Hace unos días, el gobierno bonaerense anunció con bombos y platillos el cierre de la negociación paritaria para los empleados públicos de la provincia. El acuerdo, fue dado a conocer por el Ministro de Trabajo, Marcelo Villegas, quien lo calificó de “histórico”. Villegas, se inició en el mundo de las corporaciones siendo Director de Recursos Humanos de Walmart. De allí, pasó a desempeñarse como Director de Capital Humano de Telecom. Finalmente, dejó las multinacionales para sentarse en el edificio de avenida 7 de La Plata. Con esos antecedentes (responsable de sacar el mayor provecho de los empleados con un mínimo de inversión), si Villegas califica de “histórica” esta negociación paritaria, sólo está significando que los empleados públicos provinciales no alcanzaron un buen arreglo. Convenientemente amplificada en sendas notas aparecidas en Clarín y La Nación, la paritaria bonaerense arroja estos números: un 18% de aumento para todo 2017, dividido en cuatro partes de 4,5% a pagarse en enero, abril, julio y octubre. El convenio, además, admite la posibilidad de abrir la negociación si la inflación supera esos números. Sin embargo, lejos de estar saldada, la disputa salarial de los estatales provinciales sigue al rojo vivo, con paros y movilizaciones permanentes.
“Lejos de estar saldada, la disputa salarial de los estatales provinciales sigue al rojo vivo, con paros y movilizaciones permanentes”
Lo que omite Villegas es que los gremios mayoritarios de la provincia no aceptaron ni firmaron esta paritaria que, más que histórica, es vergonzosa. A la mesa servida por Vidal sólo se sentaron dos actores: UPCN, conducida por Carlos Quintana y la Fegeppba (Federación de Gremios Estatales y Particulares de la Provincia de Buenos Aires), nucleamiento que agrupa a un variopinto universo de sindicatos de diversa cuantía: AERI (empleados de Economía y ARBA), AEMOPBA (de Obras Públicas, gremio que está desde hace semanas con quite de colaboración en algunos organismos), APOC (personal de los organismos de control), AATRAC (empleados de comunicaciones), Mensualizados del Hipódromo, Salud Pública, SOEME (auxiliares de educación), Luz y Fuerza, seccional Mercedes y SOSBA (trabajadores de ABSA). Así las cosas, quedaron afuera de este arreglo ATE (que nuclea al sector mayoritario de los estatales comprendidos en la Ley 10.430), la AJB (judiciales), CICOP (médicos) y, por supuesto, todos los gremios docentes. De modo que si a ésta paritaria se la puede llamar histórica, es por su falla de origen y su debilidad estructural.
En este contexto, afirmar que la gobernadora Vidal ya cerró la paritaria provincial para 2017 se asemeja mucho a una burda mentira. De hecho, el reclamo salarial de ATE, CICOP y la AJB se manifiesta en paros y movilizaciones permanentes en la ciudad de La Plata, de las que la prensa nacional no se hace eco. Y además, resta la negociación con los docentes, que no parece fácil y que abarcará no sólo la cuestión de los sueldos, sino también el delicado tema de los comedores escolares que la gobernadora plantea descentralizar en los municipios. Frente a este panorama, la paritaria parece menos “histórica” que apenas un capítulo más de un largo e irresuelto conflicto.