El 30 de abril, la CGT reunió a más de 300.000 personas en la 9 de julio para apoyar un modelo que los incluyera. El 18 de septiembre, en Mar del Plata, más de 100 gremios fijaron su posición. La reconstrucción de Movimiento Obrero organizado y el papel central que quiere cumplir en el PJ.
El 30 de abril hubo un quiebre en el movimiento obrero, ese día la CGT reunió más de 300.000 personas en la 9 de julio para apoyar un modelo que los incluía. Los trabajadores volvieran al centro de la escena política nacional. Esto les retempló el espíritu y les generó un desafió: recuperar la esencia del peronismo y sus raíces históricas. El punto de partida fue el congreso realizado en Mar del Plata el pasado 18 que dejó un documento que fija la posición de más de 100 gremios al respecto. Revista Zoom conversó con Horacio Ghilini, Secretario General de SADOP, para que explicara por qué los sindicatos quieren recuperar la política como herramienta de transformación social.
-¿Cuál fue el objetivo en Mar del Plata?
– En principio con la voluntad de salir al ruedo político, algo que siempre existió especialmente en los que venimos del MTA. Es por un tema de concepción sindical, o sea por una idea de que el sindicalismo, desde una óptica peronista, no puede quedarse solo en reivindicaciones. Este evento del 18 surgió de un análisis post elecciones del 28 J y que fue evaluar con objetividad desde nuestro punto de vista, así concluimos que teníamos 4 representantes en ámbitos parlamentarios antes del 28, y ahora hay 17 en todo el país en distintos estamentos. Esto nos llevó a la conclusión de que nosotros no habíamos perdido y esa discusión de que si se ganó o se perdió tiene mucho que ver con el tipo de análisis que uno hace y con el tipo de expectativas que uno tiene. Es lo que trabajamos en una cena post electoral, y nos dimos cuenta que nosotros no estábamos decaídos por el resultado. Fue en parte por el éxito contundente de la marcha que habíamos realizado el 30 de abril en la 9 de Julio, en donde muchos gremios hasta lo habían saboteado y en la que fue una marcha fue muy pacífica y alegre. Nosotros, que tenemos un gremio de clase media, nos habíamos puesto un techo y superamos las expectativas, la gente quiso venir y nos resultó fácil la movilización, ya que había una necesidad expresa. Encima teníamos la información de que iba a haber algunos hechos de violencia porque a la política el sistema la quiere farandulizar, llevarla al territorio de lo mediático. Entonces va a querer impedir que haya plazas y gente en las calles y se busca atemorizar con la violencia para desmovilizar.
La marcha de la 9 de julio tuvo la contundencia de darse cuenta que se puede ganar la calle pacíficamente, con alegría, de que la gente está deseosa de manifestarse y expresarse más allá del discurso de Moyano desde lo sindical. Así que el punto de referencia nuestro es esa marcha, que no nació espontáneamente y desde ahí para nosotros la elección fue algo más relativo. De ahí nos propusimos ocupar un espacio vacante, el peronismo necesita un liderazgo, una construcción aún adentro del PJ.
– Ese lugar en el movimiento obrero lo ocupaba las 62 organizaciones, que ahora dirige el Momo Venegas.
– Las 62 nunca agarraron cuerpo y hay muchos compañeros que dudan que puedan renacer y hay allí una discusión histórica. Las 62 tuvieron una época de gloria y de auge porque estaba el peronismo proscrito y la CGT intervenida y el eje de concentración del poder se hacía desde ahí. Sin embargo, hoy el problema del peronismo y el PJ no es la proscripción sino el vaciamiento, la desmovilización, el pejotismo diríamos, pero que es una patología distinta a la proscripción. La CGT puede estar condicionada por los gordos u otros factores, tampoco es la CGT de los Argentinos pero está, y Moyano ha expresado claramente en el gobierno de Kirchner que hay un control del conflicto social, ya que él conduce el movimiento obrero indiscutiblemente. Esto se nota en la relatividad que ha cobrado el CTA, que en un determinado momento parecía que se quedaba con la representación de la clase trabajadora. Moyano ha podido conducir esto desde ahí y yo tengo dudas de las 62, ya que refundar un instrumento desde lo nostálgico me parece que no va y lo que a nosotros nos interesa es ocupar el espacio político. Una confrontación al interior de una institución que esta desinflada es todo costo para nosotros y el enemigo lo tomaría como una confrontación Venegas-Moyano.
Sin creernos dueños del movimiento, pero con la convicción de la trayectoria que luchamos desde el MTA, nos parece que es oportuno hoy fijar lo que nosotros llamamos las orillas y los límites del peronismo, que no es todo, ni una máquina de ganar elecciones. El peronismo tiene una doctrina y una ideología para tener un posicionamiento político concreto, por ejemplo ahora con la ley de radiodifusión y ayer con la 125. Más como peronistas que como aliados del gobierno, y desde ahí no podemos callarnos la boca porque hay una historia. Estos 100 gremios tuvimos la voluntad política de hacer este congreso reivindicando un poco la metodología de la discusión política y no quejamos de que en el PJ no la hay. Por eso hicimos esta jornada en Mar del Plata, un evento para la discusión.
– ¿Fue selectiva la participación?
– En el Sindicato de Luz y Fuerza teníamos 10 salones para que sesionen 10 comisiones y por eso fueron 500 personas, es decir de los100 gremios fueron 5 de cada uno, ya que quisimos hacer un evento cualitativo de cuadros, de las comisiones directivas y nos pusimos bastante estrictos con el tema para que se pueda desde las 10 de la mañana a las 5 de la tarde plantear los temas en cada comisión y con su coordinador. Como lo hicimos alguna vez en La Falda en los congresos del MTA, así que hay alguna experiencia de eso. El objetivo fue hacer una declaratoria como la de la CGT del 1º de mayo, la de Huerta Grande o la de Ubaldini y que tuviera una plataforma que generara compromiso.
– Con esa marcha el movimiento obrero entró en el centro de la escena política del país, ¿Este congreso es el paso para consolidar esta coyuntura con una propuesta concreta de la CGT hacia este modelo?
– Por la expectativa que se generó detrás de esto y las respuestas que hubo de parte de la organización de los compañeros y la gente que quiso participar, eso nos obligó metodológicamente a generar una respuesta. En realidad, hicimos este congreso en Mar del Plata, pero de acá a abril de año que viene están planificados cada 50, 60 días, distintos encuentros, y ya tenemos fecha para el 8 de octubre en el Luna Park, el 17 de noviembre en Córdoba, en febrero en Necochea y después en el NOA. Hay mucha demanda de eventos, lo que nos pone en un problema de planificación, esto responde a que el movimiento obrero que está madurando y necesita exportar poder a un PJ en crisis, que sufrió un vaciamiento. El peronismo perdió su identidad por estar detrás de los candidatos que mejor se posicionaban de acuerdo a la sociometría y a las encuestas, lo que significa que los peronistas nunca nos sentimos conformes con las definiciones políticas. Por ejemplo, en De Narváez ¿cuál es su peronismo? ¿haber comprado con 150.000 dólares los bienes de Perón? Al peronismo no lo podés comprar aunque seas dueño de los libros y la biblioteca de Juan Perón. Esto nos pasa por no lograr imbuir de una mística militante que transforme las estructuras del partido y lo ponga al servicio de la causa movimientista y no en favor del electoralismo.
– ¿Qué posición tiene el movimiento obrero sobre la reforma política?
– Te puedo decir cuál es el concepto de algunos. En principio, lo de internas abiertas parece más una cuestión disyuntiva, es decir el peso del aparato cerrado, como coto de caza, versus internas abiertas, pero también para ir a una especie de peronismo light en donde nos definan quienes son los candidatos de los buenos modales del extra peronismo. Esa no es la salida y personalmente creo que no hay que ir a internas abiertas. Sin embargo, para democratizar la estructura partidaria hay que hacer internas. La renovación, que en su fundación fue algo muy noble, nos trajo a Di Tella y a Cavallo. Eso fue el entrismo, una palabra que usaron para la izquierda pero que en realidad nos lo hicieron por derecha con María Julia, con lo que al final los que terminaron metiéndose en el PJ fueron los neoliberales. Nosotros creemos que hay que hacer una reafiliación en el partido, y que debe haber internas. En eso estamos confiados porque tenemos experiencia en fiscales, urnas y elecciones. No somos unos caídos del catre que desde fuera del PJ queremos entrar a tallar.
– ¿Como se estructura la representación y política a partir de ahora, es decir como se crea una cuestión de poder?
– Los gremios fueron de los primeros que sufrieron la crisis de representatividad, y no solo porque el enemigo nos atacó siempre, por la lógica de que el mejor sindicalismo para el liberalismo es el que no existe. La cuestión fue que la revolución tecnológica cambió la eficacia del paro, es decir frenar la producción era un objetivo muy fuerte en un sistema productivo en donde el patrón perdía plata si vos le parabas la máquina. Pero llegó un momento posindustrial en el que el mismo patrón por problemas de stock u otra cosa era el que provocaba el paro, por lo que el sindicalismo eficaz pasó a ser el que gana a la opinión pública y el que se hace oír con un corte de calle más que con una toma de fábrica. Esto provocó un desplazamiento de los métodos de lucha, para volver a rescatar la credibilidad de la eficacia de las medidas. Por eso la credibilidad del dirigente sindical estuvo cuestionada hace algunos años; después, por una serie de factores, se empezó a minar las bases de la política en general y ahí la crisis de representatividad. La que no está planteada por los que a mí me votaron, sino que hay que llegar al corazón. Es decir se expresa porque está diciendo en forma concreta lo que la gente quiere expresar y no le sale. Ese es el núcleo de la representación; si un dirigente social consigue sintetizar a la militancia y a los que los demás están esperando de él, en realidad se convierte en representativo. Yo creo que este ha sido un poco el fenómeno de Kirchner.
– Esta crisis de representación no viene de ahora, se arrastra.
– En los ochenta, en provincia de Buenos Aires, a nosotros nos preocupaba la cafieradora y Menem expresaba un peronismo no liberal, pero después hizo todo lo contrario. Por lo que no se justifica tener modos ingenuos de brindar apoyos y cheques en blanco, pero esto significaría apostar más a la conducción política, a la estructura y a ser más condicionantes. Esto es parte de la construcción política a la que uno debe apostar, y no a ser una especie de espectador que al final se deja seducir.
– ¿El peronismo todavía se siente huérfano desde que murió Perón?
– En vida del General, era una gran traición el “peronismo sin Perón”, porque en el fondo era discutir su liderazgo e ir contra el peronismo. Sin embargo, luego de su muerte lo loco será un peronismo con Perón. Tuvimos que enviudar para lograr esa madurez y ese pasito que él preparó y anunció en sus escritos y a lo que uno no le daba bola. Es salir del personalismo para pasar a la institucionalización de la construcción del poder, y esto Perón mil veces lo advirtió. El problema es que por más que se institucionalice el poder, la idiosincrasia de lo americano y lo argentino –por una serie de factores que tienen que ver con la colonia y lo mestizo– tiende a lo caudillezco y a personalizar mucho el poder y esta es una tendencia natural fuerte. Pero tampoco nos tiene que gobernar algo como lo que yo llamaba la cafieradora, sólo un grupo de tecnócratas. Entonces la construcción de liderazgos con equipo es un desafió de la política.
– ¿El sindicalismo argentino va hacia un camino de unificación continental?
– Nosotros somos concientes de que si no tenemos una clara política de integración no podemos resolver la política nacional. No es, arreglemos primero en casa y después veamos lo que pasa en el mundo; en realidad es al revés: como estemos parados en el mundo nos llevará a solucionar los problemas de casa. A punto de que la posición que ha tomado la Argentina en los últimos tiempos de invertir en UNASUR, de transformar MERCOSUR en algo más político que en un acuerdo comercial, desde lo sindical debemos abonarlo. En nuestro caso, los docentes, hasta el año pasado tuvimos la Federación Latinoamericana de Trabajadores de la Educación y la Cultura y estamos resistiendo al pensamiento único mundial de unidad sindical basado en la unipolaridad. Nosotros somos conducción de la Federación y la semana que viene hay un evento en San Pablo que se llama “Nuestra América” con muchos gremios de izquierda e independientes donde está madurando cierta composición de una central latinoamericana.
– ¿La CGT va a jugar políticamente en el peronismo de la Capital Federal?
– En las reuniones que yo he estado se aprobó en octubre un acto en el Luna Park y cada gremio va a abrir como mínimo dos Unidades Básicas, le vamos a dar una vida permanente independientemente de las coyunturas electorales. Esto por comunas significa un aterrizaje territorial muy grande, no digo que los 100 gremios que fuimos a Mar del Plata pongan dos básicas cada uno en Capital, pero más de 60 somos, y esto significa una cuestión muy importante. Como tener bien en claro para que nos sirve lavarnos la cara muy progresistamente, si después perdemos en el sur (de la ciudad de Buenos Aires) por no tener el voto peronista. La idea es empezar por el tema de la identidad y tener alguna capacidad de armar algún frente. La experiencia que hemos tenido algunos gremios en la ultima elección, desde el punto de vista de la militancia, fue muy positiva, ya que hay un reverdecer en peronismo en Capital Federal. Aunque no es un distrito sencillo.
– ¿En principio van a ir por el partido a nivel de Capital?
– Si seguramente. Claro que la cuestión instrumental del partido va a depender de cada distrito, o sea, si hay internas y no nos dejan entrar vamos a hacer otra cosa. Aunque la idea es ir por el partido y en muchos distritos se puede llegar a ganar y acá es uno de esos, pero habrá que hacer alianzas y trabajar mucho. Por un lado está la ventaja de lo sindical, que tiene aparato y organización, lo que no quita que también tengamos nuestros vicios y macanas. Y para ganar hay que construir movimientísticamente y sumar a los movimientos sociales, que es un sujeto emergente que hay que considerar y eso significa tener objetivos claros. Como rescatar a las Unidades Básicas para que no sean un Comité, sino un lugar que tenga que ver con la promoción social y recuperar ese sentido. Ha habido una liberalización del peronismo en nuestra conducta y hay que tratar esto desde otro lugar, para que haya formación y discusión política. La idea de que esto tenga vida fuera de la coyuntura electoral, sería un símbolo muy fuerte en busca de recuperar la política que nos quitó el neoliberalismo.