NOCHES ALEGRES, MUCHACHAS TRISTES


En el año 1876, de la mano del prohombre de la generación del ’80 Eduardo Fidanza, se implementó en Tandil la legalización de la prostitución.
Fuertemente engarzada con el discurso cientificista de la época, la reglamentación recaló en este “antiguo pueblo de frontera” que se convertía en ciudad a pasos acelerados, no con la intención de erradicar la prostitución sino de modificar su aspecto higiénico.
Basada en una amplia bibliografía, fruto de años de investigación académica, Karina Carreño reconstruye los avatares de los primeros años de la historia de Tandil, a través de este premiado libro con el cual obtuvo su licenciatura.

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