La situación del periodista Carlos Furman en la ciudad de Santa Elena es delicada. El poder político local, conducido por el actual intendente y ex vicegobernador Domingo Rossi, un dirigente inescrupuloso condenado a prisión condicional por enriquecimiento ilícito y sin embargo aún en ejercicio, presiona a Furman por todos los flancos incluso a través de una FM local paga por el poder, en donde un par de operadores partidistas se dedican a difundir calumnias e injurias y a desgastar al colega y a todos sus allegados.
Furman es un colega de 33 años que ejerce un periodismo combativo, no sin defectos. Tres periodistas de Paraná viajamos ayer a Santa Elena (150 km al norte de Paraná) para hablar con una decena de dirigentes gremiales confiables y todos, sin excepción, nos comentaron que el espacio de Furman en la radio es el único en el que se puede hablar del poder local y provincial con espíritu crítico.
El caso es que Furman tiene custodia policial, y vive prácticamente encerrado. Fue golpeado en la calle en dos oportunidades por patoteros del intendente Rossi, y recibió balazos en su vivienda alquilada.
Hace una semana panfletearon en la ciudad con la expresión «andate judío de mierda» (no recuerdo textualmente), pero el «judío de mierda» es un hábito allí contra Furman que, dicho sea de paso, no se considera judío pero tienen gran respeto y admiración por su padre que sí lo era.
En Santa Elena los ciudadanos no pueden concurrir ni siquera al hospital sin ser vigilados por punteros de Rossi, que tiene injerencia en los organismos de salud, la policía, os clubes y otras instituciones. Un periodista combativo pierde incluso la posibilidad de alquilar una casa, porque el propietario será perseguido por el intendente.
En Santa Elena se vive una dictadura de planes sociales, punteros y patoteros, y muchos que han querido resistir terminan desgastados. De hecho, nada de esto podría ser así si no fuera por el apoyo del gobernador Busti al intendente Rossi.
Dejo esta inquietud que en general compartimos los periodistas amigos Daniel Enz, Oscar Londero, Claudio Gastaldi y Sandra Míguez, todos compañeros de Fopea, pero además ayer visité Santa Elena con los colegas y amigos Antonio Tardelli y Jorge Riani, ambos muy respetables aquí, y también con una delegada local del INADI, y tuvimos la oportunidad de ratificar la condición deplorable a que ha sido sometido Furman por el poder corrupto local, al punto de generarle problemas de salud físicos y psicológicos.