La agenda agropecuaria se viene calentado en los últimos meses debido al impacto de la guerra en los precios internacionales de los granos, el combustible y los fertilizantes ¿Cuál es tu mirada sobre la situación actual? ¿Cuál es el origen de esta conflictividad?
Yo creo que la conflictividad entre lo que mal se llama “El Campo” y el Gobierno nace diez días antes de que este asuma. Este es el único gobierno al que antes de asumir ya le estaban haciendo una protesta a la vera de la ruta. Después de eso, le metieron dos paros generales, tres movilizaciones, un acto en San Nicolás, en la Virgen. Ósea que este gobierno tuvo conflictividad desde el primer minuto que se instaló. Y no fue producto de cuestiones económicas o gremiales, porque el campo está pasando su mejor momento en los últimos veinte años desde que asumimos nosotros, por distintas circunstancias, pero en esto el gobierno de Alberto y Cristina es de los mejores que hemos tenido: record de ventas de cosechadoras, record de venta en tractores, record en sembradoras, record de venta en Pickup, record de exportaciones. Record de todos los rubros que se te imaginen que tienen que ver con el agro. Y a pesar de eso, nos hicieron dos paros y tres movilizaciones ¿Por qué? Porque el problema es esencialmente político: no se bancan que haya un Kirchner en el gobierno. Es un problema ideológico que tienen algunos sectores que hace que hoy estén conspirando y pensando llevar los tractores a Plaza de Mayo el 23 este que viene. La guerra ha impactado en los precios pero impacto con los precios para arriba, no para abajo.
No tendría que haber conflictividad, tendría que haber agradecimiento del campo que le han permitido cobrar en promedio un treinta por ciento más que antes de la pandemia, que ya eran altísimos. Vos ves los índices de FAO y ya hace dieciséis a dieciocho meses que vienen aumentando los cinco grupos que sigue FAO: cereales, aceites, carnes, oleaginosas y azúcar. Estos productos vienen aumentando ininterrumpidamente durante los últimos dieciocho meses llegando a los máximos históricos. Encima de eso, tienen los máximos de la guerra por lo que no tendría que haber ninguna conflictividad. Lo que hay es una conflictividad política que estamos asistiendo en este momento, en vivo y en directo a un golpe institucional blando en cuotas: nos ponen los tractores; Rossatti se hace cargo del Consejo de la Magistratura; dos jueces, uno de Córdoba y otro de Tucumán, admiten amparos contra las retenciones; y no nos votaron el presupuesto. Hay una sistemática tarea destituyente de parte de la derecha, donde buena parte de esa acción se articula a partir de la patronales ruralistas, con lo cual la guerra tiene que ver pero tiene muy poco.
El tema derechos de exportación es un foco de conflicto desde el 2008 hasta la actualidad ¿Qué debería hacer el gobierno, viendo los condicionantes que existen? ¿Cómo debería hacerse con esta “renta inesperada”?
Bueno, los derechos exportación son instrumento en política económica, que existen en la Argentina desde la colonia, incluso de la época de Balcarce. Fueron parte de la interpelación que le hace Juan B. Justo al Ministro Mujica en la época del “Grito de Alcorta”, allí se planteó el tema de las retenciones. Y después se planteó el mismo tema en el año 1919, en un debate que hubo entre dos socialistas, uno que estaba a favor de las retenciones, que era Juan B. Justo y otro que estaba en contra, que era Esteban Piacenza – Presidente de la Federación Agraria Argentina -. Este último argumentaba: “póngale un impuesto a la vacas que la ganadería es lo que hace la oligarquía, y la agricultura es lo que hacen los chacareros”.
No es como un artículo que estaba leyendo[1] que sostiene que las retenciones son un invento de Duhalde y Remes Lenicov. No, eso es mentira. Otro momento donde se aplicaron retenciones es durante el golpe de la Revolución Argentina en 1966, durante la gestión de Krieger Vasena. Ósea que las retenciones cruzan toda la historia argentina. Son un instrumento de política económica, no un fin en si mismo. Sin retenciones en la década del 90´se fundieron 103.000 explotaciones agropecuarias y se hipotecaron 12 millones de hectáreas solamente en el Banco Nación, se pulverizaron 900.000 puestos de trabajo y 600 pueblos del interior estuvieron al borde de la desaparición. Con retenciones a partir del 2001 no se remató una sola hectárea de campo.
Así que, como te das cuenta es un instrumento que sirve de acuerdo a quien lo use. Es como un cuchillo, te puede servir para cortar la carne y comer un buen asado como te puede servir para matar a alguien. El instrumento no es objetable per se, el problema es como lo manejas. Nosotros siempre sostuvimos que las retenciones debían ser segmentadas, el que más tenia, mas tenía que pagar y eso es una clave para que las retenciones funcionen bien. Porque no solo son un objeto de recaudación, también son una forma de proteger a los pequeños productores si las haces segmentadas. También son una forma de incentivar o no una actividad poniéndole retenciones. Tiene un montón de usos como todo instrumento en política económica.
En los últimos años ha sido noticia en varias oportunidades casos de contrabando de granos en diferentes puntos fronterizos. Por otro lado, sé que venís desarrollando un proyecto para abordar estos problemas de evasión en los puertos ¿Cómo deberían encararse estos asuntos?
Para lo que pasa con la frontera, el gobierno ha tomado decisiones que son muy positivas. Una es mandar a remate lo que se incauta, con lo cual eso cambia la situación. Antes te cobraban una multa y te devolvían la mercadería, una cosa disparatada. Ahora lo remata, antes de hacer una acción de contrabando saben que no va a ser gratis. Lo otro que ha implementado para el control es la Carta de Porte Electrónica, que es un avance. En la actualidad, nosotros planteamos que debe ponerse una balanza de cincuenta metros antes de cada puerto, por una cuestión de control pero también por una cuestión de Soberanía. El Estado Argentino debe pesar y saber lo que entra y lo que sale de cada puerto privado. Lo que entra y lo que sale. Si por ahí salen armas, si por ahí salen drogas. Lo que entra y lo que sale debe pesarse, por una cuestión de soberanía, por una cuestión de seguridad y de control aduanero.
En tus libros, tanto La Argentina Agropecuaria como La chacra mixta y otras yerbas, postulas una férrea defensa de la chacra mixta y del chacarero como actor central de una política agropecuaria. Sin embargo, diversos autores lo vinculan a la producción de soja y al contratismo ¿Cómo ves la situación del pequeño y mediano productor en el sur de santa fe y la zona núcleo?
Vos habrás visto en esos libros que nosotros sostenemos que una cosa es sembrar soja y otra cosa es ser chacarero. El monocultivo de soja transforma a los chacareros en auxiliares productivos de las megaempresas concentradas. Son meros auxiliares productivos buscando el volumen. El chacarero es otra cosa. Para ser chacarero hace falta tener chacra mixta y para tener chacra mixta hace falta tener mixtura productiva. Si no hay mixtura productiva, que muchos la confunden adrede con la rotación, y muchos confunden al plantador de soja con el chacarero para apropiarse de un término que tiene muy buen consenso social: el chacarero laborioso, que se levanta, que está en el campo, que tiene las manos rusticas.
Todo ese mito construido es el que se quiere apropiar la derecha. Hoy el monocultivo de soja de alguna manera se lo ha apropiado, como Hector Huergo, en el suplemento rural de La Nación, donde llaman chacarero a cualquiera que tenga tierra o que plante soja. Chacarero es el que tiene chacra, para tener chacra no tenés que tener ni una estancia ni un minifundio, tenés que vivir ahí o alrededor de donde tenés la chacra. Me parece muy importante que le pongamos precisión a las palabras, porque la derecha genera un sentido común a partir de la distorsión de las palabras. Una cosa es plantar soja como cultivo y otra es hacer monocultivo de soja, son dos cuestiones distintas. Una cosas es tener chacra mixta y otra cosa es hacer rotación de cultivos.
¿Consideras que es un actor que se puede recuperar para el campo Nacional Popular?
Quedan muy pocos chacareros. El rentismo rural ha avanzado como una mancha peligrosa de aceite y ha transformado en rentistas a gran cantidad de chacareros, tipos con pocas hectáreas de campo que prefieren arrendar su campo a trabajarlo. Pero creo que el campo nacional popular debe tener una política para recuperar la chacra mixta en la pampa húmeda. Para tratar de que vuelva a esta región se tiene que preguntar que se puede hacer, para así tratar de tener una política que nos vincule con una parte de la pequeña y mediana burguesía rural para tratar de asentar ahí nuestras metas de gobierno.
En unas semanas se va a llevar adelante unas jornadas nacionales atendiendo a proyectos de nodos agroecológicos, la cual se realizara en la Facultad de Agrarias en Zavalla ¿Le ves potencial a la agroecología en la región?
Tiene muchísima potencialidad, es el camino que hay que seguir. Fundamentalmente hay que empezar con las zonas periurbanas, donde no se puede fumigar y darle un destino productivo agroecológico a esa zona. El gobierno tiene que cambiar la forma de producir alimentos, una forma de aprovecharlo es esta imposibilidad de fumigar al lado de los pueblos y para lo cual debe capacitar e instruir a la mayor cantidad de gente posible. Hay que tratar de que el modelo que se va, que es este de monocultivo inducido con concentración de tierras y soja, y que el modelo que entra lo haga con la mayor fuerza posible. Yo creo que es un modelo directamente vinculado con la agroecología.
Como decías al principio, desde el comienzo de este gobierno las patronales rurales quieren instalar un clima de confrontación similar al de la 125. Sin embargo, uno que trabaja en un pueblo rural y vio cómo se desenvolvieron las políticas del gobierno anterior, observa que algo ha cambiado ¿Cómo ves el apoyo a los cortes en las comunidades y pueblos rurales?
Yo creo que se ha deteriorado mucho la credibilidad de la Mesa de Enlace. No han podido ganar ninguna elección donde se han presentado como tales, fíjate los resultados electorales que mal les ha ido. La gente no los quiere en los pueblos. Los bancan porque son poderosos, porque tienen poder adquisitivo, porque generan trabajo, porque van al club. La gente no los quiere, ni al chacarero rico y menos al que vive en la ciudad, que tiene campo en los pueblos. La soberbia con la han actuado para mí los ha deteriorado mucho y hoy prácticamente movilizan muy poco gente. Para mí no están en condiciones de movilizar nada.
Lo que moviliza en realidad es una fuerza política que es Cambiemos. Cambiemos se pone un día el gorrito de la Mesa de Enlace, otro día se pone el gorrito de los antivacunas o la de Pfizer, pero en realidad lo que vos vez es que la gente que se moviliza es siempre la misma, que es la derecha. Yo creo que ese es el error del Campo Nacional y Popular, el haber abandonado la calle y la movilización para confrontar con la derecha.
[1] https://www.infobae.com/opinion/2022/04/17/feliz-cumpleanos-retenciones/