Paraguay: Ganar elecciones es importante, pero no es suficiente

La crisis política de dominación es la crisis de la hegemonía del Partido Colorado luego de 60 años en el poder y la falta de un proyecto alternativo de parte de la oposición burguesa, del campo popular y de la izquierda. Los últimos 18 años fueron de una aplicación sostenida del proyecto neoliberal, agroexportador y latifundista, de criminalización de las luchas sociales y de represión a los reclamos populares, con un alto nivel de corrupción e impunidad de los grupos ligados al poder.

A consecuencia de esto se tiene un aparato de Estado que dilapida recursos, no invierte en sectores sociales o de infraestructura, integra mafias internas y es incompetente en casi todos los niveles. En síntesis, es la expresión de una estructura económica determinada y de un sistema de partidos con clientelas.

Una estructura política que supo mantenerse en el poder durante décadas, hoy aparece en las encuestas en segundo lugar detrás de Lugo. Nicanor desesperado, hundido en su fracaso, vocifera y miente sin atemorizar a nadie.

El ex obispo recoge, por una parte, la tradición de un sector de la iglesia católica que estuvo junto a las Ligas Agrarias. El participó del movimiento de la Teología de la Liberación y fue obispo del departamento de San Pedro, el más organizado y combativo de la región Oriental.

Por la otra, hereda la posición histórica de la iglesia de Roma de conciliación y pactos tradicionales con el poder, algo que explica el nacimiento de la Concertación Nacional de múltiples colores y matices, con pocos héroes y muchos villanos, donde la puerta está abierta para todo menos a la izquierda socialista como una aparente receta mágica para ganar en abril de 2008.

Esta situación sólo podrá ser modificada por una gran movilización de masas que obligue a Lugo a enarbolar banderas populares, aunque para ello hace falta un largo proceso y todo parece indicar que el barco está completo como el Arca de Noé.

Mientras tanto su prestigio y su lugar en la encuestas se mantienen muy altos pese a la fragmentación de la Concertación ante el apuro electoralista, la negociación de nombres en las listas y la disputa por formar parte el entorno del virtual presidenciable.

En esta coyuntura muy especial, el movimiento popular tiene una intervención variada, pero sin mucha fuerza, cuyos principales elementos son:

El «encolamiento» de un debilitado y desprestigiado movimiento sindical articulado en el Bloque Social.
El abstencionismo de Paraguay Pyahurâ, abstencionismo que no se sabe adónde va.
La anunciada ruptura del Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido Humanista (PH) con el Bloque Social.
La falta de arranque de la Alianza Patriótica Socialista (APS).
Infinidad de luchas aisladas.

Es muy notorio que hay dispersión y divergencias importantes. Las organizaciones populares de vanguardia sienten el efecto de la represión sistemática de los últimos años. Al mismo tiempo, hay un «apuro» electoral innecesario en varias partes (aún reconociendo la importancia del campo electoral como una forma de lucha más contra el sistema).

Llegar a un acuerdo con la Concertación hoy es imposible, no se puede entrar a un bloque con hegemonía conservadora con el solo discurso de «Lugo y más Lugo», con un indisimulado programa económico neoliberal.

¿Quiénes votaron por la Ley Antiterrorista en Diputados? ¿Quiénes elaboraron la modificación del Código Penal? ¿Quiénes eliminaron la expropiación de las tierras de la Secta Moon en Casado? Y estas son sólo muestras de los últimos meses.

Lograr la caída del Partido Colorado sería meritorio, pero no es suficiente porque lo que se necesita es comenzar a construir un nuevo país y con la Concertación no es posible. La izquierda luguista (P-Mas, Tekojoa) es responsable de lo que está haciendo, en su pragmatismo u oportunismo. Con acuerdos escritos o «ejes programáticos» no se asegura nada.

Con un caldero electoral insoportable, sin embargo, las luchas populares se mantienen por todas partes, lucha por la tierra, de los sintechos, los maestros, los indígenas, los trabajadores de la salud y otros, pero las reivindicaciones por sectores son limitadas aunque existan pequeños triunfos. Hace falta comenzar a construir la unidad en un auténtico Frente Popular.

Un nuevo panorama

La salida de prisión del ex general Oviedo, condenado a diez años de prisión por intento de golpe de Estado, forma parte de un plan elaborado por el presidente Nicanor Duarte con el objetivo de romper la Concertación Nacional (que sin embargo se rompió antes por sus divergencias internas) y lograr apoyo a su candidata Blanca Ovelar, ex ministra de Educación, en las internas del Partido Colorado a realizarse en diciembre próximo.

Como se sabe, la mayoría de los afiliados al partido del ex militar, el Partido Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE), forma parte también del padrón del Partido Colorado.

Oviedo, apenas salió de la cárcel militar de Viñas Cué en las afueras de Asunción, comenzó una intensa campaña política. Negó que su objetivo inmediato sea negociar una alianza con el presidente Duarte (los comentaristas políticos dicen lo contrario) y que participará como candidato en 2008, sin embargo, de acuerdo a la ley electoral no estaría habilitado porque cumple una condena. Un tribunal militar dispuso su libertad condicional por compurgamiento de la mitad de la pena.

El panorama político electoral cuenta ahora con tres campos importantes: Lugo-PLRA, Oviedo-PUNACE y el Partido Colorado. Mientras tanto, las encuentras sigan dando el primer lugar a Lugo, pero aun falta mucha tela que cortar y muchos acuerdos aún podrían surgir.

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(*) Convergencia Popular Socialista

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