Las ideas que orientan un proyecto nacional no surgen de manera espontánea: se apoyan en la experiencia histórica y se actualizan frente a los desafíos contemporáneos. Entre ellos, dos conceptos que históricamente expresaron con claridad las bases de un desarrollo sostenible: crear trabajo y poblar el territorio. Ambos, aunque nacidos en contextos temporales y políticos distintos, se complementan para pensar una estrategia integral de crecimiento y cohesión territorial.
Crear trabajo: el centro de una economía productiva
Crear trabajo implica definir un modelo económico basado en la producción y el valor agregado. No se trata solo de generar empleo, sino de impulsar sectores capaces de sostener una estructura industrial moderna: energía, agroindustria, manufacturas avanzadas, salud, economía del conocimiento e infraestructura.
La historia argentina muestra que cuando la economía se apoya en la especulación y la renta, los resultados son estancamiento, fuga de capitales y pérdida de capacidades productivas.
Por el contrario, cuando la inversión se orienta hacia actividades estratégicas, se genera un círculo virtuoso de empleo, innovación y crecimiento. El trabajo no es un resultado del desarrollo; a la inversa, es su condición necesaria. Sin empleo de calidad no hay mercado interno, movilidad social ni estabilidad política.
Alberdi y la potencia de poblar el territorio
La expresión “gobernar es poblar”, formulada por Juan Bautista Alberdi, surgió en un país con vastas regiones despobladas. Para él, poblar significaba convertir un territorio extenso en una verdadera nación. Propuso la inmigración como herramienta de esa transformación, en línea con las ideas de su tiempo, pero el núcleo de su planteo conserva vigencia: un país solo se consolida cuando su población habita, integra y dinamiza todo el territorio.
Poblar hoy significa llevar infraestructura, servicios y oportunidades a regiones que permanecen desconectadas del desarrollo. Energía, caminos, conectividad, escuelas, hospitales, centros de formación, parques industriales y vivienda: sin estas condiciones, ningún poblamiento es sostenible. Una estrategia territorial moderna requiere un equilibrio entre la actividad económica, el desarrollo urbano y la radicación poblacional.
Trabajo y poblamiento: una estrategia unificada
Los dos conceptos se articulan naturalmente. No puede haber arraigo sin empleo; tampoco puede haber desarrollo productivo si grandes áreas del país permanecen aisladas. Una política nacional que busque integrar economía y territorio debe combinar inversión productiva, infraestructura estratégica y una planificación demográfica que fortalezca a todas las regiones.
La Argentina cuenta con recursos naturales, capacidad científica, estructura educativa y entramado productivo suficientes para avanzar en ese rumbo. Lo que se necesita es coordinación, escala y una dirección política clara.
Polos de desarrollo: una herramienta para transformar el territorio
Una forma de llevar adelante esta estrategia es la construcción de una “comunidad organizada”, orientada a la creación de polos de desarrollo regional. Se trata de espacios de participación y planificación que integran al Estado, universidades, pymes, cooperativas, sindicatos, partidos políticos, organismos de ciencia y tecnología y gobiernos locales, con el objetivo de intervenir simultáneamente en producción, infraestructura y formación laboral.
Estos espacios deben planificar e impulsar:
- Infraestructura logística y energética.
- Parques industriales y polos tecnológicos.
- Centros de investigación y vinculación científica.
- Programas de capacitación y reconversión laboral.
- Desarrollo de vivienda y servicios esenciales.
Su función es generar condiciones para la radicación poblacional, el crecimiento económico y la creación de empleo en zonas hoy relegadas. Son un instrumento flexible y de impacto directo en el territorio.
El rol imprescindible del Estado
Nada de esto es viable sin un Estado activo y planificador. El mercado, por sí solo, no financia infraestructura, no desarrolla ciencia aplicada y no equilibra las desigualdades regionales. Un Estado presente debe orientar el crédito hacia la producción, promover inversiones mediante compras estratégicas, coordinar acciones con provincias y municipios y garantizar que la infraestructura básica llegue donde la rentabilidad privada no lo haría.
Un Estado con capacidad de conducción puede articular recursos dispersos y transformarlos en políticas de largo plazo. Su tarea es asegurar que la inversión pública y privada se oriente hacia actividades que generen empleo, arraigo y valor agregado.
Un camino para el presente
Crear trabajo y poblar el territorio forman una agenda común para enfrentar los desafíos actuales. En un mundo donde el desarrollo depende de la energía, el conocimiento y la densidad productiva, Argentina necesita una política que combine los dos verbos en un mismo proyecto.
La creación de espacios participativos de planificación territorial, acompañada por una acción estatal decidida, ofrece un instrumento concreto para avanzar en ese sentido.
La reconstrucción nacional exige una estrategia que integre economía, territorio y población. Crear empleo, poblar de manera equilibrada y desplegar capacidades productivas en todo el país son los pilares para construir una Argentina con cohesión social, soberanía y desarrollo sostenido.
