Hacia finales de junio, la Mesa de Enlace anunció un Lock Out Patronal con cese de comercialización de grano. La medida interrumpe las instancias de diálogo entre el Gobierno y las entidades del sector. Esta decisión fue ratificada en conferencia de prensa por los titulares de las principales entidades gremiales del país.
El anuncio de la Mesa de Enlace fue presentado por Elbio Laucirica, vicepresidente de Coninagro; Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA); Jorge Chemes, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y Carlos Achetoni, presidente de Federación Agraria Argentina (FAA). Los motivos que se acusan son los derivados del aumento de los combustibles sumados a otros ya tradicionales ligados a la vigencia de los derechos de exportación. Esta acción contenciosa se suma a una serie de movilizaciones convocadas desde diversos actores del sector desde los inicios mismos de este gobierno. Para comprender en mayor profundidad la situación del sector, conversamos con Pablo Paillole, productor cordobés y Director del distrito sexto de Federación Agraria. Como integrante del espacio Bases federadas, junto con otras organizaciones, plantean una fuerte crítica a la actual conducción de las entidades agropecuarias y a la Mesa de Enlace. Entre los aspectos más importantes de su señalamiento está la ausencia de la agenda agraria en el debate político argentino desde de la década del 70’, cuando Horacio Giberti presentó el último gran programa agrario.
¿En qué condiciones está la discusión agropecuaria en la Argentina?
Nosotros somos un país agropecuario donde el 60% de las exportaciones argentinas son de base agropecuaria y donde se discute muy poco la política agropecuaria. Vienen las campañas electorales y se habla de inseguridad, del precio del dólar y de educación, pero de la cuestión agraria se discute poco. Por lo tanto, es un tema que muchas veces está afuera de la agenda pública. Inclusive está muchas veces invisibilizado. Peor aún, cuando se habla del “Campo” se le menciona como si fuera uno solo. Como que el campo es un bloque y todos los productores somos parte de él. Ese es el gran triunfo que ha tenido la derecha y los grupos concentrados: presentar al campo como un todo homogéneo y no ver que en el campo hay distintos actores. Cuando vos hablas del campo hay que ver cómo la están pasando cada uno de los actores, no se puede hablar en general.
En el campo vos tenés en primer lugar los trabajadores rurales, los que están nucleados en UATRE. También tenés los contratistas agrarios, los tractoristas, los sembradores, que son los empleados de los grupos concentrados y los pooles de siembra. Tenés por otro lado a los pequeños productores y los agricultores familiares. Después tenés a los grandes productores y a los terratenientes. Por último, tenés los grandes terratenientes –personas con más de 20.000 hectáreas de tierra– y a los pooles de siembra, que son los actores más grandes. Entonces, hay que tener presente que el campo no es uno solo. Cuando se habla de la realidad del campo hay que tener en cuenta de qué sujeto agropecuario estamos hablando. Cuando se engloba a todos los actores del campo en alguna generalidad se terminan cometiendo grandes injusticias. Esa lectura es la base del error cuando luego no se segmentan las políticas agropecuarias. Por lo tanto, la política fiscal es la misma para el pequeño productor, para el pool y para el gran terrateniente. Esa es una concepción que hay que tratar de eliminar.
¿Qué lectura hacen de la situación actual desde Chacareros Federados?
El gran debate que hay hoy en política rural es quien va a llevar a hacer la producción agropecuaria: si la van a hacer 3000 grandes empresas o la van a hacer un millón de pequeños y medianos productores. Ese es el corazón del debate agrario actualmente. En esa discusión hoy se viene orientando a que la van a hacer 3000 grandes empresas. El gran problema que tiene hoy el campo y la economía en general es la enorme concentración que se está dando. Hay una enorme concentración en la propiedad de la tierra, como indican los datos del último censo agropecuario, donde 6900 explotaciones tienen casi el 50% de la tierra en Argentina. Por otro lado, el 1% de las explotaciones tiene el 36% de la tierra. La concentración en el tema de tenencia de la tierra es enorme.
A ese fenómeno de la concentración de la tierra se le presenta como contemporáneo el fenómeno de la concentración de la producción. Antes estaban las grandes estancias y dentro de ellas miles de pequeños y medianos productores, aparceros, arrendatarios rurales, o sea, había concentración de la tierra, pero estaba diversificada la producción. Ahora el fenómeno que se está dando es el de la concentración de la producción, en la cual ese aparcero, ese arrendatario o pequeño productor de 50 hectáreas está desapareciendo. Por otro lado, se ve la irrupción con mucha fuerza de los pooles de siembra: Los Grobo y MCI, entre otras, que son empresas que trabajan de 80.000 a 100.000. Ese avance siempre costaba más en lugares como el sur de la provincia de Santa Fe o en Córdoba porque había más subdivisión de la tierra. Pero ahora el fenómeno que se está dando es que en pueblos con 15.000 o 20.000 hectáreas, en el distrito, donde antes había 300 productores, hoy hay 7 o 8 empresas agrarias que trabajan el 70% del distrito. Una parte de los pequeños productores se transforma en rentista. Esta concentración se ve en los diferentes granos. Por ejemplo, hoy existen en todo el país 35.000 productores de trigo, de los cuales 4000 producen el 85% del trigo en Argentina.
El gran problema que estamos teniendo es que la concentración está produciendo un desplazamiento de los pequeños y medianos productores. Cuando hay tanta concentración en contrapartida lo que hay es desaparición de la producción ¿Cómo enfrentamos este fenómeno? Nosotros decimos que para enfrentar la concentración en la propiedad de la tierra y en la producción hacen falta políticas públicas diferenciadas. No se puede tratar de la misma manera a un pequeño productor que a un gran productor, a un gran pool de siembra o gran terrateniente. Necesitamos políticas específicas para cada uno de ellos. No se le puede cobrar las mismas retenciones a Grobocopatel Hnos. que a un productor de 100 hectáreas de San Jerónimo Sud. Si el pequeño productor paga cero retenciones se vuelve mucho más competitivo que el grande. Tener una política diferenciada es un antídoto a la concentración.
Para el miércoles 13 de julio se vino fraguando una movilización convocada por la Mesa de Enlace ¿Ves que existan motivos para esta movilización?
Nosotros desde Bases Federadas venimos planteando, a luz de lo conversado, que hay intereses contrapuestos entre el pequeño productor y el pool de siembra. Por lo tanto, si son intereses contrapuestos los programas son distintos. Uno va a una protesta con un programa. Si el problema central es la desaparición de los pequeños productores como efecto de la concentración yo tengo que ir a pedir medidas que favorezcan a este sector para hacerlo competitivo y enfrentar la concentración. Si voy a pedir una segmentación de las retenciones ¿puedo hacerlo junto con las organizaciones que representan los intereses de los sectores concentrados? Está claro que no. Por eso, nuestra posición es que no se puede impulsar la cuestión dentro de la Mesa de Enlace, porque allí hay intereses contrapuestos. Ir a una protesta con la Mesa de Enlace termina diluyendo el programa de los pequeños y medianos productores para terminar siendo una cuestión de carácter tributario en favor de los grandes actores y no de los chicos. Muchas veces sucede que la Sociedad Rural Argentina termina usando a los pequeños propietarios para los reclamos que le son propios.
Participar de esta movida dentro de la Mesa de Enlace es algo con lo que nosotros no estamos de acuerdo. Hay motivos para protestar, pero con el programa que manejamos nosotros: que se segmenten las retenciones y se impulse una Ley de Arrendamiento rural. No puede ser permitido que un hombre alquile 70.000 hectáreas y otro no pueda alquilar un pedazo de tierra, no puede ser que el hijo de un productor agropecuaria se tenga que subir arriba de un camión o tenga que trabajar de tractorista o en una máquina cosechadora porque no puede alquilar un pedazo de tierra. Por lo tanto, necesitamos una ley de arrendamientos. También necesitamos que se reglamente la Ley de Agricultura Familiar. Nosotros tenemos motivos para ir a protestar, con este programa, pero este no fue el que se llevó a cabo el 13 de julio.
Entonces, ¿qué lectura hacen de lo que se plantea desde la Mesa de Enlace?
Nosotros lo que vemos es que la MdE en los últimos tiempos, y sin ocultarlo, se ha transformado muchas veces -o cuando aparece en momentos de cierta conmoción política– en una pata gremial del PRO. Lo hemos visto en los actos. Se vio particularmente en el que fue el antecedente a este que se va a hacer ahora, que se hizo en la Autopista Rosario-Buenos Aires, donde apareció directamente la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, arriba de un caballo. En el acto que hicieron en Plaza de Mayo, entre los autoconvocados no solo estaba Patricia Bullrich, sino Espert y Larreta.
El programa de la MdE no nos contiene y muchas veces hay muchos políticos que intentan llevar pequeños y medianos productores hacia la salida política que propone el PRO. Nosotros vemos este tema de una manera muy diferente. Si queremos resolver los problemas de la desocupación y la pobreza en la Argentina hay que hacer profundas transformaciones en el campo. Hay que dejar de ver al campo como una fuente de recursos y con ellos hacer políticas progresistas en otras áreas, es decir, hay que ver el campo como un lugar de desarrollo. Si hay una buena política de tierras –una ley de arrendamientos, políticas de colonización–, entendiendo por esto una buena democratización de la tierra, no solo en la propiedad sino en la producción, podemos generar miles de puesto de trabajo, pero no en el Gran Buenos Aires o en el Gran Rosario, más bien en el interior profundo. Lo que estamos viendo es que hay una expulsión del campo hacia las grandes ciudades y hay que frenar ese proceso. Esto se logra con políticas que vengan a democratizar no solo la propiedad de la tierra sino también la producción. No se pueden resolver la pobreza y la desocupación si no se toman medidas de fondo en el campo, esto es fundamental.