Petróleo y política

Un elemento estratégico como el petróleo, puede ser siempre parte del problema y también de la solución. En el caso de Irak, esto nunca necesitó ser demostrado.
Un corresponsal norteamericano describe cómo se discute un régimen legal para distribuir la explotación y la renta petrolera.

Funcionarios iraquíes y norteamericanos dicen que las autoridades iraquíes están próximas a acordar una ley nacional del petróleo que daría al gobierno central el poder de distribuir réditos presentes y futuros del petróleo a las provincias o regiones, de acuerdo a su población.

Cuando entre en vigor, la medida -delineada por un comité de políticos y ministros- podría ayudar a resolver una cuestión generadora de divisiones que ha venido bloqueando consistentemente los esfuerzos para reconciliar las facciones feudalizantes, étnicas y sectarias, del país.

Los árabes suníes, que lideran la insurgencia, se han opuesto a la idea de autonomía regional, por miedo de verse privados de una distribución justa de la riqueza petrolífera del país, que está concentrada en el sud shiíta y en el norte kurdo.

El informe del Grupo de Estudio de Irak (Irak Study Group) remarcó que una ley petrolera que garantice una distribución equitativa de los réditos es crucial para el proceso de reconciliación nacional y, por ende, para finalizar la guerra. Sin esa ley, sería imposible para Irak atraer la inversión extranjera que necesita desesperadamente para impulsar la industria petrolera.

Los funcionarios alertan que este es sólo un borrador de acuerdo, y que puede todavía ser minado por los pleitos étnicos y sectarios que han jaqueado otros diálogos políticos. La Constitución iraquí, por ejemplo, fue frenada durante semanas por conflictos menores sobre la redacción, y sus normas son a menudo un sinsentido en el caos y la violencia del Irak de hoy.

Pero, de acuerdo a los funcionarios involucrados en el borrador, un acuerdo sobre la ley petrolera podría alcanzarse en cuestión de días. Luego iría al Gabinete y al Parlamento para su aprobación.

Los funcionarios dicen que el mayor obstáculo que subsiste, se relaciona con la emisión de los contratos para el desarrollo de los campos petrolíferos en el futuro. Los funcionarios iraquíes y norteamericanos dicen que los kurdos insisten en que las regiones se reserven la aprobación final de los contratos, temiendo que si se diera poder a un gobierno central dominado por los shiitas, podría ignorar los contratos propuestos en el norte kurdo, mientras los autorizan en el sur shiita.

La ley petrolera nacional está en el corazón de los debates acerca del futuro de Irak, particularmente el tema de un gobierno central fuerte versus gobiernos regionales robustos. La cuestión del petróleo ha inflamado también las tensiones étnicas y sectarias. Los árabes suníes, que dominan áreas del país que, aparentemente, tienen poco o nada de petróleo, se muestran duros acerca de una distribución equitativa de los réditos del petróleo por parte del gobierno central.

En el comité de redacción del proyecto de ley, los árabes suníes se han aliado con los shiitas contra los kurdos, que han buscado mantener todo el control regional posible sobre la industria del petróleo en su enclave autónomo del norte. El Kurdistán iraquí ha gozado de independencia de facto desde 1991, cuando los militares norteamericanos establecieron una zona de exclusión aérea en la región montañosa para prevenir los vuelos de Saddam Hussein.

El general George W.Casey Jr. -el comandante supremo norteamericano aquí- y Zalmay Khalilzad, el embajador norteamericano, han urgido a los políticos iraquíes a poner la ley petrolera en el primer lugar de sus agendas, diciendo que debe estar aprobada antes de fin de año. El comité de redacción está compuesto por ministros y políticos de los principales bloques shiita, árabe suní y kurdo del Gobierno.

Empezaron las conversaciones hace meses, pero sólo tomaron ritmo recientemente, según dichos del funcionario norteamericano que sigue las negociaciones, quien habló bajo condición de anonimato porque no quiere dar la imagen de que Occidente interfiere en cuestiones soberanas de los iraquíes.

En los comienzos de las conversaciones, los kurdos pelearon por asegurarse que los gobiernos regionales tuvieran poder para recaudar y distribuir los réditos de los campos futuros, dijeron los funcionarios.

También propusieron que los réditos se distribuyeran entre las regiones sobre la base de la población y de los crímenes cometidos contra el pueblo durante el gobierno de Hussein.

Esto hubiera dado a los kurdos y shiitas una proporción de la riqueza petrolera mayor que la proporción de sus poblaciones. Pero los kurdos desistieron de esa demanda, dijo el kurdo Abraham Salih, vice primer ministro, y presidente del comité. «La distribución de los réditos es un principio aceptado por todos los elementos constituyentes del gobierno iraquí, incluido los kurdos, y es el elemento unificador en el que todos ponemos esperanzas en la ley petrolera». dijo Salih en una entrevista.

El funcionario norteamericano dijo que los kurdos querían hacer concesiones porque una ley petrolera nacional podría atraer más compañías extranjeras para exploración y desarrollo en el Kurdistán. Una gran petrolera extranjera tendría más confianza para firmar un contrato con los kurdos si fuera a operar bajo la ley de un país soberano, más que bajo la ley de una región autónoma.

Algunos líderes kurdos también creen que las concesiones son un precio que vale la pena pagar para tener una participación en el paquete de los mayores réditos de la industria petrolera del país, según opinó el funcionario norteamericano. Los campos del sur aportaron el 85% de la producción total de crudo iraquí el año pasado, en parte porque la producción del norte fue castigada por el sabotaje de los insurgentes. El sur tiene un porcentaje estimado del 65 % de los 115.000 millones de barriles de las reservas probadas del país.

Pero los kurdos mantienen en suspenso el tema de los contratos petroleros, arguyendo que la Constitución garantiza a las regiones, derechos absolutos en esa materia. Los kurdos descubrieron recientemente dos nuevos campos petrolíferos, luego de firmar contratos de exploración con una compañía turca y una noruega. «Hay entre nosotros quienes dicen que no podemos volver a los días de la centralización, que no condujeron a buenas prácticas comerciales ni a la idea de federalismo que cobija la Constitución «, dijo Salih.

En las recomendaciones emitidas el último miércoles, el Grupo de Estudio de Irak tomó otra variante, para enojo de los kurdos. El informe decía que «ninguna fórmula que dé a las regiones control sobre los réditos de campos futuros, o control sobre los campos petrolíferos, es compatible con la reconciliación nacional «. Aunque los kurdos han cedido en su postura sobre el tema de los réditos futuros, están luchando por el control sobre el desarrollo de los campos futuros. El comité de redacción se reunió el jueves para tratar de resolver el asunto de los contratos, pero no se pudo lograr un acuerdo.

Distribuir los réditos según la población puede ser un asunto difícil sin un censo confiable, que Irak no tiene. Los árabes suníes reclaman a menudo que son el 60% de la población, no el 20%, como se cita normalmente. Se estima que los shiitas son el 60% de la población, y los kurdos el 20%. El funcionario norteamericano dijo que un censo nacional -que se espera realizar el año próximo- determinará la proporción de los réditos que iría a cada provincia o región.

Si hacer un censo el año próximo es, políticamente, demasiada carga, o si las condiciones de seguridad lo impiden, los réditos podrían distribuirse entre los gobiernos provinciales o regionales, de acuerdo con la contabilidad casera que usaba el gobierno de Hussein para distribuir las raciones en los años ’90.

Los kurdos han insistido en que los réditos recaudados por el gobierno central deberían ponerse en una cuenta que fuera distribuida automáticamente entre subcuentas dedicadas a las provincias o regiones. Esta forma debería quedar escrita en la ley nacional del petróleo o en una ley separada, dijo el funcionario norteamericano.

El borrador de trabajo de la ley petrolera restablece la compañía estatal Irak National Oil Company, fundada en 1964 para monitorear la producción de petróleo, pero cerrada por Hussein en 1987. La compañía operaría usando un modelo comercial, y no a través del presupuesto gubernamental. Los funcionarios iraquíes y norteamericanos dicen que eso haría más eficiente la gestión de la producción de petróleo y la separaría del Ministerio del Petróleo, que ha estado plagado de corrupción. Las compañías North Oil Co. y South Oil Co., que en la actualidad manejan la producción en sus regiones, caerían bajo el paraguas de la Irak National Oil Co. Toda exportación se haría a través de una empresa comercializadora estatal.

La ley también fija umbrales a la producción para crear nuevas compañías regionales. Por ejemplo, una provincia o región debería demostrar que puede producir 100.000 barriles diarios, antes de crear una empresa allí. Los funcionarios de la provincia de Maysan en el sur, han dicho ya que quieren inaugurar una compañía.

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