciales sino a las de intereses personales o partidarios. La política esencial la sigue fijando el poder real.
Si intentamos analizar el poder en Argentina nos encontraremos con la intromisión estadounidense en las decisiones del gobierno, los empresarios con un poder reducido a la disputa con los asalariados y los consumidores, la caída del ejercicio del poder de las fuerzas armadas, el poder social y espiritual de las religiones, el cuarto poder de la prensa o el quinto poder de las modernas comunicaciones. Por otra parte, el “poder” formal distrae y disimula al poder real. En el caso argentino si queremos encontrar al poder verdadero no vayamos a las formas: preguntémonos que poder real tienen los “poderes” ejecutivos, legislativos y judiciales, que están verdaderamente desapoderados, como el “poder” meramente electoral de los partidos políticos. A pesar de todas las declaraciones y preceptos constitucionales, cuando no tienen poder real solo quedan reducidos a las formas, mientras en las sombras suele habitar el poder real.
Está claro que en Estados Unidos el poder real (el complejos financiero y el militar-industrial) impone las medidas que hacen al interés real de la nación. Este poder permite soportar sin problemas a cowboys hollywoodenses o empresarios quebrados en muchas oportunidades y salvados por sus dadies ricos.
3. Tener o no tener poder real: ser o no ser.
A nivel mundial Estados Unidos detenta el poder real como heredero del Reino Unido. Tomás Teijeiro (2)
Hay un poder real y destructivo en el mundo, emanado de un imperio decadente que a todos amenaza. Embajada Cubana en Catar
Un ejemplo de ocultamiento sobre la asesoría de figuras importantes lo configura la presencia… del ex embajador, el empresario Noah Ma- met, que en realidad se ha convertildo en el más rutilante asesor de negocios de Macri. Stella Calloni (3)
En las grandes potencias el poder formal está desintegrado al poder real; en las verdaderas democracias también. El poder formal depende del segundo que respeta determinadas voluntades populares. En las colonias están separados ambos poderes, pero cuando más avanzado está el proceso colonial el poder real desaparece y queda debilitado, provocando largos letargos de indecisiones y de ineficacias, como es la actual era argentina, que provoca a la gente añorar el pasado donde supo estar mejor. En Estados Unidos al poder real (como la política de intromisión en el exterior) le queda reservado lo sustancial. Donald Trump podrá declararse en emergencia para construir un muro que lo separe de las poblaciones de los países del sur, mientras unos pocos centroamericanos desarmados le obligan a declararse en ese trances que lo desprestigia mientras fracasa en hacer su muro. El poder real no se preocupa de los avatares del muro de Trump. Republicanos y demócratas pierden el tiempo en el muro que no le pueden hacer pagar la mitad a México. Con el cambio climático pasa algo similar. (4)
Cuando un país no tiene Poder real propio entra en las crisis de indecisión y el corto plazo reemplaza al mediano y largo plazo, y no puede acordar políticas de Estado. Hay varios políticos que se dieron cuenta que la falta de políticas de Estado y las grietas internas que disgregan al país son provocantes de la crisis que se encadenan más allá de los gobiernos con “poderes” formales.
4. Los poderes real y formal en la república argentina
Por poco que se reflexione [en Argentina] es evidente que hay un po- der detrás de todos los gobiernos. Hay algo o alguien que impide que nos manejemos en una verdadera democracia… Carlos Larriera
Hay países como el nuestro puesto en crisis de subsistencia por la ausencia de poder de sectores que dejaron de ser poderes reales locales.
En general, las colonias no tienen poder real propio. El poder real, tanto nacional como del exterior, hace uso del ocultamiento, por lo cual es despreciado y despreciable, y muchas veces lo hace para beneficiarse de las injusticias que impone. Pero no obstante, cuando el poder real local se esfuma o debilita es, entre otras razones, por la acción del poder real extranjero.
Es malo tener poder real propio manipulador de la política, pero también es malo no tenerlo porque abandona el lugar que será ocupado por los poderes reales de los países intervencionistas.
En el nuestro, el poder militar quedó disminuido por la condena del pueblo a las guerras provocadas, como la de Malvinas, que tuvo el intento de que la dictadura genocida continuase. Por su parte, el poder sindical en caída vertiginosa por la desindustrialización o no adecuarse a la nueva economía tecnológica que se impone cada vez más en otras partes del mundo. El poder empresario siempre fue muy débil en el país: sólo quiere vivir del subsidio estatal y solo sabe servir a Ceos de las grandes multinacionales (el principal Ceo de los numerosos que están sentados en el poder formal del país fue el representante local de la petrolera británica Shell). Por su parte, el poder de la prensa sufre las consecuencias de la quinta revolución económica y no crea un servicio propio y moderno. Entonces no hay poder real en ejercicio. Es meramente formal y ocupado por varios intereses internacionales, que impone políticas a las que el Estado endeudado y deficitario ya no puede por sí realizar. Imponen herramientas como subsidios petroleros y pesqueros que se al poder formal se le disciplinó para pagar a empresas internacionales definitivamente superavitarias
Una de las mejores e insultantes definiciones de la potencialidad del debilitado poder ejecutivo argentino la dio el actual presidente al sentar a su perro mascota en el sillón presidencial. Un perro es, quizás, el mejor símbolo de obediencia y domesticación. Es símbolo del servilismo del poder formal interno al poder real externo. Cuando no hay poder real, el poder formal no lo puede sustituir. Este intento cae en la inercia e incapacidad de gobierno.
5. La argentina colonizada no tiene poder real propio: por ser una democracia inacabada solo le queda la formalidad institucional del poder formal
Son generalmente de naturaleza financiera y económica que pueden incidir en el poder real de los estados y en los derechos humanos. Ichrp.org
La Argentina tuvo sectores sociales ejemplares, nos guste o no nos guste por razones ideológicas o doctrinarias.
Ejemplo fue el régimen de educación pública escolar obligatoria, sector que hoy se está empeñado en destruirlo. Otro ejemplo es la Reforma universitaria de junio de 1918. Fue un acto por el cual en el campo docente se pudo realizar una política que democratizó las instituciones educativas, especialmente las universidades públicas. (5) Fue seguida en casi todo el continente latinoamericano. Logró democratizar sus órganos directivos, pero no evitó que la universidad estuviera separada del interés de solucionar los problemas de la sociedad argentina.
Otro ejemplo de constituir y crear poder fue el sindicalismo que desde 1945 dio poder a las organizaciones del trabajo. Su ejemplo también fue adoptado por muchos países.
La historia política argentina nos muestra el poder popular de dos grandes momentos: la democracia del radicalismo de Alem e Yrigoyen que logran el inicio de la democratización del sufragio, y la popularización del poder formal por el movimiento creado por Perón, en discusión con el poder real del extranjero, sobre todo inglés y norteamericano. Hoy ambas construcciones están en crisis esencial. Los radicales abandonan su razón de ser que fue acabar con los gobiernos conservadores y establecer al país una política al servicio del pueblo, cuando ahora viven en concordancia con el proyecto convervador/liberal y mantienen el interés de gobiernos formales y locales concebidos desde los principales estudios jurídicos y contables de las capitales del país. El radicalismo gobierna tres provincias que con Salta son de antigua tradición conservadora.
Por su parte los actuales dirigentes de los partidos justicialistas hay abandonado su razón de ser: la disputa del poder y no la pequeña competencia en los cargos rentados del Estado (6). Disputar el poder es no aceptar la injerencia de Estados Unidos en Venezuela y en todo espacio territorial de nuestra región latinoamericana, que las empresas extranjeras subsidiadas no se lleven los recursos nacionales ni remesen su renta, que el FMI representante del pode real de EEUU y Europa no fije la política argentina, que los trabajadores vía sistema impositivo indirecto no mantengan el Estado deficitario mientras los grandes grupos corporativos remesan utilidades, que los dirigentes sindicales no sean empresarios, que…que… muchos que son los problemas que impiden que los argentino y el país retomen la marcha ascendente de una nación con futuro.
¡País con poder real! ¡País con mero poder formal! Al primero no lo tenemos, el segundo sobra sino existe la posibilidad de construir el primero. El país sin poder real sufre las consecuencias de no tener continuidad política de largo plazo, por más continuidades que haya entre los que se prestan y reemplazan en el poder formal. No se trata de contubernios para ganar poder formal, sino convertirlo a éste poder en Poder Real.
No se trata de cuestionar la democracia y a los buenos y éticos políticos. Todo lo contrario. Encontraremos mayor Poder Real con mayor Democracia, con democracia más amplia, que llegue a todos los sectores y a todos los lugares. Para ello, se hace urgente la necesaria popularización de la democracia. No debe ser rara la democracia con más pueblo. Lo que es extraño es la democracia manejada por círculos locales que sirven a corporaciones del poder real de países extraños.
6. El poder real extraño manipula y desintegra a la democracia propia y la pone en un largo letargo de indecisiones
Alertaba acerca de la degradación de la democracia y el control so- cial ejercido por las oligarquías cuando analizaba las estructuras del poder real… firethistime.net
…todos los clanes de la clase dirigente tienen que inclinarse ante el sufragio universal una vez que éste ha sido instituido y, también, si la ocasión lo requiere, defraudarlo. Gaetano Mosca (7)
Como usted sabe la democracia es una mentira. Hay decisiones que los políticos de nuestros países ignoran. Los parlamentarios de hoy están constituidos por almas muertas. Los políticos son hombres de negocios. Son ilusionistas. El Secreto y el Ocultismo son las piedras angulares del Poder. Un Poder que se aísla, que no se comunica, que resulta casi metafísico. La soberanía de los Estados ya no existe. Hombres como el Director Gerente del FMI la pueden pisotear a su antojo. Los italianos inventaron una forma de Poder invencible, pero no han conseguido que funcione. Es la Mafia. Los bancos son las moder- nas sociedades secretas, y que como la Mafia, no tienen que dar explicaciones a nadie. Roberto Andó (8)
Son muchos los casos en que gobiernos sucesivos, y sin haberlo proclamado en sus promesas preelectorales, coinciden con políticas anteriores. Es común, entonces, que no hayan diferencias en las materias sustanciales entre partidos en el gobierno y partidos fuera de él.
Dice Aritz Recalde, sociólogo profesor de la Universidad Nacional de Lanús: “Hace tiempo que es un país rico como la Argentina, sus partidos oficialistas y opositores aceptan sin demasiadas contradicciones ideológicas la terrible situación social (…) La administración de los recursos naturales, financieros y comerciales no es teme de la clase política, que se encuentra cómoda reproduciendo los lineamientos programíticos de los organismos internacionales y de las corporaciones. Tenemos un gobierno formal que aplica el mandato del gobierno real del establishment y de las embajadas foráneas”. (9)
En numerosísimos casos, reiteramos, se manifiesta la voluntad del poder real sobre el poder formal del gobierno local. Un caso manifiesto de esta continuidad establecida por el poder real en Argentina son las políticas de subsidios al gas natural, que recién cuando por razones fiscales no puede pagar revé el error que se le impusiera. La política se mantuvo, pero la posibilidad de pagar los subsidios no. (10)
La única posibilidad de desprenderse del poder real externo es recorrer el camino de la más democracia, que configura entrar sin temor a la democracia directa, corrigiendo los errores de la democracia representativa. En increíble que cuando se cuenta con tecnologías que hacen fácil la intrusión de prácticas de democracia directa, se la impide. (11) Fueron fenómenos de masas hechas por los pueblos las que lograron la democratización retaceada por quienes no la quieren. Tanto en Europa, Estados Unidos y América Latina fueron movimientos de masas lo que lograron enfrentar a la democracia limitada, manipulada por los grandes intereses del capital primero y de las finanzas después.
Hay una gran continuidad política y económica, claramente en Europa, entre distintas manifestaciones partidarias (conservadores, liberales e incluso socialistas) porque eran favorecidas por dichos grupos que querían una democracia manipulada por intereses que se deben ocultar. En nuestros países, aceptaban al poder real que, muchas veces, los financiaba y favorecía personalmente. No tienen poder cuando el poder real pertenece a los sectores concentrados de la riqueza y las finanzas. Hay como una vocación a la dependencia con el poder extranjero en políticos y empresarios que se conforman con administrar el poder formal local. Se entregan por migajas para ganar migajas. Se ofrecen a la esclavitud. En esta época los cristianos leen a san Lucas acerca de los 40 días que Jesucristo pasó en el desierto. Fue cuando el demonio lo tentó con darle el Poder los reinos del mundo si se arrodillaba. Esa es la posición de muchos políticos y empresarios que no buscan tomar parte del poder formal.
Estos males de sumisión intentan imponer límites al proceso de la democratización que no debe limitarse a lo meramente político o electoral. Se debe lograr una democracia integral y más directa que alcance a otras esferas, como la económica y social. Dice Hobsbawm (12) que los franceses desde la época de Luis Felipe supieron distinguir “el país legal” del “país real”. Solo con mayor democracia real se puede trasponer la diferenciación. Y este británico nacido en Egipto se pregunta qué ocurriría cuando “las masas ignorantes y embrutecidas, incapaces de comprender la lógica elegante y saludable de las teorías del mercado libre de Adam Smith, controlaran el destino político de los estados”. Sencillamente, dice, el camino a la revolución social para el logro de la mayor democratización.
Frente a las manipulaciones de la democracia desintegrada con poderes reales clandestinos solo queda el camino de las transparentes democracias integradas. Es cierto lo que algunos analistas dicen: los males en la democracia se curan con más democracia.